Giovanna Priale

Los nuevos retos de la generación plateada

Solo un tercio de los mayores de 65 años cuenta con alguna pensión

Los nuevos retos de la generación plateada
Giovanna Priale
19 de septiembre del 2019


Si revisamos las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), identificaremos que hoy cerca del 10% de la población peruana está por encima de los 65 años. Se podría señalar asimismo que al menos uno de cada tres hogares cuenta con un adulto mayor. ¿Estamos preparados para este crecimiento de la participación de la población mayor? Hoy, en promedio, las expectativas de vida de una persona que llega a los 65 años es por lo menos 20 años más. Y ese no es un tema menor.

Al 2019, un tercio de los mayores de 65 años cuenta con alguna pensión de jubilación, pero este escenario puede empeorar alarmantemente si tomamos en consideración que un grupo significativo de las personas afiliadas al sistema de capitalización individual están gastando lo que habían ahorrado en las AFP, al no tener ninguna garantía estatal de pensión mínima. Además dos de cada tres afiliados a la ONP no cobrará pensión, porque no alcanzó los 20 años de aportes necesarios para tener el derecho.

A medida que vamos ganando años, es más probable que enfrentemos algunos padecimientos, crónicos o esporádicos, que requieran atención médica y, por ende, mayores gastos en salud. En Perú, con un sistema de salud público colapsado y uno privado costoso, el acceso de los adultos mayores a una atención ambulatoria, a la medicina o a un internamiento hospitalario resulta complejo y costoso.

Por otro lado, este debilitamiento en la salud de la denominada “generación plateada”, se produce cuando su empleabilidad se ve reducida. Esto significa que si estos adultos mayores no han logrado ahorrar para su jubilación, se verán en la necesidad de “hacer cachuelos” o depender del aporte de sus hijos para sufragar sus gastos.

Sin duda, nos hace falta un conjunto de acciones de política pública congruentes con la necesidad de mejorar la capacidad de ahorro de la población en edad de trabajar. Pero también deberíamos preguntarnos si no es posible permitir que las personas, si así lo desean, sigan trabajando después de los 70 años, edad de jubilación legal en Perú.

Hace años tuve la oportunidad de trabajar con, y hacerme amiga, una persona muy querida, Miguel, a quien “jubilaron” a los 70 años. Miguel no solo estaba al 100% de sus capacidades intelectuales y físicas, sino que tenía una vasta experiencia y una gran generosidad para enseñar a las nuevas generaciones. Estoy segura de que su aporte al trabajo hubiese sido muy productivo, pero en Perú no se puede trabajar de manera dependiente más allá de los 70 años. 

Un amigo muy querido, Rafael, me dijo ayer que “la edad está en la mente”. Rafael tiene 74 años y es un apasionado de lo que hace. Lo escuché hace tres años en una conferencia en México, hablando sobre el incremento de la esperanza de vida y la reducción en la tasa de natalidad a nivel mundial. Escucharlo y saber que Europa ya está enfrentando los retos de la tercera y cuarta edad, nos debe invitar a reconocer la prioridad de trabajar para que no tengamos pobreza en la ancianidad.

Solidaridad intra e intergeneracional sí, pero con herramientas de política pública lo menos distorsionadores posibles: impuestos y transferencias condicionadas.

Giovanna Priale
19 de septiembre del 2019

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