Raúl Mendoza Cánepa

Liberal pragmático

El sentido común lleva decididamente a defender la libertad

Liberal pragmático
Raúl Mendoza Cánepa
07 de octubre del 2024

 

Nada hay en la naturaleza de las cosas, por más que escudriñemos la realidad con la lupa más potente, que nos permita afirmar categóricamente la existencia de derechos naturales o ideas innatas anteriores a la experiencia humana. Más bien, parece que estos conceptos son fruto de un consenso social, una convención que, como el lenguaje o el mercado, surge de la interacción entre los individuos.

Mi propia inclinación hacia el liberalismo es el resultado de una larga reflexión, nutrida por la experiencia histórica. He sido testigo de los éxitos del liberalismo y de los fracasos estrepitosos del socialismo. Sin embargo, esta adhesión al liberalismo no es dogmática, sino pragmática. Me pregunto, ¿qué hubiera ocurrido si el socialismo hubiese prosperado? ¿Y si el capitalismo liberal hubiese conducido a sociedades tan empobrecidas como Cuba o Venezuela? ¿Qué hubiera sido de esa propensión a los derechos naturales para sustentar el liberalismo? El pragmatismo trata de sentido común y este lleva decididamente a defender la libertad. 

Suena muy pragmático para los idealistas extremos. El pragmatismo, como el utilitarismo de Bentham y Mill conducen a asumir que lo que funciona es bueno y que no debe ser cambiado. Dennis Rasmussen escribió The Infidel and the Professor (Princeton, 2017), David Hume y Adam Smith desde sus perspectivas. No es que el liberal sea siempre utópico. Son las evidencias las que pesan. ¿Las evidencias contrarias de éxito me hubieran llevado al socialismo? Se diría que No, porque el éxito y la felicidad también se miden por el alcance de los individuos para elegir qué pensar, en qué creer, qué fines perseguir, cómo vestirse o peinarse, cómo ser o parecer... Como decía Sartre, el infierno son los otros. Y el infierno comienza cuando se nos priva de la libertad de ser nosotros mismos. Ningún hombre aceptaría vivir en una jaula de oro, por muy lujosa que esta fuera. La libertad, en última instancia, es un bien superior. No se trata del derecho natural, sino de la felicidad.

Rasmussen, citado por Rodríguez Braun, dice que Hume y Smith eran liberales pragmáticos. El propio Schumpeter admite que todos los grandes inventos y avances de la ciencia y la cultura son un triunfo de la libertad individual. ¿Liberales pragmáticos?, dice Rasmussen: “secundaron los ideales de la tradición liberal, pero subrayaron la importancia de la moderación, la cautela, la flexibilidad, y la necesidad de atender al contexto”. 

Las claves del buen gobernante empatan con las virtudes cardinales de Platón: sabiduría, coraje, fortaleza, templanza y justicia. También “pragmatismo”.

Para Smith el buen funcionamiento de la economía era fundamental, pero también la libertad personal, la única que, según Jefferson, garantiza la definición de nuestros propios fines personales y nos pone a salvo de la fatal arrogancia de un rey omnisciente, aquel iluso depositario del conocimiento de cómo han de ser felices los demás.

Raúl Mendoza Cánepa
07 de octubre del 2024

NOTICIAS RELACIONADAS >

Dudas sobre la compra de armas

Columnas

Dudas sobre la compra de armas

Tanta es la corrupción histórica que es comprensible que...

21 de octubre
Tres partidos

Columnas

Tres partidos

No había pensado que el mercado político se rige, como l...

14 de octubre
Andrés Hurtado: el poder del hacha

Columnas

Andrés Hurtado: el poder del hacha

Es verdad que a Andrés Hurtado (Chibolín) le pasó...

23 de septiembre

COMENTARIOS