Editorial Economía

¡Agroexportaciones para rescatar al minifundio!

Un debate urgente y necesario para volver a crecer y tentar el desarrollo

¡Agroexportaciones para rescatar al minifundio!
  • 31 de enero del 2024

¿Cómo sacar a 2.2 millones de minifundistas, la mayoría de los cuales tiene predios de menos de cinco hectáreas, de la pobreza y de la sobrevivencia? Es una de las preguntas más cruciales en la agricultura nacional. Para intentar responder esta pregunta vale recordar que el 95% de las tierras dedicadas a la agricultura están conducidas por los minifundistas, en tanto que las agroexportaciones modernas se desarrollan sobre el 5% de las tierras, sobre todo ganadas al desierto a través de proyectos hídricos.

¿Por qué entonces la agroexportación se convierte en un milagro económico que reduce pobreza, genera empleo formal, en tanto que el minifundio se mantiene como agricultura de sobrevivencia? La Ley de Promoción Agraria (Ley 27360), una de las mejores leyes económicas de la historia nacional, rigió por dos décadas –hasta la absurda derogatoria del gobierno provisional de Sagasti– y posibilitó incrementar las agroexportaciones de US$ 651 millones a más de US$ 10,000 millones, convocar más de US$ 20,000 millones en inversiones y generar más de un millón de empleos directos e indirectos. 

No obstante que los beneficios de la Ley de Promoción Agraria eran para todos los agricultores y el sector agropecuario, el minifundista siguió desarrollando agricultura de sobrevivencia. ¿Por qué? Porque gran parte del minifundio en el Perú carece de títulos de propiedad, motivo por el cual los parceleros no pueden desarrollar estrategias asociativas para sembríos de mayor escala y, sobre esa base, obtener créditos o asociarse con inversionistas y el capital. Al lado de la falta de derechos de propiedad el minifundista carece de una infraestructura hídrica mínima. En otras palabras, carece de la infraestructura legal y física para crear valor. ¿A quién responsabilizamos de la tragedia del minifundio en el Perú? Es evidente que el único responsable es el Estado. ¿Quién más podría serlo? Sin titulación y sin infraestructura hídrica el minifundio nunca se integrará al milagro de la agricultura moderna.

Sin embargo, las izquierdas, las corrientes comunistas y populistas, se pasaron dos décadas denunciando que la postración del minifundio era responsabilidad de las nuevas inversiones en agroexportaciones. A pesar de ser una mentira del tamaño de una cordillera, la fábula antipatriótica pasó, hubo una revuelta en la Panamericana Sur y el gobierno progresista y provisional de Sagasti derogó la ley de Promoción Agraria y aprobó una nueva ley que promueve sindicatos y salarios controlados según la ideología marxista y colectivista. El objetivo de la izquierda fue clarísimo: frenar el capitalismo en el campo, las grandes inversiones y la incorporación de tecnología con el objetivo de que la pobreza se generalice en todo el agro para facilitar la llegada al poder del antisistema y del populismo.

A estas alturas es incuestionable que el Perú no necesita más parcelas, sino grandes inversiones y tecnología intensiva sobre economías de escala para crear las locomotoras que jalen los vagones del minifundio. Con el destrabe de Chavimochic III y de Majes Siguas II se ganarán grandes extensiones del desierto para la agricultura. En este contexto, los mismos actores que promovieron la derogatoria de la ley de Promoción Agraria y que suelen exculpar al Estado en su grave irresponsabilidad con los minifundistas –es decir, los mismos que culpan a las agroexportaciones de la situación de los parceleros– volverán a exigir más minifundio y a oponerse a la gran inversión.

Ante esta situación, se debe señalar que la única posibilidad de salvar al minifundio de la pobreza es generalizar los beneficios de la derogada Ley de Promoción a los más de 2.2 millones de parceleros. Vale anotar, por ejemplo, que del total de empresas dedicadas a la agroexportación el 80% son pequeñas y medianas empresas. 

Sin embargo, para avanzar en ese camino el Perú necesita restablecer los criterios promocionales (tributario y laboral) de la ley de Promoción Agraria derogada y que el Estado cumpla con su responsabilidad de titular el minifundio y proveer de infraestructuras hídricas. En ese escenario, las agroexportaciones rescatarán al minifundio de la pobreza.

  • 31 de enero del 2024

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