Velasco estaría feliz

El otro día escuché que se discutía en el Congreso una moción sobre si era posible llamar o declarar a los partidos políticos como bandas criminales. ¿Quién hacía un elogio del planteamiento? Un ex cura, un hombre que surgió en la política, vendiendo la antiminería, un hombre que decía defender el medio ambiente y la naturaleza. Una de las cabezas actuales de la izquierda nacional. Y me hacía recordar al monseñor Luis Bambarén en la época de la revolución, con su anillo de hoz y martillo, invadiendo tremendos arenales ubicados en lo que hoy día llamamos la periferia de Lima. ¿Qué feliz hubiera sido Juan Velasco teniendo a esos hombres con sotana como sus relacionistas públicos? Imagínense si a esos le sumamos al hombre de la teologías de la liberación. No hemos aprendido nada de la historia. Estamos en un oscurantismo ideológico, filosófico y político.

Me hacía algunas preguntas: ¿Qué es la política? ¿Es una palabra buena o mala? ¿Es una palabra que no significa nada? ¿Qué pasó? Sabemos que hay una descalificación total contra los partidos políticos. Esa izquierda peruana, esa mal llamada izquierda peruana, remedo de algo que se inició en la revolución francesa, un partido político, ¿qué es? Con Alejandro Toledo llegaron al poder, con Ollanta Humala muchos más y en este Gobierno, de Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra, tenemos un gran lote de ellos.

Acá están creando las condiciones para un desgobierno, para un golpe de Estado, para una revolución. ¿Acaso están creando el ambiente propicio para que veamos nacer a un nuevo mandamás que se rodee de inútiles como don Juan Velasco? ¿Dónde están los partidos políticos? ¿Dónde están los ejemplos de los grandes hombres que han hecho la política nacional? ¿Dónde están sus alumnos, ahijados, sus sobrinos? ¿Dónde están los profesionales del Perú que no salen a defender el orden y el arte de la convivencia, que es la política?

Se supone que tenemos en el Congreso algo parecido a lo que había en la Florencia del año 1500. Allá tenían 25 oficios y cada uno mandaba uno o dos representantes al Congreso de Florencia, y aquí tenemos representantes por cada región. Pero vemos que las mayorías tratan de imponer, las minorías tiran la piedra y esconden la mano, y otras minorías se quedan calladas.

¿Qué pasó aquí? ¿Cuál es el papel de la presidencia, de los secretarios generales de todos los partidos que existen el país? ¿Cuál es el papel de la base social de estos partidos? ¿Qué pasa con la gente de la universidad peruana a la cual le han quitado la política de la cabeza? Les han enseñado a odiar la política. No tenemos interlocutores válidos en las universidades del Perú. Está prohibido hacer política en las universidades.

¿Dónde está el debate nacional? ¿Dónde está esa confrontación de ideas que permite fabricar caminos comunes hacia adelante, hacia el desarrollo? ¿Será que nadie quiere hablar de esto? ¿Será que estamos ante una época terminal de algo que no entendemos?

Conversaba con un hombre de izquierda, que me hablaba de la famosa “revolución” de Abimael Guzmán. Le decía que si ese hombre les hubiera enseñado a los jóvenes que utilizó para la subversión y el terrorismo a producir, de repente hubieran ayudado a desarrollar la sierra. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de que mientras papá y mamá no cumplan con su deber, mientras los profesores no cumplan con su deber, y mientras no tengamos editoriales con libros baratos para que se culturice la gente, es posible que no tengamos solución? Espero se haya entendido mi mensaje.