Neptalí Carpio

La ciudad de los aniegos

Sedapal y su responsabilidad en los recientes aniegos

La ciudad de los aniegos
Neptalí Carpio
08 de febrero del 2019

 

Algo muy grave debe ocurrir debajo de la ciudad, en la maraña de tuberías de desagüe de una megaurbe que tiene una extensión de 2,819 km² y que, en su gran mayoría, es producto de una urbanización informal. No es normal que cada semana nos enteremos de diversos aniegos producto de la rotura de tuberías; una situación que ha tenido su punto más escandaloso en el caso de San Juan de Lurigancho, en las últimas semanas.

La hipótesis es que Sedapal ha realizado instalaciones de tuberías de agua y desagüe durante estos últimos 20 años con un proceso de muy mala calidad, tuberías que a los pocos años, se rompen o explotan en diversas partes, y con mayor intensidad en la época de verano. No se trataría solo de tuberías de mala calidad, sino de la manera en que se hacen las zanjas y las diversas capas de afirmado. Según la ingeniería civil y sanitaria, varios componentes tienen que tener consistencia para que un sistema de tuberías dure por lo menos 30 o 40 años. El comportamiento a largo plazo de cualquier tubería, está directamente relacionado con la calidad del montaje y de los materiales utilizados en la instalación. Es necesario seguir escrupulosamente los pasos indicados y realizar una supervisión competente en todas las fases del montaje.

Se trata de la realización de la zanja y de los tipos de zanjas, según el terreno; la cama de material granular sobre la cual se instala la correspondiente tubería; el relleno inferior y superior, así como las diversas capas compactadas, cuya consistencia impide una presión hacia abajo para evitar la rotura de la tubería. Pero, además, la tecnología moderna exige un sistema de sensores para medir la presión y administrar el flujo de las aguas. Y es esto último lo que no utiliza Sedapal, que emplea un monitoreo empírico y a puro instinto.

De realizarse una auditoría detallada en diversas partes de Lima Metropolitana, se llegaría a un escandaloso descubrimiento. Los resultados de un estudio preliminar del Colegio de Ingenieros del Perú sobre la tubería rota en la conocida zona de San Juan de Lurigancho, cerca de la Estación de Pirámide El Sol de la Línea 1 del Metro, habría dado luces sobre una nueva modalidad de corrupción en las obras de agua y desagüe. El modus operandi consistiría en que, para maximizar las ganancias de las empresas que terceriza Sedapal, estas no respetan los parámetros para asegurar la consistencia de estas tuberías instaladas. Es decir, no solo se usaría tubería de mala calidad, sino que la apertura de las zanjas, la cama de material granular y las diversas capas de compactado son mal hechas y en tiempo récord, para ahorrar recursos y tiempo, sin respetar los expedientes técnicos. Eso explicaría la serie de aniegos que se está produciendo en diversas partes de Lima.

El meollo de la cuestión radica en que Sedapal utiliza hace ya varios años un sistema de tercerización con empresas de pésima calidad y mediocre tecnología, conformando una red de corrupción en la que estarían comprometidos los funcionarios de la entidad de saneamiento y su propio directorio. Son precisamente estas empresas las que ganan diversos concursos, muy poco transparentes, para lucrar con este modus operandi. Pero no solo eso, sino que los residentes de obras que ponen estas empresas y los supervisores de obras que obligatoriamente tiene que poner Sedapal, de conformidad con la ley de contrataciones, se hacen de la vista gorda o forman parte de esa red dolosa.

Todo parece indicar que es este modus operandi es el que habría utilizado el Consorcio de la Línea 1 del Metro, entre la Estación de Bayóvar y la Estación de la Av. Grau. Es decir, lo ocurrido en San Juan de Lurigancho se podría repetir en cualquier parte del tramo señalado.

Una decisión radical que debería tomar el Ministerio de la Vivienda, o la propia Contraloría General de la República, es realizar una gran auditoria a toda la red de agua potable y el sistema de desagüe para, sobre la base de una muestra en una serie de punto de la capital, determinar cuál es la causa de los aniegos permanentes en la ciudad. Es una decisión crucial y para prevenir situaciones más graves en el futuro. Aunque, por lo pronto, parece inevitable que la ciudad de Lima será por un largo tiempo la ciudad de los aniegos.

No se trata solo de anunciar una reestructuración de Sedapal, como un cambio cosmético, sin ir a las causas de fondo de un modelo obsoleto de gestión, que entre otras cosas ha dado lugar a un sistema de muy baja calidad en la red de agua y desagüe. Se trata de una refundación de la empresa, con una real autonomía, con nuevos mecanismos de elección de su directorio y plana gerencial; pero además con la participación del gobierno metropolitano y los usuarios organizados. Y también un replanteamiento sobre la manera en que participa en el sector privado, actor fundamental para obtener fondos del mercado de capitales, y apostar a un plan de inversiones de largo plazo, pero de alta calidad y probidad.

 

Neptalí Carpio
08 de febrero del 2019

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