Guillermo De Vivanco

La batalla de Gamarra

No se puede anteponer el derecho a la protesta al derecho al trabajo

La batalla de Gamarra
Guillermo De Vivanco
02 de mayo del 2022


Apareció la cara social del emprendedor, no el estigma elitista que nos enrostran. Fue el pasado viernes 29 de abril, en el Centro Comercial GAMA ubicado en la cuadra 12 de Gamarra. Por primera vez se juntó el pueblo productor: grandes y chicos todos unidos en defensa de la libertad, el trabajo y la economía. El milagro lo logró Pedro Castillo con su incesante y corrosivo llamado al totalitarismo constituyente, y a su incapacidad y evidente catadura moral.

Las doscientas instituciones que se autoconvocaron representan a todos los sectores de la economía, a empresas ubicadas en la costa, sierra y selva. Desde la Confiep, la Sociedad de Pesquería, la de Minería y la de Industrias,  hasta los representantes de las tres millones de micro y pequeñas empresas que dan trabajo a 10 millones de personas. No salimos en una marcha, pero de haberlo hecho no habrían calles en el Peru capaces de albergar la masa unida en defensa del Perú y llamando a la vacancia de Castillo.

Carlos Milla, presidente de la Cámara Regional del Cusco, dio un claro ejemplo del daño causado por el desgobierno: que el Ejecutivo haya aprobado la huelga de los operadores aeroportuarios en vísperas de Semana Santa, que generó la cancelación de vuelos y reservas en todo el territorio. Asimismo denunció la infiltración de radicales que sembraron el caos y agredieron a los turistas. La imagen de un país salvaje e ingobernable dio la vuelta al mundo. Milla agregó que “no se puede anteponer el derecho a la protesta al derecho al trabajo y al libre tránsito”.

A su vez, Eduardo Ojeda, presidente de la Cámara de Comercio de Ica, denunció la infiltración de comunistas en las protestas. Resumió las malas políticas que destruyen la confianza y han paralizado las inversiones en el agro: con este gobierno no se ha sembrado ni una hectárea más en Ica, afirmó.

Ana María Choquehuanca, presidenta de la Asociación a Pymes del Perú, acusó a un gobierno que trabaja en la clandestinidad, que nos ignora, que es responsable de que 500,000 pequeñas empresas hayan dejado de operar. Y acusa al presidente de no entender el mundo empresarial, y que su odio está matando a la gallina de los huevos de oro. “Creemos en el encadenamiento. Los trabajadores son nuestros aliados, no estamos en veredas diferentes, solo queremos seguir trabajando”.

A su vez, Edward Palacios, presidente de la Cámara de Comercio de Apurímac, reclamó la presencia del Estado en el conflicto minero de Las Bambas. Las minorías radicales chantajean al Estado y el gobierno no hace nada. Resulta incomprensible que no aprovechemos el precio de los minerales y la enorme demanda mundial de alimentos. No existe la voluntad política, y Castillo que ha demostrado que es incapaz debe renunciar. “El pueblo tiene hambre. Escuche,  presidente”. Queda claro, por las diversas denuncias, que todas las protestas vienen siendo infiltradas.

Hoy, cinco décadas después de llegar a Gamarra, puedo decir que he sido testigo de un pueblo productivo y emprendedor, ni servil ni del todo pobre, andino en su gran mayoría (en Gamarra no hay capital limeño ni extranjero) al que nunca le interesó la política. Nuestra debilidad estuvo en nuestra naturaleza individualista que impidió que se desarrolle institucionalidad y se legitimice a nuestros voceros. Nuestra bandera fue el pragmatismo, la meritocracia y la propiedad privada.

Nunca entendimos los conceptos de izquierda o derecha, aunque hoy escuchamos que todos los millones de empresarios somos llamados de derecha. Nos gobiernan sujetos formados en el sindicalismo, la ideología comunista, y en organizaciones criminales. No tienen idea de lo que es producir. Nunca han trabajado ni generando riqueza; son parásitos, oportunistas y, muchos de ellos, corruptos. Por eso la agenda es política y no económica. Es totalitaria y no busca el bienestar social, sino someter a la sociedad.

El evento multinacional del viernes 29 de abril ha marcado un hito en nuestra perspectiva social. Un enemigo común ha permitido definir nuestros valores y la visión de futuro que queremos. Era necesario que se devalúe la palabra y la credibilidad para que los peruanos votemos con responsabilidad y el comunismo sea desterrado, a pesar del alto precio que hemos tenido que pagar. Ahora toca consensuar un liderazgo que nos represente unitariamente.

Castillo se quedó sin pueblo, la izquierda sin discurso y los caviares sin trabajo.

Guillermo De Vivanco
02 de mayo del 2022

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