Hugo Neira

Otro visitante, Niccolò Machiavelli

Otro visitante, Niccolò Machiavelli
Hugo Neira
05 de octubre del 2015

Reflexiones sobre la política y el ejercicio del poder, de cara al 2016

Llego a casa un poco tarde, y en esto que me espera en el salón nada menos que Maquiavelo. Otro enviado del cielo como Hobbes. O de los infiernos. El florentino se pasea entre los estantes de mi biblioteca. Comedidamente me da la bienvenida.  No hay que olvidar que es coetáneo de Castiglione, el de la idea del Cortesano. Y luego me suelta una pregunta.

- ¿De modo que soy «el Galileo de la política»?                                                                 

- Bueno, eso no lo digo yo sino el filósofo Cassirer.

- Claro, responde. Un tudesco. Con el tiempo los alemanes se volvieron finos, no eran así cuando los visité en 1508. Su Señor, era Maximiliano, un inconstante.

- No fue su modelo de Príncipe, me atrevo a decir.

- No por cierto, más aprecié a Fernando el Católico, campeón de una virtud, la avaricia.

- En Lima decimos tacaño.

- Eso es bueno para el ‘Principatibus’, no son convenientes los Señores dispendiosos responde Maquiavelo.

Y le pregunto: - ¿Quién le inspiró ‘El Príncipe’, César Borgia?  

Maquiavelo no responde y sigue hojeando libros. Al fin retoma la palabra y me dice:

- Esa obra se la dediqué a uno de los Médicis. Quería volver a Florencia, vivía en Sant’Andrea in Percussina, a unos veinte kilómetros. Suspira y me pregunta:

- En su Señoría, ¿van pronto a elegir otro gonfalonero?  (El abanderado, el jefe)

- En efecto, en elecciones generales.

Inmutable Maquiavelo prosigue:

- ¿Elige el pueblo ‘grosso’?

- ¿O sea los magnates? Claro que sí, pero el ‘popolo’ es mayoritario.

Maquiavelo me mira y me dice:

- En Florencia unas mil familias elegían un gonfalonero de justicia de por vida. En mis días, fue mi amigo Soderini, republicano como yo, quien me eleva a segundo canciller, y me ocupé de asuntos internos como de las relaciones exteriores de mis 29 a los 43 años. Luego, para ambos, vino la tortura y el exilio. ¿Sus gonfaloneros tienen mejor destino?

- De ninguna manera. Por lo general pasan el resto de su vida en prisión. Otros tienen que huir por los techos y otros terceros enfrentan a los tribunales por el resto de su vida.

- Usted sabe que he pensando siempre que el pueblo de trabajadores, los ‘mechanici’, finalmente piensa mejor que los Príncipes. Eso lo digo en  “Los discursos”.

- Es libro para republicanos, se lee menos. Somos un país donde nadie quiere ser pueblo. La aspiración es a enriquecerse rápidamente y ser a su vez, Señores. Le llaman «movilidad social».

- ¿Qué va a pasar en el 2016?  

- Usted usa dos conceptos. ‘Virtù’ y diosa Fortuna. Lo primero es el coraje para gobernar. E imponer decisiones realistas. No creo que nuestros electores busquen eso, sino “la fortuna”, es decir el azar, la chance. Dios es peruano.

- Bizarra República, le oigo decir. ¿Tienen guerreros?

- Sí, como usted reclamaba, una milicia.

- ¿Son valientes?

- Sí, pero luego que salvan al pueblo de tiranías y condotieros peligrosos (Abimael Guzmán) van presos. En los conflictos internos, algunos pillan, violan a campesinas.

- Si la milicia falla, entonces  los ‘grossos (los ricos) ¿toman las armas?

- Para nada. Quieren que todo se arregle con conversaciones y consensos.

Maquiavelo sonríe. «Han pasado siglos y la humanidad se mantiene inmutable. Siguen pensando que el orden es un hecho natural y no político».

- Tengo entendido que es amigo de Alan García. ¿Qué le falta  para ganar?

- Lo que tiene Keiko, una parte del pueblo de abajo.

- ¿Y a esa dama, qué le falta?

- Lo que tiene García, cuadros de clase media, pueblo aprista y experiencia.

- ¿Y el ‘Signore’ PPK?  

- Como consejero, dicen, se habría traído un brasileño, una persona de otro país.

Maquiavelo enarca las cejas.

- ¿Un extraño para saber qué quieren los ‘grossos’ y el ‘popolo’ locales? No me han entendido. Hay que ser temido y ser amado, pero si hay que elegir…

- No, en la Señoría de Lima todos quieren ser amados. ¿Temidos por aplicar la ley? Ni locos.

- Y entre tanto el caos se apodera de la ‘citta’, concluye Maquiavelo.

- Sí, pues la República está en riesgo y el Marqués no lo entiende.

Por:Hugo Neira

Hugo Neira
05 de octubre del 2015

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