Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
En la actual coyuntura de la economía peruana, en plena recesión y con la pobreza en ascenso, resulta cada vez más evidente que nuestro desarrollo como país –la generación de empleo, la reducción de la pobreza y a la mejora las condiciones de vida– se encuentra estrechamente ligado al desempeño del sector minero, y especialmente a la extracción y producción de cobre. Pero a pesar de las vastas reservas de este metal en el país, y de la perspectiva de la escasez global de este metal, los mayores obstáculos se presentan cuando los proyectos mineros intentan pasar de la etapa de exploración a la de explotación.
Según el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), el país cuenta con un portafolio de inversión que asciende a US$ 53,000 millones, distribuidos en 43 proyectos mineros. Entre ellos, los proyectos Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca, de una u otra manera, son emblemáticos porque marcan un punto de inflexión en el crecimiento de la economía nacional y el desarrollo de las inversiones mineras. No se exagera si se sostiene que a partir del bloqueo de estos proyectos comenzó el declive de la economía nacional: se comenzó a crecer con tasas debajo del 3% del PBI, se empezó a reducir pobreza en apenas un punto porcentual anual y se detuvo el flujo de inversiones que hubo en la primera década del nuevo milenio.
¿Cuál es el principal problema para relanzar los proyectos mineros? A nuestro entender es la falta de Estado de derecho en la mayoría de las zonas mineras, en donde pequeñas minorías del radicalismo antiminero y anticapitalista utilizan la violencia para bloquear carreteras, puentes y asaltar las concesiones mineras. ¿Qué argumento racional existe para seguir bloqueando el desarrollo de Conga y las demás minas del llamado cinturón de cobre del norte? Ninguno, más allá de la propaganda y las leyendas del radicalismo antiminero. El estudio de impacto ambiental de Conga, incluso, fue sometido a un arbitraje internacional para despejar dudas, pero de nada valió para el extremismo.
Otro de esos grandes proyectos largamente postergados es Tía María, ubicado en Arequipa, con una inversión de US$ 1,400 millones y con una proyección de producción anual de alrededor de 120,000 toneladas métricas de cobre (TMC). El proyecto no solo generará empleos en su área de influencia, superando los 9,000 puestos de trabajo, sino que también contribuirá al país con más de S/ 300 millones en concepto de canon y regalías. Este flujo económico fortalecerá tanto la economía regional como la nacional, brindando oportunidades y mejoras en la calidad de vida.
A ello hay que añadir que Southern está desarrollando un novedoso y audaz proceso de socialización, promoviendo la modernización y tecnificación de las actividades agro-ganaderas, logrando el reconocimiento de los pobladores del Valle de Tambo a través de la campaña “Agro y Minería: Juntos por el Bienestar de Todos”. Asimismo, Southern desarrolla programas sociales y trabajo comunitario en base al diálogo abierto y transparente con la población. Cualquier duda debe ser aclarada en base a la conversación.
El comienzo de las operaciones en Tía María marcaría un hito significativo para la economía arequipeña y el sector minero en su conjunto. Este proyecto serviría como prueba concreta de que, a pesar de la incertidumbre política y económica, las oportunidades de inversión y crecimiento en la minería siguen presentes. El resultado sería un crecimiento económico impulsado por el incremento en la producción de cobre, la creación de empleos y la reafirmación de la contribución de la industria minera al progreso del país.
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