Editorial Economía

El sueño minero abarca a grandes y pequeños

Las encrucijadas de la formalización minera

El sueño minero abarca a grandes y pequeños
  • 06 de abril del 2018

 

El nuevo ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes, no la tiene fácil, sobre todo considerando que, en un año de elecciones regionales, los sectores antimineros suelen acentuar sus propuestas demagógicas y radicales en contra de la inversión. El nuevo titular del sector deberá bregar incansablemente para garantizar la ejecución del proyecto Michiquillay en Cajamarca y el relanzamiento de Tía María en Arequipa. La posibilidad de volver a impulsar el proyecto Quellaveco también está sobre la mesa. El buen precio del cobre permite soñar.

Igualmente, el ministro Ísmodes deberá seguir apostando a eliminar la tramitología y las sobrerregulaciones establecidas por el Ministerio del Ambiente durante el gobierno nacionalista pasado, que incrementaron de 25 a 250 los procedimientos para desarrollar un proyecto minero. Duro trabajo, considerando que el Frente Amplio también está presente en el Gabinete y que la herencia nacionalista no fue desmontada por la administración PPK.

Uno de los peores lastres del nacionalismo es la legislación sobre formalización minera. Extrañamente el Gobierno que se proclamaba representante de los de abajo promulgó una ley que solo buscaba excluir al minero artesanal de la formalidad. Considerando que en el Perú existen más de 400,000 mineros informales, y que más de un millón de personas dependen indirectamente de la actividad, el actual fracaso del Estado en la formalización solo favorece a las estrategias de las propuestas antisistema que buscan enfrentar al pequeño minero con la gran minería y la economía de mercado.

Durante el nacionalismo se promulgaron los decretos legislativos N° 1100 y N° 1105, que establecen los procedimientos para formalizar al minero artesanal y una polémica definición de minería ilegal. Según el primer decreto, al minero artesanal se le debe exigir el respectivo RUC, los contratos para explotar el mineral, las reservas probadas de mineral y las declaraciones juradas anuales de los últimos cinco años. ¿Qué minero informal puede tener semejante documentación? Ninguno. Es evidente que se pretende excluir. Pero eso no es todo. La segunda norma mencionada define el concepto de minería señalando que cae en esta figura el minero que incumple normas de carácter administrativo, técnico, social o ambiental. Es decir, todos los mineros artesanales del Perú. ¿Qué minero informal cumple los procedimientos técnicos y administrativos?

La pasada administración PPK, incluso, fue más lejos en la voluntad de excluir al minero artesanal. El Ejecutivo promulgó el Decreto Legislativo N° 1244 que tipifica los delitos de “minería ilegal” como parte de los delitos de crimen organizado. Y como la definición previa de minería ilegal se puede aplicar, prácticamente, a todas las actividades del minero artesanal, el círculo de la exclusión se ha cerrado.

Si a esta legislación que excluye le agregamos el hecho de que el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), la Sunat, las interdicciones de la policía y la política general del Ministerio del Ambiente solo buscan sanciones, embargos, acciones por pérdida de dominio de los miles de mineros artesanales, entonces se entiende el porqué no se ha formalizado ni siquiera al 1% de los pequeños mineros.

En un editorial anterior de El Montonero sostuvimos lo siguiente: “No se puede negar que existe una minería ilegal que se desarrolla en parques nacionales y reservas ecológicas, que contamina ríos y destruye bosques. Sin embargo, esa minería ilegal no representa ni el 10% del total de minería informal que se desarrolla en el país. La mayoría de mineros artesanales son los campesinos dueños de las superficies de los grandes proyectos mineros, que deciden hacer minería de socavón ante la incapacidad del Estado de redistribuir la renta minera. ¿Se puede detener la minería artesanal? ¿En algún lugar del planeta se pudo detener un gold rush? “

La respuesta es incuestionable. Ni en Estados Unidos ni en ninguna parte del mundo se ha podido detener este fenómeno económico y social. El camino entonces es la formalización, más aún cuando necesitamos con urgencia alejar al minero artesanal de las prédicas de las propuestas antisistema que pretenden enfrentar al pequeño minero con la gran minería y la economía de mercado.

 

  • 06 de abril del 2018

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