Franco Consoli
¿Voluntad internacional o soberanía?
El progresismo internacional busca interferir en todos los países
¿Ya no dejan gobernar? Uno de los temas más controversiales de los últimos años en el país, así como en gran parte del continente, es la injerencia de los organismos internacionales en el manejo de los estados. Recurrentemente en el país, nuestros poderes del Estado se ven limitados a la voluntad de distintos organismos internacionales, gracias a diversos tratados suscritos por el Perú.
Desde hace ya diversos años, gran parte de la población rechaza abiertamente las directrices que provienen por parte de instituciones como la OEA o la CIDH. Muchos acusando incluso de que estas quieren interponerse por encima de la soberanía propia de los Estados como el Perú. Recordemos cuando la CIDH pretendió tomar decisiones en el Perú tras las marchas subversivas después del golpe fallido de Pedro Castillo. Es la misma institución la que ordenó al Perú no liberar a Alberto Fujimori, pese a que nuestro Tribunal Constitucional había declarado constitucional su indulto humanitario, el cual fue todo un escándalo para las instituciones supra gubernamentales
De lo mismo se quejaban en El Salvador hasta que llegó Nayib Bukele, a quien le importó poco las órdenes internacionales, decidiendo hacer caso nulo a sus exigencias. Su soberanía iba primero.Muchos pueden creer que esta intromisión de organismos internacionales se da únicamente en Hispanoamérica por ser países de tercer mundo. Sin embargo, la agenda internacional -progresista- no se estanca solo en estos países.
El progresismo internacional busca interferir en todos y cada uno de los países. Ciertamente, la mayoría de países del “primer mundo” ya han caído en las garras progresistas zurdas, ejemplo de ello son países como Estados Unidos, Canadá o España, entre otros, pero aun así, pretenden apoderarse de todo el globo. Los ataques progresistas se dirigen ahora a países con una soberanía sólida, y sobre todo a los que van en contra de sus principios “morales”. El gobierno italiano, comandado por Giorgia Meloni, se ha visto atacado, esta vez por el Europarlamento, por la Unión Europea después de una de sus últimas medidas.
Ante las olas masivas de inmigrantes que la Unión Europea recibe con los brazos abiertos, países como Italia se han visto más que afectados por estas políticas. Esto se refleja claramente en los índices de delincuencia, ya que el 30% de los condenados en la península son extranjeros, según su Ministerio de Justicia. Tras esto, una de las medidas del Congreso italiano (de mayoría de derecha tras la triple alianza que llevó a Meloni a presidir el gobierno) optó constitucionalmente, de promulgar una ley para enviar a Albania a los migrantes que son forzados a aceptar, un procedimiento llamado el Protocolo Italia-Albania ratificado por ambos países.
El Europarlamento ha salido a decir que dicho protocolo es ilegal y pretende que Italia retroceda en esta decisión, y que sea sancionada. Esta locura por parte de la UE pretende, entonces, no solo interferir con las decisiones tomadas por el gobierno y por su Cámara de Representantes, sino además sancionarlos, pese a que todo procede acorde a la Carta Magna italiana. Suena a LATAM, ¿no?
No importa si es el primer mundo o no. La izquierda quiere controlar todo el globo sin respetar siquiera la institucionalidad de los países que aún se aferran a su soberanía y rechazan las políticas zurdas. Esta intromisión se da en cualquier escala y es por ello que la derecha internacional debe seguir haciéndole frente. Es deber de todo mandatario respetar el derecho natural y su Constitución por encima de cualquier directriz ideologizada.
¿Será el momento de pensar si valen la pena seguir respetando la voluntad de todas estas instituciones internacionales?
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