Tino Santander
Los cafetaleros de la selva central
Sobre la incapacidad del Estado para enfrentar la plaga de la roya amarilla
El café es uno de los principales productos de agroexportación del Perú. Son aproximadamente 250 mil agricultores a nivel nacional que trabajan 425 mil hectáreas (Ha) en todo el país. El 30% de la producción cafetalera se desarrolla en la Selva Central (Chanchamayo, Satipo en Junín, y Oxapampa en Pasco). Son aproximadamente 700 millones de dólares en exportación cafetalera.
En Febrero del 2013 los cafetaleros pidieron ayuda al MINAGRI para combatir la plaga de la roya amarilla que afectaba al 20% de la producción. Hoy la Roya sigue avanzando y el MINAGRI continúa “evaluando” qué acciones tomar. En abril, el 43 % de los cafetales estaban afectados por la plaga. En mayo, frívolamente, el ministro Von Hesse (Agricultura) se retrató en Pichanaki “poniendo en marcha el plan contra la plaga de la roya amarilla del café”, pero la Resolución Ministerial que declaraba en emergencia el Sector cafetalero recién fue publicada el 4 de junio.
La roya amarilla afecta a más de 200,000 de las 420 mil hectáreas que están en producción. El ministro ha anunciado un “nuevo plan” ya que solo se atendió al 10% de los cafetales afectados. Los agricultores denuncian la demora de la ayuda para combatir el mal (paquetes tecnológicos con fertilizantes, fungicidas, abono y guano de isla, entre otros).
Ante la inacción del gobierno central, el agobio de las deudas con la banca privada y la indolencia del gobierno regional, los agricultores organizados en Federaciones Agrarias le exigen ahora al gobierno una política agraria: crédito (al alcance de todos los agricultores) y asistencia técnica son algunas de las demandas. Ya en Agosto del 2013 paralizaron la carretera central y toman La Oroya, y amenazan marchar a Lima.
El gobierno reaccionó tras la masiva protesta otorgándole recursos al Agrobanco, para la renovación de café y la compra de deudas que agobian a los agricultores (sólo alcanza para el 19% de los cafetaleros). Los agricultores exigen que el crédito llegue a todos los productores. Las Federaciones Cafetaleras no creen en políticas populistas. Menos en la condonación de sus deudas. Muchos de ellas quieren asociarse con Agrobanco para fiscalizar el crédito, tener asistencia técnica y buscar mercados de exportación. No quieren más intermediarios (como la Junta Nacional del Café) a la que acusan de estar al servicio de intereses particulares.
Los dirigentes son muy claros: “El paro está suspendido”. El gobierno tiene que cumplir con la implementación del Instituto del Café, otorgar más recursos al Agrobanco para extender el crédito, y reiteran, todos: “asistencia técnica”.
En la Selva Central, el 70% de los distritos tienen agua entubada, no cuentan con desagüe, ni plantas de tratamiento; tienen centros de salud y colegios precarios. En el Distrito de San Martin de Pangoa en Satipo, que pertenece al VRAEM, el desagüe está a punto de colapsar. En Pangoa, el que más sufrió la violencia política en los años 80, DEVIDA no existe, es “un organismo fantasma”, señalan los agricultores.
Esta es la crónica de un conflicto latente. El gobierno tiene la responsabilidad de implementar un programa que solucione integralmente los problemas de la selva central. Los dirigentes no son “radicales”. Solo la realidad los conduce a la protesta. Son migrantes de todo el país en busca de progreso. Las Federaciones quieren contribuir con a la creación de riqueza en nuestro país. Es el momento de actuar.
Por Tino Santander
(27 - Ene - 2015)
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