El mejor regalo, el mejor homenaje, para los trabajadores el 1...
No obstante los esfuerzos del sector minero para normalizar la producción después de la cuarentena por el coronavirus, los dirigentes de la Federación Minera del Perú (FMP) anunciaron protestas contra los ceses colectivos y suspensión perfecta por afectar –según los dirigentes– por afectar los derechos laborales de los trabajadores. Asimismo, reclaman la eliminación de la tercerización de las labores y un mejor reparto de utilidades. Las protestas de los trabajadores mineros comienzan poco después de las acciones violentas en contra de las empresas formales agroexportadoras. En otras palabras, la minería y la agricultura están bajo ataque, dos actividades fundamentales para mantener el crecimiento y la reducción de pobreza.
El reclamo de la Federación Minera se origina en el DS 083-2020-PCM, el DS 117-2020-PCM y la RM 448-2020-Minsa, promulgados durante la administración Vizcarra. Estas normas buscaban evitar el contagio de Covid-19. Como se sabe, durante la cuarentena, para reducir los riesgos del contagio del coronavirus, se suspendieron las actividades mineras excepto la producción, procesamiento y despacho de minerales. Cumpliendo los estrictos protocolos sanitarios establecidos por las autoridades de salud, las mineras organizaron cuadrillas de trabajadores, aislados unos de otros para evitar los contagios.
Además de las pruebas de detección de Covid-19 a los trabajadores y familiares, se aplicaron confinamientos en los campamentos para detener el ingreso del virus. En este contexto, por la emergencia sanitaria, las actividades consideradas “no propias” de la minería fueron reducidas y suspendidas.
En Las Bambas (Apurímac), pese a la reducción de la producción, la suspensión perfecta de labores no fue aplicada. En la mina San Vicente, en Chanchamayo (Junín), la minera aplicó de manera parcial la suspensión perfecta de labores. Sin embargo, superada la emergencia, las operaciones mineras vuelven a la normalidad.
En este contexto, llaman la atención las pretensiones de los dirigentes de la FMP de eliminar los contratos de servicios en las actividades mineras “no propias” o actividades que no son –por definición de la actividad económica– de extracción y procesamiento de minerales. La minería, como otros sectores productivos del país, realiza directamente las actividades propias, dejando las otras labores a diversos contratistas.
Las actividades indirectas, pues, son encargadas a contratistas. En este rubro caen los servicios de transporte, insumos, mantenimiento de equipos y maquinarias, campamentos (limpieza, alimentación, recreación, procesamiento de residuos sólidos), salud (hospitales, salud ocupacional) y comunicaciones. Así también, servicios educativos y de capacitación para los trabajadores y familiares, y los vinculados al desarrollo de los convenios suscritos con las comunidades de influencia minera, a cargo de profesionales relacionados a la agricultura, la ganadería, la industrialización de productos, las comunicaciones y otros.
Sin embargo, los dirigentes de la FMP proponen eliminar la “tercerización laboral”. ¿Proponen acaso que una empresa se convierta en la proveedora directa de empleo de una zona, provincia y región? ¿Con este tipo de lógica no se ahorca las posibilidades de generar empleos indirectos?
Luego de la cuarentena, la minería está en franco proceso de recuperación. Jaime Gálvez, ministro del sector Energía y Minas (Minem) ha señalado que el crecimiento de la producción de octubre respecto a septiembre pasado es 20.5%, y el aumento de empleo formal es de 5.9%. Y un reporte del Minam señala la transferencia de S/ 4,022 millones, por concepto de canon y regalías, a los gobiernos locales y regionales por el periodo enero-octubre. No obstante, una ola de protestas (de origen ideológico) contra las empresas mineras se desarrolla en el país. El paro preventivo de 48 horas anunciado en el sur es un intento de extender el caos y la violencia. Sin embargo el resultado inmediato será la reducción del empleo indirecto en la minería y, por lo tanto, la reducción de la oferta laboral en general.
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