Giovanna Priale

Reforma tributaria e informalidad: “Así no son las cosas”

Con su ineficiencia, la Sunat ha contribuido a elevar la informalidad

Reforma tributaria e informalidad: “Así no son las cosas”
Giovanna Priale
20 de abril del 2018

 

Una presión tributaria de 13.6% —la más baja de los países de la Alianza del Pacífico— debe verse como una recaudación mediocre. Especialmente para un país que espera desde hace años un crecimiento más elevado de la tasa del Producto Bruto Interno (PBI) para contar con los recursos para igualar la cancha y que la población más vulnerable se beneficie de un gasto público eficiente.

Sí pues, hace años que la SUNAT viene realizando una renovación digital que le va a permitir, dicen, elevar la recaudación de golpe, cuando cruce información de pago de impuesto predial con la del pago de impuesto a la renta, o cuando empiecen a ser de uso masivo las facturas electrónicas. Pero, no me conformo con esta respuesta. Hoy día la SUNAT podría hacer hecho mucho más con un plan efectivo que le permita erradicar la evasión y la elusión tributaria, que hoy ya son parte de nuestra cultura.

En efecto, la Sunat ha contribuido a elevar la informalidad. ¿Sabías eso? Hay miles de centros médicos, veterinarias, restaurantes y centros de entretenimiento, en nuestra capital y en provincias, que ya asumieron que no dar boleta es lo correcto. Y es entonces cuando te das cuenta de que la incapacidad de la Sunat ha contribuido a que empresas medianas se conviertan en informales, no solo porque han encontrado la forma de no pagar impuestos —debido a que nadie los fiscaliza—, sino que encuentra que es lo correcto porque el Estado no le devuelve ni un sol de lo pagado, ni a él ni a sus trabajadores. Y tampoco a la población vulnerable, a la que supuestamente debería brindar educación, salud y adecuadas carreteras para que no vivamos en medio de arenales, sin acceso a una posta equipada o a un colegio en el que la infraestructura sea la mínima necesaria para aprender matemáticas, lenguaje o inglés.

Yo le pido hoy a la Sunat que se ponga la camiseta del Perú, porque es hoy que necesitamos dinero bien recaudado para usarlo en atender a nuestras mujeres que van a dar a luz a un hospital y terminar muriendo porque no hay camas. Y somos un país que pretende llegar a la OECD y que aspira a contar con indicadores de desarrollo humano igualitarios.

¿Sabías que hace más de un año el Gobierno emitió un decreto legislativo para que la ONP —vía Sunat— deje de recibir aportes equivocados de empleadores que por error le depositan el dinero de su trabajador afiliado a la AFP a la ONP, en lugar de pagarlo a su Cuenta de Capitalización Individual (CIC) en la AFP a la que pertenece?

¿Sabías que bastaría que la Sunat use su sistema informático —sí, ese que dicen que nos volverá súper eficientes al recaudar— para que deje de apropiarse del dinero del trabajador que no se encuentra en su base de datos porque no pertenece a la ONP sino a la AFP, para que deje de recibir dinero que no se le devolverá nunca al trabajador y que además le genera una comisión a la Sunat de 1.4% sobre cada sol recaudado?

Yo sí espero más, muchísimo más. La recaudación puede y tiene que aumentar, pero la Sunat también tiene que devolverle ese dinero mal recaudado a los miles de trabajadores cuyo empleador por error pagó a la ONP vía SUNAT, en lugar de depositarlo en la CIC de la AFP a la que está afiliado. Sí, espero que SUNAT detenga este ingreso de dinero que no le corresponde recaudar, y que deje de usarlo para financiar sus operaciones y maquillar su cifra de presión tributaria.

Y estoy segura, además porque he conversado con muchísimos trabajadores de la propia Sunat, que están de acuerdo conmigo en que los malos funcionarios, los que permiten esta apropiación de dinero con pleno conocimiento, los que posibilitan la evasión y la elusión, deben ser separados de sus cargos porque no tienen ninguna vocación de servicio al ciudadano ni al país.

 

Giovanna Priale
20 de abril del 2018

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