Giovanna Priale

Un dolor que no debe quedar impune

La desgracia en Villa El Salvador

Un dolor que no debe quedar impune
Giovanna Priale
06 de febrero del 2020


Me ha resultado casi imposible escribir estas líneas. Todos estos días, compatriotas nuestros han estado muriendo como producto de las quemaduras que sufrieron por la explosión del camión que transportaba gas en Villa El Salvador. Hay niños de la edad de mi hijo, madres, hombres; en fin, peruanos que nunca debieron morir por esta terrible negligencia, generada por la informalidad y la ilegalidad que se vienen apoderando de nuestra sociedad. 

Quienes caminamos por Lima hemos recorrido cientos de veces Villa El Salvador, y conocemos la arquitectura de la zona: calles sin asfaltar se mezclan con avenidas gigantescas en las que no solo transitan autos y camiones, sino también cientos de mototaxis a toda velocidad. En Villa El Salvador la modernidad y la precariedad conviven, como en muchos otros distritos de Lima.

A veces, usando Waze aparecía en una chanchería, cuando lo que buscaba eran los edificios del conjunto habitacional construido con financiamiento del Fondo Mi Vivienda. Confluye en Villa El Salvador también la acumulación de basura, porque no hay una política de tratamiento de residuos sólidos. Nuestros niños tienen que vivir en medio de la contaminación y la delincuencia.

Y en ese mismo distrito se encuentra el Parque Industrial, en el que se encuentran maravillas en muebles de madera y en hornos industriales, que incluso se exportan. Hay cientos de microempresas que se ubican en este emporio industrial, luchando por ser vistas y por engarzarse en la cadena productiva formal de nuestro país, a fin de contar con ingresos estables que les permitan crecer y emplear adecuadamente a sus trabajadores.

Es por eso que no encuentro palabras para explicar o tratar de entender lo sucedido. Racionalmente me queda claro que sin fiscalización o sin sanción efectiva y onerosa, los malos empresarios (en este caso, el dueño del camión) seguirán actuando de manera no solo imprudente, sino ilegal. Pero lo cierto es que no somos capaces de entender que la prevención es fundamental para evitar este tipo de desgracias: sellar el ducto de gas aunque te demores más en surtir, o supervisar que las calles por las que transitarán los camiones con material inflamable no sean las que tengan los rompe muelles de metro y medio, destinados supuestamente a detener a los delincuentes en su huida veloz después de un robo.

No puedo dejar de pensar en el dolor de las heridas de los niños y los adultos que han fallecido. No puedo dejar de pedir una y mil veces disculpas porque estamos fallando como sociedad, porque no entendemos que nuestro deber es anticiparnos a las desgracias y mitigar los riesgos de que estas ocurran.

Giovanna Priale
06 de febrero del 2020

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