Editorial Cultura

Carlo Acutis: el primer santo millennial

La Iglesia Católica está cada vez más cerca de los jóvenes

Carlo Acutis: el primer santo millennial
  • 10 de septiembre del 2025

 

El 7 de septiembre de 2025, la Plaza de San Pedro en Roma se convirtió en escenario de un hecho histórico: la canonización de Carlo Acutis, un adolescente italiano fallecido en 2006, a los quince años de edad. Junto a Pier Giorgio Frassati, Carlo fue proclamado santo por el Papa León XIV ante más de 80,000 personas. Más allá del reconocimiento eclesial, su figura está movilizando a miles de jóvenes en todo el mundo, quienes ven en él un referente cercano y accesible para vivir la fe en tiempos en los que la religión parecía relegada a un segundo plano.

Carlo nació en Londres en 1991, en una familia italiana no particularmente practicante. Al poco tiempo se mudó a Milán, donde cursó sus estudios. Desde niño mostró una devoción inusual por la Eucaristía, a la que definía como su “autopista hacia el cielo”. A los siete años pidió adelantar su primera comunión, y desde entonces asistió a misa diariamente, rezó el rosario y participó activamente en la vida parroquial. No se trataba de un fervor distante o rígido: Carlo combinaba su fe con la vida de cualquier adolescente, disfrutaba de los videojuegos, el fútbol y las series, pero siempre encontraba tiempo para la oración y la solidaridad con los más pobres.

Lo que lo distinguió fue su capacidad para unir espiritualidad y tecnología. Apasionado de la informática, creó un sitio web para catalogar milagros eucarísticos y apariciones marianas, proyecto que se convirtió en una exposición internacional. Hoy su legado digital se considera un precursor de la evangelización en internet, razón por la cual muchos lo llaman “el patrono de la red”.

En 2006, Carlo fue diagnosticado con leucemia fulminante. Consciente de su destino, ofreció su sufrimiento “por el Papa y por la Iglesia”. Falleció el 12 de octubre de ese mismo año en Monza. Fue sepultado en Asís, la ciudad de San Francisco, con quien siempre sintió una conexión especial. Desde su funeral, al que asistieron no solo familiares y amigos, sino también personas sin hogar y migrantes a quienes había ayudado en secreto, comenzó a crecer su fama de santidad.

El proceso oficial para su canonización se inició en 2013 y, tras la aprobación de dos milagros atribuidos a su intercesión —la curación de un niño en Brasil y la de una joven costarricense en Italia—, la Iglesia reconoció lo que muchos fieles ya intuían: Carlo había vivido la fe de manera ejemplar. En 2020 fue beatificado, y cinco años después canonizado, convirtiéndose en el primer millennial en ser elevado a los altares.

La canonización de Acutis ha marcado un punto de inflexión en la relación de la Iglesia con los jóvenes. En contraste con otros santos cuya vida transcurrió en épocas lejanas, Carlo vivió en el mismo contexto cultural que millones de adolescentes de hoy: creció rodeado de internet, videojuegos y música pop. Su santidad no se presenta como un ideal imposible, sino como una elección cotidiana de vivir con autenticidad la fe.

Esto explica por qué, desde México hasta Filipinas, pasando por Estados Unidos y África, las pastorales juveniles han encontrado en él un punto de encuentro. Su testimonio inspira a quienes nunca se habían acercado a una parroquia y motiva a regresar a la fe a quienes se habían alejado. Para muchos, Carlo representa la prueba de que la religión no está reñida con la modernidad, sino que puede dialogar con ella.

Uno de los países donde el “fenómeno Carlo Acutis” se ha manifestado con más fuerza es México. Desde la llegada de una reliquia en marzo de 2024, se multiplicaron iniciativas pastorales y culturales inspiradas en él. Campamentos como “Santos con mochila”, noches de oración llamadas “Una noche con Carlo” y festivales juveniles como el “Carlo Fest” han reunido a miles de jóvenes en torno a la Eucaristía y la música.

Las experiencias no se limitan a grandes eventos: familias enteras han retomado la oración, los jóvenes han vuelto al sacramento de la confesión y comunidades enteras se han reavivado en la fe. En hospitales, colegios y parroquias, la presencia de la reliquia ha sido recibida con esperanza y gratitud. “Carlo va delante, abriendo puertas”, escriben las familias que han participado en este movimiento. El eco de estas iniciativas muestra que la santidad, lejos de ser una idea abstracta, se experimenta en la vida diaria.

La canonización de Carlo Acutis y el entusiasmo que despierta en los jóvenes muestran un hecho fundamental: la Iglesia católica sigue siendo capaz de hablar a las nuevas generaciones cuando ofrece modelos cercanos y reales. En lugar de imponer, propone; en lugar de presentarse como un pasado estático, se ofrece como un camino de sentido para el presente.

En tiempos marcados por la incertidumbre y la fragmentación, la historia de Carlo Acutis recuerda a los jóvenes que la fe puede ser no solo un refugio, sino también un impulso para transformar la vida propia y la de los demás. Su canonización no es un punto de llegada, sino un inicio: el de una generación que redescubre la religión católica como un horizonte vivo, abierto y cercano.

  • 10 de septiembre del 2025

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