Giovanna Priale

Nada más noble que ser médico

Por el ejercicio de la profesión en las mejores condiciones posibles

Nada más noble que ser médico
Giovanna Priale
06 de julio del 2018

 

Hace ya algunos años, mi papá —que hoy ya no está conmigo— fue operado a corazón abierto para colocarle, en reemplazo de unas arterias obstruidas, unas nuevas que obtuvieron de su pierna. La operación duró ocho horas y el médico que se hizo cargo —una eminencia, el doctor Jaime Ulloa Schiantarelli—, salió sumamente cansado, pero con fe en que mi papá saldría adelante.

Para este logro, sin duda alguna, la experiencia del doctor y la mano de Dios fueron fundamentales. Es por eso que nada más noble que la labor de un médico para prolongar la vida de un paciente, calmar su dolor o prescribir las medicinas necesarias para sanarte o mitigar los daños colaterales de alguna enfermedad.

Un joven médico tiene por delante un largo proceso de aprendizaje, con años de experiencia y muchos casos vistos en hospitales de provincias, en los que tiene que atender a innumerables pacientes. Todo eso le sirve de base para posteriormente tomar decisiones rápidas y efectivas, que le ayuden a mejorar la calidad de vida del paciente y de su familia.

Perú necesita muchos y buenos médicos, y los peruanos necesitamos un acceso a la salud mucho más equitativo y oportuno. Y sí, es verdad, en las zonas más pobres, a veces, solo hay médicos haciendo sus prácticas, bajo la modalidad de Serum. Faltan médicos experimentados que puedan dar cátedra a estos jóvenes; pero así y todo salen adelante, porque no pueden dejar morir a sus pacientes.

Y aquí, es donde te pido, que me ayudes, que levantemos la voz, que exijamos que los médicos de Essalud y del Minsa sean buenos y con experiencia, al igual que los que trabajan en las clínicas privadas. Los médicos jóvenes tienen que especializarse y desarrollar sus prácticas, ojalá en casos más sencillos, para que los complejos sean atendidos por los mejores.

Esta semana, un amigo mío muy querido, médico de profesión, me contaba un dilema ético. En el hospital en el que trabaja, un amigo suyo —médico bastante mayor y competente— quería dejar a su hijo ocupando su puesto, pero este era muy joven y sin experiencia. Mi amigo creía que esto no era correcto, porque se debe propiciar un concurso público para que el médico más preparado y competente gane la plaza. Pero tenía miedo de perder la amistad de su colega. Así las cosas, quedarse callado no resolvía nada, así que decidió actuar y encarar a su amigo.

La medicina es, sin duda, la profesión más noble de este planeta, y tenemos que cuidarla y cultivarla. Luchemos por la labor de los médicos y por el ejercicio de la profesión en las mejores condiciones posibles.

 

Giovanna Priale
06 de julio del 2018

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