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El viceministro de Hidrocarburos del sector Energía y Minas (MEM), Eduardo Guevara, ha señalado que el proceso de adjudicación para la construcción del nuevo gasoducto del sur —proyecto que podría ser con inversión pública y privada, sin cobro a la población en el recibo de corriente eléctrica—, denominado ahora Sistema Integrado de Transporte de Gas (SIT GAS), comenzará en 2020. Luego del elefante blanco de la modernización de la Refinería de Talara, ¿el Estado todavía tiene recursos para un megaproyecto de esta magnitud? ¿Acaso no estamos ante la posibilidad del regreso de la obra pública y el Estado empresario?
Según el especialista en temas energéticos Enrique Gonzales, la ejecución de la obra no sería posible hasta resolver las controversias entre el Estado y la empresa brasileña Odebrecht, concesionaria del Gasoducto Sur del Perú (GSP) que sería reemplazado por el SIT GAS. El contrato de concesión de la constructora brasileña fue anulado en enero 2017, durante el Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. La controversia está en el Poder Judicial (PJ). El consorcio Enagás, Odebrecht y Graña y Montero, está reclamando US$ 2,000 millones al Estado peruano por el avance de la obra. Para sorpresa del país, este caso fue excluido del acuerdo de colaboración con la compañía Odebrecht, preparado por los fiscales del caso Lava Jato.
Asimismo, sobre el proyecto SIT GAS no existe un trazo definido del tendido de la tubería ni precisiones sobre el financiamiento de la obra. No obstante las dificultades actuales del país, todo esto podría resolverse; sin embargo, lo que empezaría a faltar es gas. Veamos.
Según el Libro Anual de Recursos de Hidrocarburos de la Dirección General de Hidrocarburos (DGH), existe una tendencia a la baja de las reservas probadas de gas natural entre los años 2013 y 2017. En TFC (trillones de pies cúbicos): 15.0 en 2013, 14.6 en 2014, 14.1 en 2015, 16.1 en 2016 y 12.9 en 2017. De acuerdo a las declaraciones del ex presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) Carlos del Solar, el inventario de reservas correspondiente al 2016 “está equivocado”. Por su lado, el director general de Hidrocarburos del MEM, Gustavo Navarro, señaló que las reservas probadas in situ, en los lotes 56 y 88 son de 17.4 TFC en 2017. Debido a estas contradicciones, el especialista Gonzales pone en duda las reservas probadas publicadas, y sugiere a las autoridades del MEM más precisiones al respecto.
Para el ingeniero Gonzales la tendencia a la baja del gas no es extraña, debido a que los últimos cuatro pozos explorados resultaron secos. Es decir, sin gas suficiente para emprender la construcción de un gasoducto de la magnitud que se planea, de alta capacidad para baja producción, de manera temporal.
Recientemente el presidente Martín Vizcarra ha señalado que el gasoducto del sur se construirá tal como se planteó originalmente; es decir, un ducto desde la planta las Malvinas en Camisea en Cusco hasta el puerto de Matarani en Arequipa. Sin embargo, Proinversión —el ente encargado de la concesión del proyecto— solo estaría considerando la construcción de un ducto desde las Malvinas hasta Anta, en el altiplano. En este lugar se estaría considerando la instalación de una planta de separación con dos válvulas, una para las regiones de la sierra centro (masificación de gas en Ayacucho, Apurímac, Huancavelica y Junín por camiones; y para Cusco, Puno y Arequipa por tren y camiones) y otra para el SIT GAS.
Ambas situaciones —la tendencia a la baja de las reservas y el tendido del ducto— ponen en duda la seriedad de la política energética del país. Lo que sí está totalmente claro es que hay una tendencia decreciente en las reservas de gas porque no hay nuevas exploraciones. La explicación: el Ejecutivo de Vizcarra no ha puesto empeño en la aprobación de la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos (LOH), bloqueada por la izquierda antidesarrollo, que tiene representación en el Congreso. La ley permitirá nuevas inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos.
Según Gonzales, las reservas del lote 58 —concesionado a la Compañía Nacional de Petróleo China (CNPC)— es de 3.5 TFC, cantidad que no es considerada por la “falta de comercialidad”: No hay mercado porque no hay tubería para transportar el gas. El especialista planteas que CNPC podría trasportar su gas desde la planta de las Malvinas hasta Melchorita, en Pisco. Esto sería posible si se construye un tramo corto de tubería desde su lote hasta Camisea. Desde allí la distribución de gas puede hacerse por medio de tren y camiones hasta las regiones de Moquegua y Tacna, desde Matarani. En todo caso, también, por medio de embarcaciones marítimas.
En síntesis la política energética del país marcha a la deriva mientras el Gobierno de Vizcarra sigue su guerra política contra el Congreso.
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