Dante Bobadilla

Leguleyadas electoreras

Leguleyadas electoreras
Dante Bobadilla
18 de febrero del 2016

Sobre la fracasada candidatura de Julio Guzmán

Para dejar el subdesarrollo un país necesita buenas leyes pero también instituciones e  institucionalidad.  Ahora solo tenemos leyes y leyes “como cancha”. Las instituciones solo son edificios decorativos donde puede ocurrir cualquier cosa, como la reciente resolución del Jurado Nacional de Elecciones sobre la inscripción del partido Todos por el Perú.

Para empezar apela al típico recurso de la burocracia nacional: soplar la paja hacia el otro escritorio. Pero también nos demuestra que no hay institucionalidad sino el más absoluto relativismo en la interpretación de la ley, en lo cual están alegremente secundados por una selecta casta de opinólogos progresistas, para quienes la ley es algo sumamente relativo.

Simplificando las cosas, significa que cuando a usted no le gusta un fallo porque lo pillaron incumpliendo las normas puede apelar a un “principio superior” y decir que sus derechos han sido vulnerados. Recordemos al señor Isaac Humala apelando a sus derechos constitucionales cuando le negaron su candidatura por estar reñida con una ley vigente. Hoy tenemos al señor Julio Guzmán afirmando que las leyes no importan si vulneran su derecho a participar en las elecciones. Y en esta curiosa posición lo secundan distinguidos panelistas de la TV que afirman que por encima de las leyes están los sacrosantos derechos de participación electoral. Además, la misma resolución del JNE se contradice al afirmar que las “formalidades legales” no pueden impedir el ejercicio del derecho a la participación política. Mejor cerremos todo, apaguemos la luz y salgamos. En un país donde las leyes pueden dejarse de lado si afecta un “derecho” puede pasar cualquier cosa. ¿Desde cuándo las leyes no afectan algún derecho?

Todos los derechos se ejercen de acuerdo a ley porque todos los derechos están normados. Si alguien cree que tiene una garrocha especial para saltarse la ley y tomar sus derechos directamente de la Constitución, debería ser puesto en su lugar, como ocurrió con el señor Isaac Humala. Sin embargo, tenemos instituciones, tribunos y abogados dispuestos a bendecir la garrocha de aquel que les simpatiza. Parece que estamos en una república bananera donde las leyes y los semáforos se respetan o no, de acuerdo a quien esté por pasar. La gran mayoría de los peruanos vivimos día a día sometidos al escrutinio estricto del cumplimiento de largos y engorrosos reglamentos para poder realizar casi cualquier cosa en la vida. Pero cuando se trata de políticos, ellos son una casta especial. A algunos de ellos se les concede una garrocha larga para saltarse los “formulismos legales”, como los ha llamado el propio JNE. Increíble.

Este despropósito tira por los suelos todos los esfuerzos que se han venido haciendo para institucionalizar los partidos políticos y la democracia, en busca de impedir que los aventureros se burlen del país. No queremos más inescrupulosos de esos que apelan a toda clase de artimañas para tentar el poder, como contratar un vientre de alquiler y convocar a una banda de tránsfugas, resucitados y arrimados salidos de la nada, aparentando ser un partido político, cuando en realidad ninguno se conoce. Para eso es que se han dado estas leyes y no para dejarlas de lado en la primera ocasión en que funcionan efectivamente, detectando a uno de estos aventureros en su combi repleta de trepadores rumbo a palacio. Y no es el único caso.

Me sorprende y hasta indigna escuchar a connotados abogados diciendo que el juez debe ir más allá de la ley para resguardar los intereses superiores, sugiriendo que los intereses del señor Julio Guzmán están por encima de la institucionalidad democrática del país, que es el fin supremo del JNE y razón por la cual se le ha creado y se le mantiene.  Si el señor Távara cree que los “formulismos legales” están demás, pues que los elimine para todos los partidos. Es más, mejor cerremos el JNE y que cualquiera postule a la presidencia con un mero trámite de inscripción. Sigamos siendo el país chicha que al perecer muchos prefieren.

DANTE BOBADILLA

Dante Bobadilla
18 de febrero del 2016

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