Editorial Economía

El peligro del populismo en minería. ¡Cuidado!

El Estado es el responsable del fracaso de la formalización minera

El peligro del populismo en minería. ¡Cuidado!
  • 26 de marzo del 2024

 

Las bancadas de la centro derecha en el Congreso deben permanecer extremadamente alertas ante la demagogia y el populismo con respecto a la legislación minera. Vamos a decirlo con todas las mayúsculas y minúsculas: si el Perú no padece 80% de pobreza –tal como sucede en Venezuela y Cuba– y tiene un ingreso per cápita que dobla el de Bolivia, es principalmente por las inversiones mineras de los últimos 20 años. La legislación minera nacional, por ejemplo, en la última década ha sumado cerca de US$ 60,000 millones en inversiones y ha ubicado al Perú como segundo productor mundial de cobre y plata, tercero en zinc y cuarto en plomo, estaño y molibdeno. 

Sin la inversión minera, igualmente, el país no habría cuadriplicado su PBI ni habría reducido la pobreza del 60% de la población a 20% antes de la pandemia. Luego de la pandemia y del gobierno de Pedro Castillo la pobreza vuelve a trepar a cerca de una tercera parte de la población.

Algo más. Las provincias y las regiones cuentan con recursos por el aporte de la minería que, en canon y regalías, sumó cerca de S/ 8,000 millones el año pasado. A pesar de que la minería nacional se ha convertido en un actor mundial, a pesar de que la pobreza en las regiones mineras retrocede por debajo del promedio nacional, el populismo y la demagogia enfilan contra las empresas modernas y, en la práctica, propone la nacionalización de la minería. Antauro Humala plantea que “la mina es para quién la trabaja”; es decir, con esa propuesta los mineros ilegales tendrían carta libre para invadir las concesiones y violar el sistema de derecho propiedad. El resultado: el fin de la minería moderna y la nacionalización de las inversiones en cobre y demás minerales.

Sin embargo, el populismo y la demagogia no solo está en los sectores extremistas. Los políticos también pueden cometer estos errores. Uno de ellos tiene que ver con el balance del fracaso de la formalización minera. Algunos consideran que la informalidad minera se explica por la actual legislación, y pretenden rebajar los estándares de la minería moderna para equilibrarla con las posibilidades de la pequeña minería.

Una verdadera locura desde cualquier punto de vista. ¿Por qué? Las inversiones mineras, que pueden representar inversiones desde US$ 1,400 millones hasta más de US$ 10,000 millones, son emprendimientos de riesgo extremo y demandan capital y tecnologías intensivas. Semejante realidad exige reglas tributarias, sistemas de concesiones para explorar y explotar y otros aspectos que posibiliten atraer inversiones gigantescas en competencia con Canadá, Chile, Australia y los estados mineros que disputan con el Perú.

¿El fracaso de la formalización minera es responsabilidad de las grandes empresas o de la legislación minera actual? Según el Catastro del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet), en el Perú existen cerca de 19 millones de hectáreas concesionadas, que representan el 15% de la superficie nacional y que pertenecen a cerca de 15,000 titulares. ¿Cómo entonces se puede sostener que las grandes concesiones impiden la emergencia de la pequeña minería? De ninguna manera. Es evidente que los asaltos e invasiones a concesiones en la actualidad son promovidos por quienes alientan expropiaciones de facto del derecho de propiedad en el Perú.

No negamos que se debe modificar muchos de los criterios de la legislación actual que promueven la especulación de áreas mineras; sin embargo, es imposible responsabilizar del fracaso de la formalización minera al sistema de concesiones actual. Una estrategia más del colectivismo y las corrientes comunistas, tal como se hizo para derribar la legislación agraria promotora de inversiones.

A estas alturas el único responsable del fracaso de la formalización minera es el Estado, sobre todo los gobiernos regionales que, en más de una década, no han logrado formalizar a 5,000 unidades de la pequeña minería y más de 400,000 mineros artesanales que trabajan con este sector.

Una vez más en el intento de enfrentar un problema causado por el Estado se ocultan las responsabilidades de las instituciones y burocracia y se demoniza a la iniciativa privada, en este caso la minería moderna, lo único que ha funcionado en las últimas décadas, tal como ha sucedido en las agroexportaciones, la pesquería y las farmacias y el sistema de salud. ¡Cuidado con matar a la minería, a la gallina de los huevos de oro!

  • 26 de marzo del 2024

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