Cesar Gutierrez
Modificar la estrategia sobre recursos naturales
Para adecuarnos al nuevo orden mundial
Si algo resalta en la economía peruana en este año es el significativo incremento de precios de los fertilizantes y combustibles, siguiendo la tendencia internacional. Y también el bajo precio del gas natural, en contrasentido a lo que ocurre en otras latitudes, consecuencia de la modificación de la cláusula de reajuste de precio acordada en el 2006.
En los fertilizantes, la urea que es el más utilizado –27% del total– dentro de los siete tipos que se importan, el precio medio –CIF Callao– en siete meses de este año ha sido superior en 100% respecto al del mismo período del año pasado. En cuanto a los combustibles, la comparación al cierre de agosto señala que los precios respecto al 2021 han sido mayores en 34% en el diésel, 46% en el gasohol de 95 octanos y 42% en el gasohol de 90 octanos. Por supuesto que estas cifras han impactado en la variación de precios al consumidor, que ha sido de 5.64% entre enero y julio.
En cuanto al gas natural (GN) cuya mayor influencia se da a través de la tarifa de electricidad, el precio actual es de US$ 3.44 por millón de BTU (US$/MMBTU), mientras que en mercado relevante de Henry Hub-estado de Luisiana en EE UU-llega a los 8.75 US$/MMBTU. A pesar de ello, el costo de electricidad se ha incrementado por distorsiones del mercado que explicaré en otro artículo.
La comparación citada es para moléculas de GN en el punto de transacción, antes del transporte por ductos a los centros de consumo. Si se hace el mismo ejercicio para gas que se transporta en fase líquida por barcos –LNG–, las exportaciones peruanas de agosto se han dirigido al Reino Unido, donde el precio del marcador de referencia el New Balancing Point (NBP) ha sido de 35.48 US$/MMBTU.
En un contexto internacional en el que las sanciones a Rusia y Bielorrusia harán que disminuya en 23% la oferta exportable de fertilizantes a largo plazo; las políticas estatales del uso del GN tiene que dar señales diferenciadas para los suministros a petroquímicas del metano-amoniaco, urea y nitrato de amonio, una manera es tener regalías diferenciadas. También hay que relacionar la producción de roca fosfórica de Bayóvar con la de fosfato diamónico, que representa el 11% de los fertilizantes hoy importados.
Bajo los mismos lineamientos del caso del metano, se necesita crear condiciones para el desarrollo de la industria del etano; el primer paso es la producción de etileno, insumo primario para los plásticos. En este caso adicional al tema de las regalías, hay que perfeccionar la norma –Ley N° 29690– que establece condiciones para la separación del etano del GN extraído.
Lo señalado significa, en buen romance, que bajo el contexto de inversión privada el Estado ponga condiciones e incentivos para disminuir el uso del GN como combustible, que es muy ineficiente –52% de pérdida del energético–, con el agravante de mal utilizar el etano, tanto en el mercado local como en la exportación como LNG.
Finalmente, en cuanto a los combustibles, la realidad nos muestra un mercado internacional en el que los márgenes de los refinadores eficientes se ha triplicado –de US$ 10 a US$ 30 por barril–, lo que será una gran ayuda para que Petroperú pague sus deudas del Proyecto de Refinería Talara. Pero sin excesos, para ello debe tenerse precios de referencia –no es regulación– que orienten al consumidor, evitando beneficios indebidos para los suministradores y el perjuicio de los consumidores.
Los tiempos han cambiado. No solo apuntemos a ser extractores de materia prima, porque se están dando las condiciones para la industrialización. Pero se necesita transmitir confianza a nivel político y tener políticas de incentivo para la inversión, tanto en la explotación como en la exploración de recursos naturales.
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