Franco Germaná Inga

Mano dura contra el terrorismo

Mano dura contra el terrorismo
Franco Germaná Inga
09 de mayo del 2017

Rechazo al Movadef, Sendero Luminoso y el MRTA.

Es 2017, pleno siglo XXI, era de la información y de la economía del conocimiento. En teoría, por primera vez en nuestra historia el Perú vive en una época en la que el saber es democrático e inclusivo debido a que tenemos información prácticamente ilimitada a tan solo un click de distancia. Sin embargo, en la práctica sucede otra cosa. En esta última semana he quedado sorprendido por el total descaro del Movadef —que no es otra cosa que Sendero Luminoso— realizó una marcha portando la imagen de Abimael Guzmán Reynoso, en clara apología al terrorismo. No obstante, lo que me sorprendió más fue la relativa pasividad con la que cierto sector del espectro político se pronunció al respecto —nótese, los tibios—, y ello me ha llevado a reflexionar sobre la poca memoria y la lentitud con la cual algunas autoridades le hacen frente a los terroristas que aún operan en nuestro país.

Debemos partir de la siguiente premisa: Movadef y Sendero Luminoso son lo mismo, como bien señaló Diana Seminario en su columna “Un país con memoria (selectiva)”, al recordarle al Ministro del Interior “que en el 2014 una inspección en la celda de Guzmán Reynoso permitió recoger documentos que comprueban que fue el mismo ‘Gonzalo’ el fundador de este movimiento, y que lo dirige desde la Base Naval”. Nunca dicho más claro.

Luego, debemos ser conscientes de que aún existen terroristas activos en el Perú, que haciendo gala de su falta de patriotismo —además de atentar contra la vida de peruanos que dicen defender— se han aliado con el narcotráfico y les sirven a ellos como “chalecos” para sus actividades ilícitas en la selva. Como ejemplo de ello, está el VRAEM y zonas aledañas por donde pasa la droga, en donde además de civiles han muerto valerosos policías y militares. Un caso simbólico para mí es el del suboficial César Vilca, que fue torturado y asesinado por los terroristas. Como las autoridades no lo buscaron, su propio padre tuvo que hacerlo, para encontrar el cadáver de su hijo pudriéndose en la selva y regresarlo en la maletera de un taxi. Siempre me impactó esa historia. César, que en paz descanse, tenía 22 años. A mi edad, él luchaba en la zona más peligrosa del país para que gente como yo pueda salir a la calle sin temor de que le exploten coches bombas.

Por otro lado, no podemos perder de vista que el MRTA se está reagrupando y que encima tienen la osadía de publicar videos en Youtube en los cuáles hacen vivas al fallecido terrorista Néstor Cerpa, otrora cabeza de esta agrupación que lideró el secuestro en la embajada de Japón y fue abatido en la Operación Chavín de Huántar.

Ante este escenario, yo me pregunto ¿qué hace el Estado para enfrentar a los terroristas? El combate a las ideologías extremistas y asesinas tiene necesariamente componentes políticos, económicos y educativos. En primer lugar, los partidos al ofrecer a la gente la posibilidad de participar en la vida política del país colaboran en insertar a la población en el sistema democrático.

En segundo lugar, si el crecimiento en el PBI se ve reflejado en mejoras concretas a los servicios públicos, infraestructura y se fomenta el emprendimiento, las poblaciones alejadas e históricamente pobres tendrán herramientas con las cuales entrar al sistema económico. En caso contrario, mantendrán con justa razón un resentimiento contra el sistema democrático, económico y la clase gobernante que les habrá fallado; de esta manera, se pueden ver tentadas por discursos extremistas.

En tercer lugar, educar a las nuevas generaciones y también a la presente es fundamental para que los ciudadanos tengan oportunidades de progresar en el futuro. Finalmente, de gran importancia será que esta educación incluya lecciones sobre las atrocidades que cometió el terrorismo, para que no tengamos desmemoriados en el Perú.

A pesar de estar de acuerdo con estos tres enfoques, considero que la estrategia del Estado para vencer al terrorismo no puede descuidar el enfoque militar. Este no consiste en “jugar a la guerrita” o violar derechos humanos; significa invertir en inteligencia, incrementar la presencia militar en las zonas pertinentes y, por qué no, de una vez por todas pacificar el VRAEM.

Finalmente, con estos cuatro enfoques la victoria es posible. Sin ellos, solo queda cruzar los dedos y rezar para que la historia no se repita.

 

Franco Germaná Inga.

@FrancoGermana

 

Franco Germaná Inga
09 de mayo del 2017

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