Ley de Promoción Agraria debe continuar

Se inicia debate en el Congreso alrededor de esta norma

En las próximas semanas la Comisión de Agricultura del Congreso de la República debatirá si la Ley de Promoción Agraria (Ley 27360) se seguirá extendiendo o no. Vale recordar que la mencionada ley, promulgada en el 2000, solo tiene una vigencia hasta el 2021, y que la mencionada comisión del Congreso —presidida por Bienvenido Ramírez e integrada por congresistas de diversas bancadas, entre ellas el Frente Amplio— determinará si se debe prorrogar.

Dirigentes de algunos gremios, entre ellos de la Asociación de Exportadores (ADEX), han recomendado a la Comisión de Agricultura que la vigencia de la Ley de Promoción Agraria se extienda hasta el 2050, debido a los múltiples beneficios y efectos sobre el empleo en el campo, la reducción de pobreza y el otorgamiento de derechos sociales. No obstante, algunas voces desde el Congreso, sobre todo desde la bancada del Frente Amplio —como el parlamentario Hernando Zevallos—, han llamado a la derogatoria de esta ley.

Ahora bien, desde este portal creemos que la Ley de Promoción Agraria debe continuar porque como jamás en la historia hay una revolución en marcha en el campo: se ha reducido pobreza, han emergido nuevas clases medias y el sector se ha modernizado. Hoy, por ejemplo, la agroexportación significa alrededor de un quinto de las exportaciones, y para el 2021 podría llegar a US$ 10,000 millones. La promulgación en el 2000 del Régimen de Promoción del Sector Agrario, que declara como interés prioritario la inversión en dicho sector, es una de las explicaciones del desarrollo y dinamismo de la agroexportación en los últimos quince años.

Basta observar las cifras gruesas para saber que el perfil del Perú como país agroexportador ha cambiado de manera radical. Según cifras de Comex las exportaciones agrarias pasaron de US$ 269 millones en 1993 a US$ 4,238 millones en el 2014. Un estudio de Apoyo Consultoría para la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP) señala que, entre los años 1999-2010, se crearon más de 1.42 millones de puestos de trabajo. El capital y el trabajo volvieron al campo, y la agroexportación se ha convertido en uno de los pilares que sostiene la economía peruana en un contexto de desaceleración mundial.

No solo sucedió que el sector volvió a ser productivo y competitivo. Además se otorgaron derechos sociales y laborales a peruanos que no los tenían. El Régimen de Promoción del Sector Agrario otorga beneficios tributarios y laborales a las personas jurídicas o naturales que realicen emprendimientos de tipo agroindustriales o de actividad avícola. Sobre los beneficios tributarios, el régimen establece que se pagará el 15% por concepto de impuesto a la renta y se puede recuperar de forma anticipada el impuesto general a las ventas (IGV). En cuanto a los beneficios laborales, el régimen estipula que los trabajadores contratados bajo la ley tendrán un jornal diario, en el que se incluye la compensación por tiempo de servicios (CTS) y gratificaciones por Fiestas Patrias y Navidad. Asimismo, se les asigna quince días de vacaciones remuneradas, indemnización por despido arbitrario, aporte al seguro —equivalente al 4% de la remuneración mensual—, derecho a la libertad sindical y jornada de trabajo de ocho horas diarias y 48 a la semana. ¿Alguien duda que el régimen debería continuar?

A todo lo anterior debemos sumar que hoy se han desarrollado empresas modernas, con accionariado difundido y que cotizan en bolsa, en comparación con los “barones del azúcar” de la vieja república de las oligarquías. El respeto a la propiedad y los contratos han sido la principal causa de que hoy tengamos un sector fuerte que, a pesar del fenómeno de El Niño costero, sigue exportando a cifras aún mayores (5% más que el trimestre del 2016).

La Comisión de Agricultura del Congreso debe refrendar la Ley de Promoción Agraria y extender su vigencia hacia el 2050. Todos los números señalan que la prosperidad ha llegado al campo, a pesar de las cegueras ideológicas de la izquierda de viejo cuño marxista.