Editorial Economía

El Estado crece y se burocratiza contra Constitución y modelo

Planillas estatales siguen creciendo pese a bajo crecimiento y recesión

El Estado crece y se burocratiza contra Constitución y modelo
  • 17 de marzo del 2024

 

A estas alturas no es exagerado sostener que, luego de tres décadas de vigencia de la Constitución de 1993, el modelo económico, basado en la inversión privada y la desregulación del Estado, va en un sentido, mientras la organización del Estado, las regulaciones y la burocracia, avanzan en sentido contrario. Hoy, el Estado se ha convertido en el principal enemigo del modelo basado en la libertad de precios y mercados, en la inversión privada, el papel subsidiario de las empresas públicas y el libre comercio.

¿Por qué semejante afirmación? El Estado en el Perú es una especie de Estado socialista, de Estado benefactor –a media máquina– que extrae enormes recursos de la sociedad y los privados, mientras se dedica a crear montañas de sobrerregulaciones y procedimientos para detener la inversión privada, ralentizar el crecimiento y la creación de empleos.

Cualquiera sea el análisis del Estado, nuestro Leviatán criollo sigue creciendo en presupuestos y sobrerregulaciones, al margen de que la economía entre en recesión o en ciclos de bajo crecimiento. El crecimiento, el empleo y el proceso de reducción de pobreza pueden detenerse o caer; sin embargo, el Estado, el dios mortal de los estatistas, seguirá creciendo.

Por ejemplo, los últimos cinco años, entre el 2019 y el 2024, pueden considerarse como uno de los peores periodos de la reciente historia económica, incluida la recesión del 2023. Sin embargo, en un reciente artículo del economista, David Tuesta, en El Comercio, se señala que, entre el 2019 y el 2024, el presupuesto del Estado en planillas se ha incrementado en 38% (más de S/ 22,171 millones), superando los S/ 79,000 millones. Igualmente se señala que el incremento de planillas en los gobiernos regionales es del 75%.

Si el Estado es inmune a los ciclos de crecimiento de una economía, de una recesión y, por lo tanto, sigue aumentando en gastos, entonces estamos ante un Estado de corte socialista, de corte populista, a una especie de peronismo destructivo, antes de la llegada de Javier Milei al poder.

Las cosas son extremadamente alarmantes. Con un PBI nacional de alrededor de US$ 240,000 millones, se calcula que el gasto del Estado con respecto al gobierno central, gobiernos regionales y locales y empresas públicas, consume alrededor del 30% del PBI total. ¿Cómo así una economía de ingreso medio como la peruana puede tener ese gigantesco gasto estatal, que no se expresa en servicios mínimos del Estado a la sociedad? No hay seguridad ciudadana, la justicia es cuestionable y los sistemas de salud y de educación se desmoronan.

La conversión del Estado peruano en uno de corte socialista tiene que ver con la ideología progresista y neocomunista, que nos señala que el mercado y el sector privado solo generan ganancias para unos pocos mediante la exclusión de las mayorías. Y bajo esas premisas, el Estado se convierte en el gran redistribuidor e igualador de las diferencias. Estas ideologías que han construido los equívocos socialistas de la ex Unión Soviética se proponen aplicar de manera gradual, sin cuestionar las columnas de la economía capitalista. Y de pronto, el Estado empieza a sobrerregularlo todo, a crear procedimientos de aquí por allá hasta que el crecimiento y la reducción de la pobreza se detienen.

El Estado, pues, se ha convertido en el peor enemigo del régimen económico de la Constitución y los 22 tratados de libre comercio firmados por el país, sin necesidad de que un gobierno comunista permanezca en el poder. 

Ante semejante situación hay que aprender de la constante pedagogía y lucha que desarrolló Javier Milei antes de llegar al gobierno en contra del Estado peronista y la casta política. En el Perú, por ejemplo, en la actualidad, existen 18 ministerios, muchos de los cuales son innecesarios y solo sirven para abultar la planilla estatal y poner en peligro la estabilidad fiscal del país. Allí están los ministerios de Cultura, de la Mujer, de Medio Ambiente y otros que, simplemente, deberían ser eliminados.

Necesitamos una propuesta política hacia el 2026 que identifique y denuncie todo el inmenso daño que causa al desarrollo el Estado populista y sobrerregulador que ha surgido en las últimas tres décadas a pesar de que la economía de mercado ha producido el mayor proceso de inclusión de nuestra historia.

  • 17 de marzo del 2024

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