La primavera del patriarca

PPK propondría una gran amnistía para la reconciliación nacional

Pese a las enormes dificultades que enfrenta y a los nubarrones en el horizonte, debe ser gratificante para un tecnócrata que bordea los 78 años de edad asumir la jefatura de Estado. Es como encontrarse con una inesperada primavera cuando son tiempos de otoño. Sobre todo porque Pedro Pablo Kuczynski gobernará precisamente en un periodo en el que se realizarán las celebraciones del Bicentenario de la República, y entregará la banda presidencial a su sucesor el 28 de Julio del 2021, precisamente el día de nuestra efemérides patriótica.

Los más pesimistas señalan que durante el gobierno de PPK se presentará una situación similar a la del primer gobierno de Fernando Belaunde, proceso que terminó en el golpe de Estado de 1968, cuando el partido de gobierno era minoría en el parlamento frente a la alianza del Apra con la Unión Nacional Odriísta. Aquellos agoreros del pesimismo ya añoran que PPK recurra al procedimiento constitucional que permite la disolución del Congreso, luego de la censura consecutiva de dos gabinetes de gobierno.

La versión optimista señala más bien que esta esta puede ser una oportunidad histórica en la que, por diversas razones, cuaje la posibilidad de un gobierno de unidad nacional y una cohabitación política entre PPK y una mayoría parlamentaria fujimorista, consolidando nuestra gobernabilidad. Y es aquí donde la experiencia y sabiduría de PPK puede abonar en favor de un fructífero diálogo nacional. Un escenario nacional donde la presión ciudadana, los medios de comunicación y la movilización social obliguen a un entendimiento nacional. En buena cuenta, un gran momento de madurez de nuestra democracia, de cara precisamente a nuestro Bicentenario.

Los dos factores fundamentales que pueden dar lugar a este gobierno de unidad nacional y una singular cohabitación política son dos: en primer lugar, precisamente porque por su edad PPK no será visto como adversario hacia el futuro, puede comportarse como una suerte de patriarca de la democracia y el desarrollo económico; y porque son otros los actores que, ya desde ahora, afinan sus estrategias con miras hacia el año 2021. Es el caso de Keiko Fujimori, Verónika Mendoza y Julio Guzmán, líderes que se preparan para ser una alternativa hacia el 2021. En segundo lugar, porque la presión ciudadana obligará a pactos en diversos temas de la reforma política, la lucha contra la inseguridad y el fomento del crecimiento económico. Una ciudadanía activa y movilizada de manera proactiva y propositiva puede ser el factor determinante para hacer viable un gobierno de unidad nacional.

Las propias elecciones municipales y regionales del 2018 serán un punto de tensión que, en gran parte, sacará del escenario las posibilidades de una oposición abusiva o un intento de disolución del Congreso. Lo que sí es cierto es que el gobierno de PPK debe mostrar, desde el inicio, acciones concretas de éxito para enfrentar la inseguridad ciudadana, promover las inversiones y atender los diversos compromisos adquiridos en la campaña para la segunda vuelta electoral. De no mostrar eficacia y eficiencia desde el inicio de la gestión, pronto se sentirán las protestas ciudadanas.

Es en este marco que podemos prever una revalorización el diálogo como factor de gobernabilidad. Y serían precisamente aquellas fuerzas o líderes que se opongan a un proceso de búsqueda de consensos quienes paguen los efectos de un aislamiento. El punto más audaz de este diálogo sería la necesidad de una gran amnistía general como factor de reconciliación nacional, situación que solo puede darse si a cambio de ello el Congreso aprueba profundas reformas de nuestro sistema político, para revertir la corrupción institucional, la impunidad y el avance del narcotráfico.

Mirando el escenario con optimismo hacia el año 2021 y hacia el Bicentenario, el gobierno de PPK puede ser una opción que entremezcle cambios profundos, diálogo nacional, reconciliación y un momento de mayor madurez de nuestra República. Pero nada de eso será posible si diariamente el nuevo gobierno no muestra eficiencia para resolver los problemas más atenuantes. Quizá por ello la mayor preocupación de PPK en estos días sea la composición del primer gabinete de gobierno, con un premier que obtenga el consenso de todas las fuerzas políticas, el Congreso y la opinión pública.

Neptalí Carpio