Tino Santander
¡Renuncia, Vizcarra, para que se vayan todos!
El Perú no puede detenerse en batallas mediáticas
El 8 de Abril de este año escribí en este portal un artículo sugiriendo el adelanto de elecciones generales debido a la incapacidad manifiesta del presidente y de su gobierno para solucionar los gravísimos problemas nacionales. También señalé que el fracaso se extendía al parlamento nacional, que estaba deslegitimado por la mediocridad política de los partidos representados en el Congreso. La mayoría fujimoristas y sus ocasionales aliados han sido incapaces de fiscalizar con seriedad al Ejecutivo, han sido incompetentes para promover las reformas políticas y económicas que eran urgentes para consolidar la democracia peruana y le han hecho un daño inconmensurable al país.
La propuesta de Vizcarra de adelanto de elecciones, si no se lleva a cabo lo más rápidamente posible, puede llevar al país al caos y a la violencia política. Los peruanos están hartos de las mentiras y fantasías de este gobierno, que anuncia planes de infraestructura, planes de competitividad, cobertura de salud universal, inclusión económica de los informales, asfaltado de miles de kilómetros de carreteras, etc. para el 20021, y luego el delirante Vizcarra, quiere irse el 2020. Nadie lo puede tomar en serio, menos a su primer ministro, personaje contingente de la política nacional.
El país está siendo conducido por su clase política a un agujero negro del que será muy difícil salir. La violenta e infantil lucha por el poder de los políticos está generando en los peruanos un resentimiento generalizado contra el sistema democrático. La polarización creada artificialmente por el gobierno y sus esporádicos aliados de la izquierda le hace mucho daño al país. La izquierda, en todas sus versiones, tiene como objetivo político promover y generalizar la crisis política y forzar al gobierno a convocar a una asamblea constituyente y dar el primer paso para acabar con la economía de mercado, los tratados de libre comercio, la Alianza del Pacífico y el sistema democrático. Luego, tomar el poder copando todas las instituciones y hacer del Perú una república plurinacional, como Bolivia. La estrategia política de la izquierda es usar a Vizcarra de tonto útil, después lo acusarán de neoliberal, corrupto y socio del club de la construcción, y terminará señalado como el felón a los intereses del pueblo, como ahora lo llaman todos los gobernadores y alcaldes del surandino.
Si tenemos elecciones este año, el próximo gobierno tendrá retos muy grandes para consolidar la libertad económica. Es imprescindible reformar el Estado para establecer un verdadero equilibrio de poderes; es inevitable tener una economía de guerra para disminuir el déficit de infraestructura social y productiva y reducir verdaderamente la pobreza; es inevitable una reforma educativa bajo la premisa de qué clase de ciudadanos queremos ser, superando las demagógicas consignas de defensa del género; es vital entender que los conflictos sociales son expresiones de sectores insatisfechos y que se necesita inteligencia y política para amainarlos; es inaplazable integrarse de la mejor manera al competitivo mundo globalizado, comprendiendo que la revolución digital y la inteligencia artificial son una realidad, y que si no nos incorporamos a esta vertiginosa transformación mundial nos convertiremos en un país marginal.
En resumen necesitamos una gran revolución social y solo la podrán hacer aquellos que tengan convicciones democráticas firmes. Si no queremos ser un Estado fallido, el Perú no puede detenerse en las batallas mediáticas de los politicastros del gobierno y del Congreso.
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