El miércoles pasado se frustró la aprobación del ...
De acuerdo al Ministerio de la Producción (Produce), al cierre de la primera temporada de pesca de anchoveta 2017 se capturaron 2.37 millones de toneladas. Como ya se informó en este portal, la cuota asignada equivale a 2.8 millones de toneladas de anchovetas. Los resultados, entonces, de la primera temporada representan el 86% de la cuota, lo que significa un incremento bastante considerable que alienta al sector y a la economía nacional. Según datos publicados por Produce, el sector pesquero crecerá en 65% para finales del 2017 y, de acuerdo a la Sociedad Nacional de Pesquería, la pesca de anchoveta llegará a los cinco millones de toneladas. Si tales proyecciones son ciertas, el sector pesquería sumará el 1.5% del PBI nacional. Una estupenda noticia que alienta a la economía nacional.
Es bueno recordar que durante el quinquenio de Ollanta Humala se establecieron normas que detuvieron el crecimiento del sector pesquero. Los decretos supremos DS 005-2012-Produce (decreto derogado) y DS 011-2013-Produce (decreto declarado inconstitucional por el Poder Judicial) prohibían la pesca industrial antes de la milla diez en los litorales centro y norte, y antes de la milla cinco en el sur. El radicalismo ambiental —que se impuso en el gobierno nacionalista— diseñó la normativa sin ningún sustento técnico, aduciendo que la promoción de la pesca de anchoveta debe tener como objetivo el consumo humano. Un enfoque fuera de la realidad que no solo sirvió para reducir las toneladas de pesca industrial que se habían proyectado, sino que además sirvió para que los pescadores artesanales fueran parte de una cadena proveedora que en lugar —como se decía— de servir para el consumo humano, terminaban en ciertas industrias.
Al respecto vale recordar también que antes del humalismo, entre los años 2001 y 2011, la producción de pesca alcanzó los 6.8 millones de toneladas al año, y que entre el 2011 y 2016 solo se pescaron cuatro millones de toneladas. Sin lugar a dudas una caída importante como consecuencia de esos dos decretos supremos promovidos por ecologismo radical que, con el pretexto de “proteger la biomasa”, solo buscaban detener la producción industrial de harina de pescado con el objetivo de ralentizar la economía y crear un escenario favorable para las propuestas antisistema el 2021.
Queda claro entonces que los cuestionados decretos supremos detuvieron el incremento de la pesca de anchoveta durante su vigencia y no sirvieron para el pretendido consumo humano. Ilusión creada por ese ambientalismo ideológico que se da maña para perjudicar de diversas formas a la industria nacional. Tales decretos supremos son una muestra de cómo las políticas equivocadas pueden detener no solo el impulso del sector pesquero, sino también de otros sectores; como la minería y petróleo, que se encuentran constantemente amenazados por una clara ideología antisistema que, por medio de regulaciones y controles, impide el desarrollo y crecimiento del país.
Aun cuando las noticias son alentadoras, un sector minoritario persiste en liquidar la pesca industrial, sobre todo la pesca de anchoveta. Ese sector de supuestos “sindicatos” no descansa, e insiste en denuncias falsas como la de “depredación masiva” del recurso anchovetero y la captura de juveniles a diestra y siniestra. De acuerdo a Imarpe sabemos que eso no ocurre, que no hay tal depredación, porque luego de la primera temporada de pesca la biomasa de anchoveta es hoy 7.8 millones de toneladas; es decir, que la sostenibilidad del recurso está asegurada, que sí es posible alcanzar esos cinco millones de toneladas estimadas de producción. El ambientalismo ideológico oculto tras bambalinas, impulsa a ciertos “dirigentes” de los pescadores artesanales a seguir demonizando a la pesca industrial, tan necesaria para el desarrollo nacional, el crecimiento económico y la reducción de pobreza.
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