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Al hablar de la música folclórica nos referimos a los géneros musicales que provienen del interior más profundo de los países. Algunos deciden simplemente ignorarla, otros acogerla con orgullo y hasta llegan a utilizar este género para definir su identidad como país. Y no faltan los músicos que lo toman como influencia para sus trabajos. Dos casos cercanos son los de Lucho Quequezana y Gianmarco, quienes han usado el charango, el siku y la quena para sus composiciones. Y fuera de nuestro país hubo una cantante folclórica argentina que fue considerada “La Voz de América”: Mercedes Sosa, quien un día como hoy, hace exactamente una década, falleció en Buenos Aires a la edad de 74 años.
Nació en Tucumán, una provincia en el noroeste de Argentina, un 9 de julio de 1935. Tuvo una larga carrera musical, con más de 30 álbumes de estudio ligados en su mayor parte al folclore argentino. Poseía una voz fuerte y dulce al mismo tiempo, entrelazando ambos registros en diferentes momentos de cada canción, pasando de cantar con el registro de una ópera a recitar un poema de manera dulce y tranquila, algo muy extraño para los cantantes de hoy. Uno puede reconocer instantáneamente el registro vocal de La Negra –como también se le apodaba— cuando escucha sus canciones reproducidas en un bar o un restaurante. No hay manera hasta hoy de confundirla con otra cantante.
Sin embargo, ser artista no fue fácil para ella en un inicio, ya que sus padres no estaban de acuerdo con esa vocación. Eso la llevó a participar en concursos utilizando nombres falsos —Gladys Osorio, por ejemplo—, aunque ella ha afirmado, en un documental para Biography Channel, que en un inicio no se veía viviendo del canto. Años más tarde, ya formada y con cierto reconocimiento en Europa, comentaba que para ser considerado un “cantor popular”, no solo basta con la voz, sino tener una visión más profunda sobre la vida misma.
“Me casé con un hombre pobre, pero nunca me arrepentí, porque era el autor de las canciones más hermosas que yo tenía para cantar”. Fueron sus palabras cuando se trasladó a Mendoza para seguir su carrera musical, días luego de casarse con Oscar Matus, un cantautor de música folclórica. Junto con él y otros artistas, años después, en 1963, Mercedes figuraría entre los fundadores del Movimiento del Nuevo Cancionero, que pretendía “buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país” según afirmaban en su primer manifiesto”. Este movimiento era parte de un resurgimiento continental, de la canción popular que tuvo exponentes como Violeta Parra, Horacio Guaraní, Atahualpa Yupanqui y hasta Chabuca Granda. Sin lugar a dudas, la voz emblemática de toda ese movimiento fue la de mercedes Sosa.
Sus padres siempre viajaban a Buenos Aires como muestra de aprecio y apoyo a los peronistas, haciendo la infancia y juventud de Mercedes estuvieran ligadas al partido del ex presidente. Y las ideas izquierdistas que profesó hasta sus últimos días se fortalecieron a raíz de las persecuciones de las que fue objeto por parte de los militares, durante el régimen de Videla. En esa época tuvo que exiliarse en España para continuar con sus actividades musicales. Por un lado, fue triste para ella no tener contacto con su familia, especialmente con su madre; pero también el exilio fue decisivo en su carrera, ya que vivir fuera la ayudó a ampliar enormemente su público y a dar a conocer la cultura de su país en el viejo continente.
Una columna, crónica o perfil será insuficiente para reseñar la vida y obra de Mercedes Sosa, tanto como solista como colaboradora de algunos de los más grandes cantantes y autores latinoamericanos (llegó a grabar con Gustavo Cerati, Diego Torres y Luis Alberto Spinetta). Su paso por el Perú fue más bien discreto, para conciertos tanto en 1973 como en el 2008, que fue su última presentación en el Centro de Convenciones del Hotel María Angola, donde se declaró admiradora de Eva Ayllón y de Lucho González (el guitarrista de Chabuca Granda). con quien también trabajó.
Ya en la segunda mitad de los años noventa su salud se estaba deteriorando, pero en el artístico se mantuvo fuerte hasta el día que falleció. Así lo demuestran los cuatro Latin Grammy que obtuvo, todos en la categoría Mejor Álbum Folclórico —en los años 2001, 2006, 2009 y 2011— a los que se suma un Latin Grammy a la Excelencia, en el año 2004. Nunca paró de trabajar y comunicar sus sentimientos y pensamientos en sus canciones, tanto en la música como en la letra. Mercedes es eterna y se mantiene siempre vigente por su voz inigualable.
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