Hugo Neira

Madre mía, poema

“Seré austero, sagaz, justo y honrado”

Madre mía, poema
Hugo Neira
04 de diciembre del 2022


No es un poema mío, pero lo sé de memoria desde la primaria. 

Yo no conocía a mi madre que vivía en Arequipa. Mis padres se habían separado cuando yo tenía tres años. Pero mi madre, Rosalía Samanez, no podía venir a Lima a verme. Yo recibía y leía sus cartas. Y este poema, además de ser bello, era una lección de moralidad. Yo la tuve a los ocho años. Vivía con mis abuelas paternas, las Damiani, arequipeñas, en Lima. Me daban lecciones de comportamiento. 

Este poema lo retuve durante años hasta que un día, en el viaje de promoción del final de la secundaria, teniendo yo unos 17 años, animé al grupo a conocer la ciudad de Arequipa para yo conocer a mi madre. Y le di un abrazo declamando estos versos que marcaron mi construcción personal. Gracias al poema de Federico Barreto y a los buenos colegios de antaño. 

Nunca olvidé ese verso, al final, —“seré austero, sagaz; justo y honrado”—, que se volvió la ruta de mi vida. 

***

¡Madre mía! 

Madre mía, tu carta he recibido
y he llorado sobre ella tanto, tanto,
que sus renglones han desaparecido
bajo las turbias gotas de mi llanto…

“Hijo -me dices con amante anhelo
en esos signos que mi pecho adora-.
¡Dios te bendiga desde el alto Cielo
como yo lo hago, desde aquí, a toda hora!”

Hijo, sé bueno y, como bueno, honrado;
no te arrastres jamás por la escoria,
y cuando bajes al sepulcro helado
Dios como premio te dará la Gloria.

Conserva siempre erguida la cabeza, 
y si te ofende alguna vez un necio, 
desprecia sus injurias con firmeza, 
que el castigo más grande es el desprecio! 

Ama la ciencia, y brillará tu mente;
gana, por fin, la meta de ese modo.
Mira, hijo mío, que en la edad presente
tan sólo es grande el que lo sabe todo.

Sé paladín de toda causa buena;
coloca la razón sobre el deseo,
y cada vez que ruedes en la arena,
álzate con más fuerzas como Anteo.

¡Anda con tiento! Hasta en la alegre vega
vive el reptil y crecen los abrojos.
La Fe no sirve para guía: es ciega.
La Duda sirve más:¡tiene cien ojos!

No envidies con rencor lo que te admira,
porque la envidia ruin, tenlo presente,
es una gloria para el que la inspira
y es un infierno para el que la siente.

El premio de la lucha es la victoria.
Combate, pues, con pecho decidido.
¿Vacilas? ¡Vuela a conquistar la gloria!
¡Quién no espera vencer, está vencido!

Si odias, depón tu encono envenenado;
Si amas, mantén tu amor hasta la muerte.
Y, ya seas feliz o desgraciado,
aprende a conformarte con tu suerte.

Ama a la patria con amor profundo,
Ámala con inmensa idolatría.
¡Más que a mí mismo! ¡Más que a todo el mundo!
¡Mira que es madre tuya y madre mía!

Respeta siempre todos mis consejos,
si buscas paz, si quieres tener calma.
y hoy que me tienes, de tu vista, lejos,
no me olvides jamás, hijo del alma!

Esto me dices en tu carta bella,
y yo te juro, madre bendecida,
que las lecciones que me das en ella
serán desde hoy la norma de mi vida.

Seré austero, sagaz; justo y honrado
como tú lo ambicionas y lo esperas…
Por tu amor seré yo bueno o malvado;
por tu amor seré yo… ¡lo que tú quieras!

Federico Barreto Bustíos, 
Poeta tacneño (08/02/1868 – 30/10/1929)

Hugo Neira
04 de diciembre del 2022

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