Enclavado en el distrito de La Encañada, región Cajamarc...
La importancia de la minería en la economía peruana es innegable. Durante décadas, la minería ha sido una fuente clave de ingresos y empleo en el país. Y a pesar de ser uno de los motores económicos del país, la minería ha enfrentado obstáculos tanto a nivel gubernamental como social que han frenado su crecimiento. En los últimos años, hemos sido testigos de un descenso en la inversión minera, en gran parte debido a una serie de factores que van desde los cambios políticos en el Gobierno hasta los conflictos sociales que han surgido en torno a proyectos mineros específicos.
El discurso antiminero que ha ganado influencia en el país en los últimos años ha llevado a la detención de proyectos mineros sin una justificación clara más allá de posiciones ideológicas anticapitalistas. Iniciativas como Conga en Cajamarca y Tía María en Arequipa se han visto afectadas por esta tendencia. Esto ha generado incertidumbre en el sector minero y ha restringido el desarrollo de proyectos que podrían beneficiar tanto a la economía nacional como a las comunidades locales.
La pobreza en el país ha alcanzado el 27.5% de la población, afectando a más de nueve millones de peruanos. La oportunidad perdida de elevar a estas personas fuera de la pobreza es un trágico resultado de los obstáculos que enfrenta la minería en el Perú. Para superar estos desafíos, es esencial que se fomente un diálogo constructivo y se busquen soluciones que permitan avanzar a los proyectos mineros. La minería puede ser una fuente importante de desarrollo económico y bienestar social, siempre que se aborde de manera responsable y sostenible. Las empresas mineras, el gobierno y las comunidades locales deben trabajar juntos para encontrar un equilibrio que beneficie a todos los sectores de la sociedad.
Uno de los proyectos más destacados en este contexto es Tía María, una esperanza de un impulso económico significativo para la región Arequipa. Con una inversión de US$ 1,400 millones, se espera que este proyecto genere alrededor de 120,000 toneladas métricas de cobre (TMC) al año y aporte más de S/ 300 millones en canon y regalías. Además, se proyecta que Tía María genere más de 9,000 empleos en su zona de influencia. Sin embargo, a pesar de haber cumplido rigurosamente con todos los requisitos técnicos y legales, el proyecto ha enfrentado una serie de obstáculos.
En el caso de Tía María, se ha logrado obtener todas las autorizaciones requeridas, incluyendo la tan debatida "licencia social". Además, el proyecto se encuentra en una ubicación geográfica única que evita muchos de los cuestionamientos típicos que se plantean a los proyectos mineros en el Perú. Al estar en un desierto, al nivel del mar y rodeado de rocas impermeables, no se encuentra en una "cabecera de cuenca" ni cerca de zonas agrícolas, lo que reduce significativamente los posibles impactos ambientales y conflictos con la agricultura.
Por otro lado, el panorama económico de la región Cajamarca ilustra de manera dramática cómo la falta de inversiones mineras perpetúa la pobreza. Esta región tiene el 44.3% de su población sumida en la pobreza, y 16 de los 20 distritos más empobrecidos del país. Paradójicamente Cajamarca posee el potencial de tener uno de los ingresos per cápita más elevados en el Perú y podría acercarse rápidamente al umbral del desarrollo. ¿Cómo es esto posible? Cajamarca tiene una cartera de inversiones mineras que supera los US$ 18,000 millones, abarcando proyectos como Conga, La Granja, El Galeno, Michiquillay, entre otros. La mayoría de estos proyectos permanecen en estado de postergación o retraso debido a la violencia antiminera.
De todos los proyectos mencionados, el más conocido es Conga. En 2011, la construcción de Conga fue detenida, a pesar de que la empresa concesionaria, Yanacocha, había cumplido con todos los requisitos legales. Conga es uno de los proyectos mineros más minuciosamente estudiados en el Perú, a lo largo de más de 13 años. El Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Conga fue aprobado por el Ministerio de Energía y Minas en octubre de 2010. Incluso el Gobierno peruano encargó un peritaje, llevado a cabo por tres peritos internacionales y publicado en abril de 2012, que confirmó la solidez técnica del EIA y su cumplimiento de las normas peruanas e internacionales. Sin embargo, la intervención del Gobierno de Ollanta Humala, impulsado por intereses políticos, provocó el cierre del proyecto.
Conga no solo generaría alrededor de 7,000 empleos durante su fase de construcción, sus regalías superarían los US$ 680 millones a lo largo de su vida útil, generando más de US$ 2,000 millones en impuestos. La mitad de este monto se destinaría a la región de Cajamarca, a través del canon minero. El relanzamiento de Conga y otros proyectos similares sería una oportunidad significativa para transformar la región y combatir la pobreza en Cajamarca, beneficiando tanto a la población local como al país en su conjunto.
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