Signos, evidencia y negación

“No quiero pensar en todo esto ahora” es una expresión bastante común cuando a alguien se le presentan signos que ponen en evidencia una situación desagradable. En situaciones normales, se trata de la activación de un mecanismo de defensa que pretende minimizar esa situación.

Los mecanismos de defensa –lo dicen la semiótica y la psicología cognitiva– constituyen en principio una manera de ganar tiempo para no hacerle frente a aquello que nos perturba. Si aquello que nos perturba es doliente, el mecanismo nos permite procesar aquello que nos ha sacado de la zona de confort. 

Puede ocurrir ante un simple contratiempo doméstico. Ocurre ante la muerte de un ser querido. Y está ocurriendo en estos momentos en la sociedad peruana respecto a la pandemia del coronavirus. Donde el mecanismo de defensa habitualmente inofensivo ha devenido en negación. Nuestra habitual impulso, que nos lleva a tener la ilusión de controlar todo –impulso muy humano–, nos ha hecho sobredimensionarnos y creer irracionalmente que  podemos controlar toda adversidad. Aun cuando los signos de ella nos estén diciendo lo contrario. Pasamos así de un común mecanismo defensivo a la negación.

Lo anterior nos lleva a que caigamos en los llamados sesgos cognitivos, sesgos de confirmación y aun sesgos de ceguera. Limitamos así nuestra capacidad de leer signos y solo leemos los que preferimos, nos sentimos satisfechos con aquellas voces que confirmen nuestras hipótesis, sin importar si poseen al menos verosimilitud; y terminamos por cegarnos, no dándonos cuenta de que al hacerlo nos dañamos a nosotros mismos y a los demás. 

Perdemos así de vista –por los sesgos aludidos– que nuestro mecanismo de defensa no ha de cambiar la situación y es solo una medida temporal para calmar nuestras conciencias. Sin caer en la cuenta de que el mecanismo de defensa se está tornando autodestructivo por carecer de toda racionalidad.

Melanie Klein, famosa psicoanalista austríaca, ya nos lo advertía: “…el yo se identifica con los objetos internos idealizados”. Para añadir a continuación, refiriéndose a los mecanismos defensivos basados en la negación: “Una (actitud) defensiva del yo que resulta primitiva y violenta”.

Respecto a la institucionalización transitoria de mecanismos defensivos basados en la negación, es evidente que el Gobierno y los medios de comunicación han contribuido a crearla. Allí están los signos que nos hablan de ausencia de planes, de improvisación y hasta de medidas que han contribuido al contagio masivo (reparto de bonos propiciando altas concentraciones humanas y contagios, por ejemplo), pero nos negamos a verlo.

Llama la atención que sectores considerados cultos adhieran a este mecanismo defensivo basado en la negación. Daría la impresión de que su sobrestimación deviene más bien solo de su posición económica y de su desinterés por el otro.

En semiótica todo esto tiene un nombre que resume lo dicho: percepción de individualidad vacía. La presión del código social ha expropiado y anulado nuestra percepción individual.