Si Chile, Perú y Colombia no hubiesen tenido economías y...
Para nadie es exagerado sostener que si el Perú hubiese ejecutado toda su cartera de proyectos mineros en cobre estaría produciendo más de 3.7 millones de toneladas métricas de cobre (TMC) –superando los 2.7 millones de TMC de la actualidad– y empezaría a disputarle a Chile el primer lugar en la producción del metal rojo. Pero no solo se trata de cifras frías y distantes para algunos. Si el país ejecutará su cartera de inversiones mineras en cobre, a pesar de todas las crisis políticas e institucionales que azotan al Perú, la economía crecería sobre el 5% anual, la pobreza estaría debajo del 15% de la población y Cajamarca, la región más pobre, tendría quizá el ingreso per cápita más alto del país.
Si comparamos estas proyecciones de cifras con la realidad actual, en que el 30% de la ciudadanía y más del 44% de los cajamarquinos padecen pobreza, entenderemos el gigantesco daño que le han causado al Perú las oenegés antimineras y anticapitalistas y los sectores del radicalismo antiminero. Si el Perú hubiese ejecutado su cartera de inversiones mineras no es exagerado sostener que nuestra sociedad ya habría alcanzado un ingreso per cápita cercano al de un país desarrollado.
El daño que han hecho la izquierda antiminera y de las oenegés anticapitalistas a los pobres y excluidos del país es inconmensurable. En Cajamarca, por ejemplo, los proyectos Conga, El Galeno, La Granja y Michiquillay, entre otros, están paralizados o retrasados, no obstante que podrían agregarle al país un millón de TMC anuales y podrían convertir a la región de Cajamarca en una de las más prósperas. Cuando el Congreso se demora en legislar sobre las oenegés enemigas de la sociedad asume complicidad con esta realidad.
Sin embargo, es hora de imaginar un futuro de nuestra sociedad con el cobre como una de sus bendiciones, sobre todo porque el metal rojo es uno de los insumos claves de la IV Revolución Industrial que se desarrolla en el planeta, particularmente por su importancia en la construcción de los autos eléctricos y en el avance de las energías renovables.
Y es posible imaginar los círculos virtuosos que puede generar el cobre en nuestra sociedad porque el Perú, a pesar de los retrasos y bloqueos de la izquierda antiminera y las oenegés anticapitalistas, es el segundo productor mundial de este metal y concentra más del 11% de la oferta mundial del metal rojo.
Según diversas proyecciones, hacia el 2030 se presentará un déficit de 4.7 millones de TMC de cobre anuales, una situación que disparará el precio de este metal, y se necesitarán inversiones de más de US$ 100.000 millones para equilibrar la oferta y la demanda alrededor de este insumo clave en la IV Revolución Industrial. Asimismo, diversas proyecciones y estudios señalan que hacia el 2050 la demanda mundial de cobre se triplicará y será extremadamente complicado atender la demanda de la economía mundial.
En este contexto, según el Ministerio de Energía y Minas, el Perú tiene una cartera de 43 proyectos mineros que representan más de US $53,000 millones en inversiones, de los cuales 23 son proyectos de cobre y suman el 70% del total.
Las razones por las cuales el Perú debe convertirse en un país de excelencia minera, sobre todo en el cobre, están claramente demostradas. Únicamente los enemigos del Perú pueden inventar leyendas para bloquear y destruir los proyectos de cobre en nuestra sociedad.
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