Giovanna Priale

Un recién nacido muerto por descuido es inaceptable

¿Qué peruanidad estamos construyendo?

Un recién nacido muerto por descuido es inaceptable
Giovanna Priale
05 de septiembre del 2019

 

Nadie puede convencerme de que la muerte de un recién nacido por la falta de equipamiento y atención en un hospital público es una realidad que se debe normalizar. Nos toca ser impopulares para defender lo que es justo. Esta realidad es indignante y hoy deberíamos estar marchando para pedir que las autoridades políticas y los funcionarios directamente involucrados no solo renuncien, sino que asuman las responsabilidades que, en las vías civil y penal, les corresponden.

Ni siquiera esto le devolverá a la vida a los más de 1,800 niños muertos a nivel nacional, pero nos permitirá empezar a reconstruir la dignidad que como nación estamos perdiendo. Nos estamos volviendo inhumanos, tratando de justificar que las madres eran adolescentes y que, por tanto, la probabilidad de muerte de los niños era mayor: las estadísticas dicen lo contrario.

Pero incluso, si así hubiese sido, ¿es justificable la falta de ejecución presupuestaria de los gobiernos regionales y la ausencia de una adecuada política de fiscalización por parte del Ministerio de Salud (Minsa) para supervisar que se compren las incubadoras y contar con el equipo básico para preservar la vida de un niño recién nacido? Si como sociedad no somos capaces de garantizar el acceso a las condiciones mínimas para que estos niños se aferren a la vida a la que tienen derecho, ¿cómo podemos pretender ser miembros de la OECD? Lo primero que se requiere es igualar las condiciones de acceso a una salud de calidad, independientemente del nivel de ingreso de la población.

Me causa profunda indignación ver una mujer maltratada y asesinada, y me sumo a esa lucha contra la violencia de género; pero me causa la misma indignación que el Estado deje morir a un niño por falta de atención. Y más me indigna que sea un problema a nivel nacional, porque demuestra que hemos fallado como sociedad. Estamos dejando morir niños pobres, haciendo que la brecha entre ricos y pobres sea mayor, porque las condiciones al dar a luz en un hospital no son las mínimas básicas para que los recién nacidos puedan superar su fragilidad.

No me voy a conformar, señora ministra de Salud, con sus números y sus estadísticas. Quiero saber por qué estos 1,800 peruanos han muerto, quiero saber si esta inacción de política pública es condenable, quiero saber por qué tengo que aceptar que si voy a un hospital, la probabilidad de que mi hijo recién nacido muera es mayor. Basta ya de la indiferencia del Congreso, del Ejecutivo y de nosotros mismos. Si nosotros, como ciudadanos, no somos capaces de pelear por nuestros niños, ¿de qué nación estamos hablando? ¿Qué peruanidad estamos construyendo? 

Es el momento de levantarnos y exigir, tomando la voz de estos niños muertos, que el Estado se disculpe con estas madres que han perdido a sus hijos. Que el Estado tome acciones concretas en cada hospital a nivel nacional, y que el dinero asignado se gaste conforme las necesidades de cada uno para garantizar una calidad de atención mínima para la madre y el niño recién nacido. Que las mujeres puedan dar a luz tranquilas, sabiendo que sus hijos van a ser atendidos y que su vida no corre peligro por las deficiencias del hospital o por la falta de voluntad política de alguna autoridad de turno. ¡Basta ya!

 

Giovanna Priale
05 de septiembre del 2019

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