Pedro Corzo

Un crimen olvidado del castrismo

Documental sobre el fatídico vuelo 495 de Cubana de Aviación

Un crimen olvidado del castrismo
Pedro Corzo
13 de octubre del 2025

 

Han transcurrido muchas décadas, al extremo que los que vivimos esos tiempos aciagos apenas lo recordamos. Por eso es necesario que las nuevas generaciones del hemisferio conozcan que el castrismo desarrolló muchas de las estrategias políticas más violentas y criminales que hayan conocido Las Américas.

Es muy importante incursionar en el pasado. Ningún crimen debe quedar impune y menos olvidado, de ahí la importancia del trabajo que realizan el cineasta Lilo Vilaplana y el activista Reinol Rodríguez, con un documental histórico sobre el fatídico vuelo 495 de Cubana de Aviación, caído en las cercanías de la Bahía de Nipe, después de haber sido secuestrado por seguidores de Fidel y Raúl Castro.

Rodríguez y Vilaplana intentan hacer visible un crimen que contó con el silencio cómplice de muchos, incluido autoridades y numerosos e importantes medios de prensa de la época. El propio gobierno de Estados Unidos declaró, según medios, que el hecho estaba fuera de su jurisdicción; al parecer, estaban seducidos por la parafernalia del castrismo. 

Estos dos cubanos, comprometidos con la verdad histórica, investigaron a fondo los sucesos mencionados y entrevistaron a sobrevivientes del desastre, entre ellos a Omara González, una pasajera del susodicho vuelo.

El castrismo fue violento en la insurrección y mucho más como gobierno. En su tiempo colocaron explosivos en lugares públicos para obligar a la población a permanecer en sus casas, asesinaban policías y militares para motivar la represión gubernamental de una feroz violencia oficial que también debe ser recordada, lo que tuvo como colofón la estrategia castrista de “las tres c, cero cines, cero cabarets y cero c…. en alusión a los burdeles”.

Esta amenaza tuvo una pronta confirmación al explotar una bomba colocada en una abandonada cartera de mujer en un cabaré capitalino, hiriendo a varias jóvenes, una de las cuales, le tuvieron que amputar un brazo, recordaba en una conversación el escritor Jose Antonio Albertini, quien también fue uno de los que intentó rescatar del olvido el vuelo 496 en su programa en WLRN.

En ocasiones, la violencia hacía estragos en las propias filas insurrectas, como cuando en la ciudad de Santa Clara dos jóvenes estudiantes transportaban una bomba que finalmente explotó antes de tiempo.

Las bombas y secuestros ejecutados por las huestes castristas en cumplimiento de las fatídicas órdenes de los hermanos, quedan pálidas ante el horrendo crimen ocurrido el primero de noviembre de 1958, dos meses exactos antes de que llegara a Cuba una oscuridad que se ha extendido por 66 años y 10 meses, sucedió dos días antes de que se celebraran las últimas elecciones plurales, aunque fraudulentas, de nuestra historia.

Como una muestra de que la espiral de la violencia castrista estaba presta para operar fuera de la Isla, Raül Castro, dictó la orden 30 en la que autorizaba el secuestro de ciudadanos estadounidenses, lo que condujo a que, en junio de 1958, 49 norteamericanos, entre ellos 20 civiles, empleados de la planta de extracción de níquel de Moa, propiedad estadounidense, y 29 militares de la infantería de marina, estuvieran secuestrados en la Sierra.

Incomprensiblemente los dolorosos sucesos del vuelo 495 apenas eran aludidos entre los cubanos. En el rescate participó Gerardo Reyes, un notable periodista colombiano que dedicó 10 años de su vida a una investigación que culminó en un libro titulado “Vuelo 495”, una obra en la que se aprecia como personas inocentes son involucradas en situaciones complejas que pueden concluir con su propia muerte.

El vuelo 495 de Cubana de Aviación fue el primer avión secuestrado en el espacio aéreo estadounidense.

Los pasajeros no tenían ningún vínculo con el gobierno cubano, no eran un objetivo político, simplemente, los secuestradores, al parecer, pretendían transportar a las guerrillas orientales armas, municiones y tal vez dinero.

El viaje a Varadero, poco más de trescientos kilómetros, 45 minutos, nunca llegó a su destino. A bordo del turbohélice Vickers Viscount, iban 16 pasajeros, entre ellos una mujer embarazada.

La aeronave fue capturada por cinco jóvenes militantes del fatídico Movimiento 26 de julio, se afirma que cumplían órdenes de Raúl Castro, la operación terminó en tragedia, según el periódico Gente en su edición de noviembre 16 de 1958, murieron 17 personas, entre ellos seis ciudadanos estadounidenses.

Ninguno de los culpables pagó el crimen. Otra tragedia cubana que “nadie quiere escuchar y menos ver”.

Pedro Corzo
13 de octubre del 2025

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