Javier Agreda

Vallejo y su poética de solidaridad

Vallejo y su poética de solidaridad
Javier Agreda
12 de septiembre del 2014

Reflexiones sobre la carga ideológica en los poemas del gran poeta del Perú

Existe un consenso acerca de la calidad e importancia de la obra poética de César Vallejo (1892-1938), aunque a veces resulte demasiado oscura y difícil de interpretar, incluso para los críticos más experimentados. Por eso siempre es necesario volver a los textos en los que Vallejo explicitaba su “arte poética”, como en el poema XXXVI de Trilce (1922), según Juan Espejo Asturrizaga (un amigo cercano del poeta) “uno de los poemas trilceanos más importantes ya que en él se desarrolla todo un plan vital y estético».

El poema se inicia con algunas reflexiones generales, y recién en su segunda estrofa pasa al tema estético. Menciona a la Venus de Milo haciendo notar que esta escultura, a pesar de faltarle un brazo, ha logrado trascender como obra artística, por su “perenne imperfección”. Algunas líneas más abajo, Vallejo reforzará esta idea: “Rehusad, y vosotros, a posar las plantas / en la seguridad dupla de la Armonía. / Rehusad la simetría a buen seguro”. Vallejo propone dejar de lado las seguridades de lo bello (la simetría, la armonía) para optar por lo contrario, lo feo, lo asimétrico, lo disonante.

Y tenía razón: lo bello y armonioso siempre ha estado relacionado con la reafirmación de las ideas y valores dominantes. Por el contrario, lo feo y disonante han sido siempre los recursos preferidos por aquellos escritores (artistas en general) que cuestionan esas ideas y valores. Es lo que Theodore Adorno define como la «estética de la negatividad» en su famosa obra Teoría estética. Y recordemos que Adorno hace estas reflexiones a partir del análisis de diversas obras de vanguardia, así que se le pueden aplicar también a Trilce, uno de los mayores logros de la literatura vanguardista latinoamericana.

A partir de esta propuesta, Vallejo desarrolla un paradigma estético y ético: Huir de las seguridades “artísticas” es optar por lo imperfecto y también por lo humano. Así lo expresa en los siguientes versos: “Tal siento ahora el meñique / demás en la siniestra. Lo veo y creo / no debe serme, o por lo menos que está / en sitio donde no debe”. El poeta se identifica con la estatua y siente que para lograr la trascendencia debería estar al menos levemente mutilado, de un dedo meñique. En otras palabras, como se dice en el último verso, debe ser “potente de orfandad”. Y así, Vallejo afirma que en su poesía no se puede separar lo estético de lo ético, de la opción por los pobres y la solidaridad con el sufrimiento humano.

Hay que recordar que Trilce corresponde a una época en que Vallejo estaba fuertemente influenciado por las propuestas estéticas del marxismo, y que con el tiempo perdería un poco de su fe en ellas. En otra arte poética similar, «Un cojo pasa con un pan al hombro...», fechada en 1937, se mantienen los aspectos críticos de Trilce XXXVI, pero encontramos significativos cambios en sus reflexiones poéticas. Hay, en general, en los poemas de Vallejo publicados póstumamente mucha más carga crítica y menos entusiasmo «revolucionario» que en los de Trilce.

Por Javier Ágreda

Javier Agreda
12 de septiembre del 2014

NOTICIAS RELACIONADAS >

Baumgartner: el testamento literario de Paul Auster

Columnas

Baumgartner: el testamento literario de Paul Auster

Hace unos días murió Paul Auster (Nueva Jersey, 1947), u...

10 de mayo
Centenario de Jorge Eduardo Eielson

Columnas

Centenario de Jorge Eduardo Eielson

Hace exactamente un siglo, el 13 de marzo de 1924, nació en Lim...

11 de abril
Peruvian fiction

Columnas

Peruvian fiction

Con La lealtad de los caníbales (Anagrama, 2024) Diego Trelles ...

05 de abril

COMENTARIOS