Dardo López-Dolz

Que el terrorismo no nos vuelva a sorprender

Que el terrorismo no nos vuelva a sorprender
Dardo López-Dolz
25 de octubre del 2016

Somos vulnerables, como sociedad, ante su probable ofensiva

En 1980, con el retorno a la democracia en el Perú, salió a la luz Sendero Luminoso, un movimiento marxista totalitario (valga la redundancia), germinado bajo las narices de la dictadura militar (con o sin su conocimiento) y que hizo del terrorismo y el homicidio selectivo su principal herramienta, causando zozobra y sufrimiento en la población y desconcierto en el gobierno y las fuerzas del orden. Tardamos más de diez años en diseñar e implementar un marco legal y un trabajo de inteligencia eficaz para que la Policía y las Fuerzas Armadas, respaldadas por la población, pudiesen descabezar esa organización genocida y al MRTA, su símil neofoquista.

La lección no parece haber sido aprendida. Somos vulnerables, como sociedad ante la probable ofensiva, coincidente en el tiempo, de dos formas contemporáneas de terrorismo. Por un lado está la inteligente conversión de parte de Sendero Luminoso en una organización dedicada a la generación del conflicto asimétrico, con capacidad de difuminar la mentira, desinformar y grabar su mensaje en la población. Para ello, bajo diversas fachadas, postergando temporalmente el uso de la violencia terrorista, se mueven libremente dentro de los ingenuos límites legales de nuestra democracia para penetrar emocionalmente la juventud. Y lo hace tergiversando la historia, aprovechando el vacío dejado por nuestro sistema educativo, hoy infiltrado por marxistas e infestado de tontos útiles con irracional sentimiento de culpa.

Por otro lado, convivimos con una segunda forma de terrorismo ante la cual estamos legalmente y estratégicamente tan inermes como lo estuvimos frente a Sendero. Las distintas formas de terrorismo internacional, muchas de ellas provenientes del radicalismo islámico, se mueven con casi total libertad por Latinoamérica, captando recursos, formando cuadros, estableciendo bases y entidades de fachada; preparándose para atacar objetivos circunstanciales en cualquiera de nuestros países, cuando lo consideren adecuado para sus fines. Cuando eso ocurra, como en casi todo Europa y Argentina —este país en los atentados contra la embajada israelí, contra AMIA y el homicidio del Fiscal Nisman—, el impacto será en el territorio de nuestros países, y dañará los intereses y la seguridad de nuestros ciudadanos.

A la luz de nuestra historia reciente, queda claro que hay dos campos de acción en los que es preciso tomar la delantera. El primero es la construcción de capacidades que nos permitan vencer la batalla en el terreno discursivo, abandonado durante cincuenta años, en las manos del marxismo y sus aliados de todos los colores y disfraces. El segundo es la generación de normas legales que permitan penalizar severamente la sola pertenencia a organizaciones calificadas como terroristas, o a elementos de soporte o propaganda de las mismas.

Para disminuir el riesgo de ser acusados de manipulación política al perseguir a nuestros adversarios, sugiero combinar en ese listado los grupos locales de probada criminalidad en territorio nacional, como Sendero Luminoso y el MRTA, con aquellos que estén en el listado de la ONU. De este modo, aunque siempre de manera imperfecta, dejaremos de estar legalmente inermes. Que no nos cojan de sorpresa nuevamente es responsabilidad impostergable de los tres poderes del Estado.

 

Dardo López-Dolz

 
Dardo López-Dolz
25 de octubre del 2016

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