Manuel Gago
¿Saldrán del atolladero las provincias?
Las nuevas autoridades elegidas no dan ninguna seguridad

La fuerza provinciana está atomizada, desvinculada y tiene una visión lejana de la realidad nacional. Corrupción, interés político y ausencia de capacidad técnica y de gestión imperan en el interior. ¿Qué ha cambiado para que algunos sostengan lo contrario?
Gregorio Santos, ex presidente de Cajamarca, encarcelado por recibir coima, permitió que la región del norte alcanzara niveles dramáticos de pobreza. Aliado de radicales antimineros, detuvo el proyecto cuprífero Conga y otros más. Junto a Vladimir Cerrón, Verónika Mendoza y Walter Aduviri organizó un frente socialista pensando en las elecciones de 2021. Con Cerrón, Santos y Aduviri presos, Castillo fue la opción. Con Mesías Guevara, su sucesor, el departamento rico en agricultura, ganadería, minería y turismo, es ahora uno de los más pobres del país.
Fernando Cillóniz de Ica y Glodoaldo Álvarez de Huancavelica acordaron construir reservorios de agua y destinarlos a los agricultores y ganaderos de la parte alta huancavelicana y a las pampas agroexportadoras de Ica. Pero, como siempre, las autoridades postergan las iniciativas de sus antecesores. Las obras se quedan a medio hacer.
El proyecto de litio de Macusani (Puno) sigue a paso lento, contrario a la velocidad de los mercados y de la competencia. Por el “aymarazo” del 2011, liderado por Aduviri, se detuvo el proyecto de plata Santa Ana. Desde entonces, la idea de minería artesanal se extiende con el propósito de invadir terrenos mineros. Pico, lampa y carretilla en lugar de tecnología productiva. Los antimineros de Conga se trasladaron al sur. De la mano de los separatistas intentan paralizar las minas Constancia, Las Bambas, Tintaya y otras del corredor del sur (Arequipa, Cusco y Apurímac). Quellaveco, la única inversión reciente, está también en la mira: Castillo puede cortarle el agua del encauce y represa que la minera construyó. Con los alcaldes de Perú Libre en el distrito de Livitaca y la provincia de Cotabambas, en Cusco, la influencia antiminera está asegurada.
La ruta final de la carretera central no está todavía definida. El Colegio de Ingenieros del Perú cuestiona la considerada hasta el momento. Su pronta viabilidad, a cargo del Ministerio de Transportes –el proyecto ha sido concesionado a empresas francesas– dependerá del peso político y capacidad técnica de las autoridades regionales. Productores y pequeños y medianos agroexportadores de Chanchamayo, Satipo y Pasco utilizan la actual carretera, congestionada y peligrosa.
Los comunistas detienen la prosperidad arequipeña. Tía María –con licencia de construcción de mina– fue boicoteada abiertamente por las autoridades locales y regionales. Resulta inolvidable el descarado audio de Martín Vizcarra: “Yo no podría salir y decir ‘voy a cancelar (Tía María)’ tengo que preparar el argumento”. Sin embargo, pese a las dificultades, la concesionaria Southern está dispuesta a construir la represa de Paltiture, paralizada por Aduviri y su desvergonzada declaración de que “el agua es de Puno y aquí se queda”.
Después del fenómeno del Niño de 2017, numerosas obras continúan olvidadas; como las de Pisco, después del terremoto del 2007. Mucha gente todavía habita módulos provisionales y, de vez en cuando, se sabe de obras abandonadas, mal construidas, inservibles y de expedientes técnicos inconclusos. En ambos casos prevalece el interés de entregar la reconstrucción a empresas vinculadas con la autoridad, a pesar de la nula y poca experiencia de las constructoras locales. Asimismo hay problemas por la sobrevaloración de obras y la intermediación, que provocan desentendimientos de responsabilidades y complicados procesos legales posteriores. En este contexto, surgió la idea de intervención internacional.
En Majes Siguas II –70 años sin hacerse realidad– intereses mafiosos pretenden apoderarse de terrenos con el cuento de la agricultura popular, en lugar del cultivo a gran escala. Propone el minifundio empobrecedor en lugar de más trabajo, menos desocupación y más frutas y hortalizas que alcancen nuevos mercados en el mundo. El ex gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, también preso, fue otro enemigo de la prosperidad arequipeña.
Ya sabremos pronto si la lección ha sido aprendida y si las obras comienzan a dinamizar la economía y el desarrollo en las provincias.
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