El modelo y el relato antiminero

Acerca del mito izquierdista sobre desarrollo y recursos naturales.

El objetivo principal del relato anti minero, de la ideología en contra de la inversión en recursos naturales, en realidad, no es la defensa del medio ambiente (ver El relato antiminero) sino el regreso de los estatismos y la asfixia de la libertad económica. Las falacias de “la cabecera de cuenca” en Conga y “el polvo contra la agricultura” en Tía María solo buscan detener las inversiones mineras, agravar la desaceleración, y desencadenar el regreso estatista. Si se demuestra la falsedad del polvo de los tajos entonces vendrá “el envenenamiento del mar por la desalinización” y, si se demuestra la mentira de este psicosocial, entonces soltarán “el aumento de la temperatura” y otros hechizos.

¿Es posible la economía de mercado en el país sin la minería? A lo mejor sí, pero crecer a tasas menores de 3% nos obligaría a reducir la pobreza existente (22% de la población) en más del doble de tiempo que necesitaríamos para eliminar esta lacra social. Y, considerando el contexto internacional, el mercado sería sentado en el banquillo por “su lentitud e ineficacia en reducir la pobreza”. Se marcaría la hora del estatismo, ¿no es verdad?

El asunto no es cualquier cosa. Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL),  cuando en el 2005 las reformas económicas comenzaron a despegar, sobre todo con las inversiones mineras, el Perú tenía al 52.5% de su población viviendo por debajo de la línea de pobreza, pero el 2013 se esa cifra se redujo a un 23%.

Sin lugar a dudas, nuestro país fue campeón latinoamericano. Los contrastes lo confirman: el 2005, Colombia tenía 45.2% de pobreza mientras el 2013 bajó al 30.7%. El 2005, Brasil tenía 36.4% y el 2013 se situó en 18% (hoy el gigante carioca ya no reduce pobreza sino que la incrementa). El 2005 Venezuela tenía 37.1% y el 2013 llegó a 32.7%.

Las cosas son más que evidentes entonces. ¿Por qué los boom anteriores del guano y de los minerales de los cincuenta no lograron reducir la pobreza como sucede ahora? Por la sencilla razón de que no existía una democracia nacional, porque no existían millones de ciudadanos con derecho al voto y a la propiedad, sino una sociedad criolla que excluía a las masas andinas. En una sociedad cerrada, oligárquica y excluyente, cualquier boom de los minerales no reduce la pobreza; la riqueza se híper concentra entre el grupo de privilegiados.

Cuando una sociedad con democracia y mercado explota intensamente sus recursos naturales, extiende el bienestar a niveles impensados. Por ejemplo, Australia, Canadá, Noruega, Nueva Zelanda y Chile son sociedades con libertades políticas y económicas y, en promedio, el 80% de sus exportaciones se basan en recursos naturales. En esos cinco países la pobreza está por debajo del 10% y su ingreso per cápita está entre los más altos del mundo. ¿Por qué el Perú no puede seguir este modelo de desarrollo?

El relato anti minero izquierdista usa el argumento mágico del fin del “superciclo de los commodities” no obstante que los precios de los minerales son aún tres o cuatro veces más altos que en los noventa y pese a que la revolución industrial y el universo de los consumidores del planeta se han multiplicado a niveles nunca imaginados con la incorporación de China e India a la globalización. En todo caso, es hora de debatir con cifras y argumentos en la mesa.