Movimientos regionales: los hermanos Bolaños Díaz

Cuando era pequeña, mi abuela materna nos hablaba de las largas jornadas de discusiones y trabajo que ella presenció, también siendo pequeña, de sus hermanos mayores: Federico, Reynaldo y Óscar Bolaños Díaz. Los tres jóvenes empezaron su labor como escritores desde muy temprana edad, y formaron un grupo literario que publicaba la revista Hélice, en Huancayo. Fue entonces cuando Reynaldo adoptó el pseudónimo de Serafín Delmar y Óscar el de Julián Petrovick.

Si uno revisa la producción literaria de ambos escritores encontrará una vasta cantidad de libros y poemarios, entre los cuales destacan Sol, están destruyendo a tus hijos y Diario íntimo de un condenado, de Serafín Delmar; y Paloma asustada de Julián Pétrovick. 

En opinión de los expertos, Serafín Delmar es un precursor de la literatura social. Para formarse una idea de su pensamiento, basta leer este extracto de su autobiografía: “...llegaron días de miseria a la casa, y aprendí a ser hombre a los catorce años. Viajando de la sierra a la montaña y de la montaña a la puna, comprendí a los hombres de color y amé a mi tierra. El viento y el cielo fueron mis compañeros inseparables, y nunca me cansé de contemplar la naturaleza. Solo me dí cuenta que algo cantaba en mi corazón cuando tuve veinte años”.

Por su parte, Julián Pétrovick es visto como un representante de la poesía vanguardista y adopta, en opinión de Nicolás Matayoshi, una posición principista en defensa de los más vulnerables. Para probar tal afirmación, Matayoshi presenta el alegato que escribe Julián Pétrovick, en 1925, en defensa de las mujeres, señalando que "no siempre la mujer ha de tener menos valor que el hombre. Se registran multitud de casos en los que la mujer ha puesto de manifiesto su competencia para todas las cosas que el hombre la creía incompetente? No vale conformarse. Hay que hacer algo por nivelarse".

Hoy es muy poco lo que sabemos con respecto al legado de los hermanos Bolaños Díaz, pero es importante recordar y traer a nuestra memoria estos días de efervescencia cultural y política. El movimiento regional que encabezaron fue consecuencia del empuje económico que se produjo en la región de Huancayo con la llegada del ferrocarril, que puso a la ciudad en contacto con la capital y con el resto del mundo, que enfrentaba la Segunda Guerra Mundial.

Claro que vale la pena contarle esta historia a las actuales generaciones, porque estos jóvenes vinieron de una familia en la que el sostén del hogar era una mujer que trabajaba de profesora, que se quedó viuda con cinco hijos pequeños, por lo que el logro es doblemente grande. El esfuerzo de los hermanos Bolaños Díaz es el de cientos de jóvenes que fueron autodidactas y que lucharon por sus ideales en una época convulsionada, por un Perú con mejores y mayores oportunidades para todos.

Cuánta de esa realidad se repite hoy en nuestro país, cuánta falta hace que sigamos hoy trabajando por un presente y un futuro realmente sostenible para nuestros hermanos en todo el Perú. Cuánto coraje debemos tener para enfrentar lo que creemos injusto y ser capaces de anteponer el Perú a nuestros intereses personales.