Los “empujoncitos” de Thaler y la política pública

En el libro Un pequeño empujón Richard H. Thaler y Cass Sunstein, los autores, listan un conjunto de ejemplos sobre cómo las acciones de política pública, a través de los mensajes de recordación o la publicidad, pueden convertirse en herramientas efectivas para el logro de bienes públicos deseables, como la salud de las personas; o mitigar los riesgos de consumo de alimentos dañinos para la salud.

Tras la lectura del libro queda claro que si bien la estrategia de los “empujones” puede ser útil, debe utilizarse con responsabilidad. Todos estaremos de acuerdo en que una campaña publicitaria potente que use estos nudos de recordación para combatir el uso del cigarrillo es más que deseable; sin embargo, no sé si todos opinemos que una acción de política pública que fomente el uso del ahorro para la jubilación, para financiar gasto corriente, sea la mejor elección para el ciudadano.

La publicidad es un “empujón” para que los ciudadanos actúen conforme se aspira. Y además estos empujones pueden estar presentes en las leyes que emiten el Ejecutivo y el Congreso, y convertirse, así, en herramientas efectivas para influir en el comportamiento de los individuos. Al respecto, Sunstein y Thaler nos hablan del concepto de “paternalismo libertario”, según el cual el Estado, como el arquitecto de la toma de decisiones, es responsable de guiar las acciones de los individuos, sin restar la libertad que estos requieren para ejercitar su capacidad de elección.

En opinión de los autores, el “aspecto paternalista radica en que pensamos que es legítimo que los arquitectos de las decisiones traten de influir en la conducta de la gente para hacer su vida más larga, más sana y mejor”. Por otra parte, es libertario “porque queremos facilitar a las personas que sigan su propio camino”.

Esta aproximación teórica nos lleva a muchas posibles aplicaciones. Hoy quisiera remitirme al análisis de la aparente dicotomía que algunos líderes de opinión y actores de política pública discuten sobre la estabilidad macroeconómica y el sistema de salud anacrónico. Nada más lejos de la verdad. No es que tener las cuentas en orden, ahorro interno, capacidad de gasto y de endeudamiento sea malo. El problema es que el dinero que se generó en décadas de crecimiento no se invirtió de manera responsable y planificada, sino que se usó de manera irresponsable y privilegiando las acciones de corto plazo.

Los “pequeños empujones” de Sunstein y Thaler hoy se usan en muchos países para que el ciudadano sea mucho más responsable en su toma de decisiones respecto al cuidado de su alimentación o salud. Pero lo que es cierto es que en Perú, en medio aún de la pandemia de Covid-19, el actual Gobierno tiene aún por delante la enorme tarea de dar pasos valientes para reactivar la economía, mantener la estabilidad jurídica y generar empleo sostenible. Sin duda, además de estos “pequeños empujones”, en nuestro caso esperamos señales claras del nuevo Gabinete para que los empresarios y los trabajadores tengan claridad con respecto a las líneas maestras con las que lograremos recuperarnos de este tremendo shock externo.

Es impostergable la reforma del sistema de salud para que los ciudadanos tengamos acceso a una cobertura mínima. También es fundamental que los “mensajes de recordación para el aislamiento social” y las pruebas de Covid-19 estén a disposición en los puntos de afluencia masiva, a fin de mitigar el riesgo de que la pandemia siga afectando a más ciudadanos. Y para ello, el trabajo del nuevo Gabinete, al que le deseo éxitos, debe ser coordinado y eficiente.

Ni soluciones temerosas ni mentiras piadosas. Los peruanos estamos hechos para luchar por nuestros sueños. Pero necesitamos liderazgo y que ese “paternalismo libertario”, que es útil en estos momentos, ayude a que los ciudadanos tomemos las decisiones correctas en un entorno en el que el Estado acote y mitigue aquellas posibles soluciones que solo nos traerían desesperanza y pobreza a largo plazo. 

Le quedan diez meses de gobierno al presidente Vizcarra. La confianza de todos los peruanos está puesta en que este nuevo Gabinete jugará el partido como lo hizo la selección de Perú para clasificarnos al mundial de Rusia 2018: con todo el corazón y la garra necesarios para meter los goles que nos hacen falta.