Giovanna Priale

Siempre humilde, siempre agradecido

No somos el cargo temporal que ocupamos

Siempre humilde, siempre agradecido
Giovanna Priale
09 de noviembre del 2018

 

Hace unos días conversaba con un amigo de toda la vida sobre cómo suelen cambiar algunas personas cuando reciben una cuota de poder y están rodeadas de personas que aplauden sus decisiones y entonces. Cualquier atisbo de crítica o discrepancia, se ve como una herejía.

En Colombia, cuanto estaba estudiando un bellísimo curso de filosofía y política, un profesor nos puso un ejemplo sumamente interesante. Nos dijo, a ver, si tuvieses que escribir quién eres en una tarjeta, ¿qué dirías? Alguno respondió “yo soy gerente de productos y servicios al usuario”; otro, “yo soy decano de Ciencias Sociales! Y entonces este profesor nos dijo: ¿y qué tal poner “yo soy la mamá de Mafe y Santiago”, o “yo soy el hijo de Saulo”? Esa clase cambió mi chip cerebral para toda la vida.

¿Sabías que existen comunidades en el mundo en las que lo que te define no es el cargo temporal que ocupas, sino tu condición? Ante la pregunta ¿quién soy yo?, la respuesta es “Giovanna Prialé” y punto, nada más. Entonces todo fluye mucho más rápido, porque a pesar de que a veces debemos tomar decisiones complejas (como despedir a alguien o dejar un trabajo), lo hacemos pensando con empatía: cómo te gustaría que te traten si estuvieses del otro lado. Nosotros no somos el cargo que ocupamos. Y por eso, a diferencia de lo que muchos pensamos en algún momento, no caemos o subimos de posición laboral o económica, porque todo es temporal.

Allá en Colombia me hice voluntaria en una casa de niños enfermos de cáncer. Luego de insistir muchas veces en hablar con el coordinador de la casa, me contestó el teléfono y me dijo: “Te llamé porque sentí que tenías algo importante que conversar conmigo”. Pues así fue, hablamos muchísimo de su noble tarea, sobre cómo trabajaba para llevarle alegría a niños que nacían con cáncer o se enfermaban en el camino, cómo los ayudaba a encontrar paz y cómo veía morir a algunos de ellos en sus brazos. Y fue él quien me enseñó los conceptos básicos de la religión budista, el desapego y la impermanencia, los cuales te permiten no aferrarte a las cosas materiales y entender que la vida es un suspiro, un regalo que dura lo que tenga que durar.

Hoy quise compartir con mis amigos lectores que correr para lograr las metas y alcanzar el puesto más importante en una compañía no tiene nada de malo. Es el resultado de un esfuerzo personal. Pero dejar de estar en la “cima” tampoco es una desgracia. Lo importante es que a lo largo de tu vida seas consistente con tus valores, que las decisiones que tomes acompañen a tu consciencia y que no respondas a las bravuconadas con la misma actitud.

Ser ejemplo de vida supone ser humilde siempre, en todas las circunstancias. Y ser humilde también para levantarse frente a los grandes golpes que te da la vida, porque nada es para siempre y nuestra vida es un hermoso suspiro.

 

Giovanna Priale
09 de noviembre del 2018

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