Cecilia Bákula
Travesías ultramarinas de Túpac Yupanqui
Sobre el libro de José Antonio Salas que confirma este mítico episodio de nuestra historia
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En los ambientes del Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores, bajo la dirección del ministro, señor Hernando Torres-Fernández, se presentó recientemente una publicación hermosa e importante. Se trata de Travesías ultramarinas de Túpac Yupanqui, obra de José Antonio Salas García y editada bajo el sello de E&Y, en una edición pulcra que muestra el afán cultural de esta empresa de apoyar estos proyectos, realizados con excelente diagramación y mejor contenido. Es por ello que reitero mi agradecimiento al haber sido convocada a presentar esta nueva publicación, en una edición bilingüe, con pasta dura y papel tan exquisito que el libro es un deleite y un aporte en sí mismo,
Debo confesar que en cuanto empecé la lectura del libro, me “comprometí” con él, pues el autor inicia su presentación mencionando a uno de mis “héroes” académicos, el maestro Dr. José Antonio del Busto Duthurburu. Lo señalo así expresamente porque tuve el privilegio de trabajar con él, aprender de él y gozar de su sabiduría pues fue el asesor de mi tesis de bachillerato, trabajo que, justamente versó sobre este tema, aunque en ese momento lo abordé con muchísima mayor humildad y pequeñez respecto a lo que Salas nos ofrece en esta oportunidad ya que él derrocha el resultado de sus experiencias al haber podido llevar a cabo algunos viajes sustantivos e indispensables a las zonas asociadas a la aventura del inca conquistador, accediendo a fuentes y resultados de otras investigaciones lo que cautivó más mi atención y, por supuesto produjo una cauta envidia que a veces se incrementó y otras quedó menguada gracias a la riqueza del contenido de la obra a que me refiero.
Como bien señala el autor en la introducción, el trabajo ha sido ordenado en siete capítulos que van abordando el tema e introduciendo al lector en profundidades de exposición y análisis del tema, en un rico universo de fuentes en las que él se da la importante licencia de presentar en castellano moderno para facilitar la lectura, llegando a compartir las propuestas más recientes sobre esta aventura ultramarina del Túpac Yupanqui, cuyas consecuencias empezamos recién a dilucidar.
Entrando un poco más en el contenido del libro, son especialmente importantes los párrafos dedicados a describir los tipos de embarcación que se usó en tiempos antiguos y para ello los dibujos e imágenes que incluye facilitan ese conocimiento y la comprensión de que había intuición y sabiduría marineras que sin lugar a dudas fueron utilizadas por el Inca viajero quien no inventó las embarcaciones, pero utilizó con audacia no solo la lógica del conocimiento marino, sino que puso en acción la voluntad de extender los dominios cusqueños hasta latitudes impensadas. Hoy, con el conocimiento tan avanzado de la geografía y la cartografía podemos comprender, de mejor manera, la magnitud de la empresa emprendida por el monarca cusqueño y, en tiempos modernos, lo veríamos como una acción de geopolítica de la mayor envergadura. La cartografía es una ciencia y un conocimiento que hemos dejado relegados a los ámbitos de la geografía, pero lejos está de poder quedar confinada a esos límites. La cartografía nos deslumbra por lo que aporta, por lo que nos descubre, confirma y enseña y cuando uno se enfrenta a la habilidad de quienes optaron por ese oficio, no puede menos que maravillarse de cómo, por ejemplo, las riberas de nuestra costa quedaron desde el siglo XVI ya muy perfiladas en los mapas y cómo la toponimia que aportan esas cartas, nos habla de identidad milenaria, así como de un arte extraordinario plasmado en imágenes preciosas y preciosistas.
No cabe duda que los pueblos costeros tuvieron un notable conocimiento del mar, de su importancia y al mismo tiempo se la temerosa grandeza de su fuerza. Es interesante la mención que se hace a las tradiciones y mitos como el de Naylamp y cómo, en los frisos de Chan Chan y en la cerámica, textiles y otras manifestaciones, esa cercanía al mar ha quedado plasmada de manera evidente. Ese saber, ancestral y valioso, fue utilizado por Túpac Yupanqui para adentrarse en la consecución de la inmensa empresa que implicó decisión y una logística que hoy nos cuesta imaginar. Ese saber milenario debió sorprender mucho a los europeos pues para ellos, las aventuras ultramarinas habían significado mucho esfuerzo que iba más allá del mero objetivo de conquista y enriquecimiento. Ello queda de alguna manera plasmado y casi a manera de ejemplo, en el detalle valioso que nos aporta el autor en la página 138, cuando nos hace ver el escudo de armas de Cristóbal Rodríguez, experimentado marinero, que en uno de los campos de su blasón incluye la imagen, por demás significativa, de una embarcación asociada a las que eran propias de los habitantes de Puerto Viejo, siendo ese escudo de 1538.
Y siguiendo el orden mismo del contenido del libro, me resultó de mucho valor el capítulo dedicado a mostrar una comparación entre los datos que aportan los cronistas del siglo XVI, destacando las referencias que se encuentran en Pedro Sarmiento de Gamboa cuyo relato es el más extenso sobre el viaje del inca, así como los aportes de Miguel Cabello Valboa, Martín de Murúa y Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, a quien el autor considera un historiador aborigen y por ello, el contenido de su escrito es de singular valor. Estos autores debieron haber recibido información directa de quienes oyeron el recuerdo de la aventura del inca que, por su trascendencia, no fue un hecho que pudiera haberse perdido en el olvido.
Un capítulo fundamental y que sin duda captó del todo mi atención es el que se refiere a las conclusiones a las que llegaron los diversos investigadores que abordaron este hecho, esta aventura ultramarina y que nuestro autor recoge en orden cronológico. Desde mi perspectiva, Salas es muy generoso y académicamente muy serio pues dedica a cada uno de los investigadores mencionado unas líneas para explicar sus aportes en el contexto de su momento pues la historia y el conocimiento avanza y ello ha permitido que las conclusiones y posibilidades de entender ese viaje, se han incrementado.
Pero volviendo a las hipótesis que Salas García nos presenta, es evidente que él busca complementar lo que nos aportara el Dr. José Antonio del Busto, como resultado de una investigación de varios años y en dos etapas. La propuesta de este querido profesor, explicada y documentada tiene dos momentos: la llamada americana y la oceánica que ambas nos muestran, por los llamados trofeos y las referencias documentales, la realidad del viaje, el significado político y el momento de mayor grandeza y extensión del imperio inca. Salas García se pregunta sobre algunas de esas conclusiones y presenta nuevas posturas y conjeturas que hacen de este tema, un asunto aún presente que, como todo conocimiento del pasado y la historia, puede ser perfectible y completados o enriquecido
De mi lectura del libro observé que no hay referencia abundante a la muy notable bibliografía ecuatoriana sobre este tema. Historiadores como Federico González Suárez y en especial el Dr. Carlos Manuel Larrea, realizaron, en sus respectivos momentos, interesantes análisis de las crónicas y de las tradiciones de la costa ecuatoriana. Sobre esos temas, incluyendo un riquísimo acervo cartográfico, la Biblioteca Aurelio Espinosa Polit de Quito es un espacio en donde uno como investigador siente que allí, llegó al paraíso.
El libro concluye con un documentado sector referido a temas asociados a este gran viaje, a esa aventura a veces incomprensible pero realizada siglos atrás, con gran sabiduría y estrategia política y nos aporta, también, una contundente bibliografía que, en lo personal, me ha descubierto autores y títulos que, desde ya, se han convertido en “pendientes” de lectura.
El libro de Salas García es, pues, resultado de su tenacidad, de su seriedad académica y del esfuerzo que como él mismo señala, debe conducir a un sentimiento de plenitud y felicidad, con lo que él da feliz cumplimiento a un deseo por mucho tiempo añorado por él, lo que logra gracias a la voluntad institucional de E&Y Perú que en la persona de Paulo Pantigoso Velloso da Silveira, Country Managing Partner, de ser parte de un importante proyecto editorial y de difusión de nuestra riqueza cultural.
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