Guillermo De Vivanco

Tayo

El gran legado de Estuardo (Tayo) Masías trasciende lo social y lo empresarial

Tayo
Guillermo De Vivanco
04 de diciembre del 2025

 

Ha fallecido Tayo Masías. La noticia parece inverosímil. Es una gran pérdida. Parecía inmortal, un titán difícil de vencer, un luchador que nunca se rindió ante la adversidad, un visionario que venció al desierto, que irrigó cerros, un sobreviviente del comunismo expropiador que le quitó los campos a su familia, un deportista multifacético, remero olímpico en Roma 1960, múltiple campeón Master, polista y ciclista. Alguien que se definía como trabajador y que encontró en el deporte la escuela de la disciplina, del esfuerzo extremo, del límite de la condición humana, del triunfo y la derrota. Encontró en la disciplina el valor esencial para lograr el éxito. Tayo fue un resiliente nato, convirtió la dificultad en reto, se nutrió de la adversidad y de ella surgió una creatividad cuyo legado es un testimonio inspirador de cómo alcanzar el éxito. Con su inseparable compañera Beatriz Málaga criaron a sus tres hijos varones, hoy al mando de las empresas, y a su hija Vania, quien revolucionó la danza en el Perú y la convirtió en un arte de reinserción social.

Estudiante de agronomía en la universidad estatal de La Molina, se graduó cuando el gobierno comunista expropió todas las tierras de su familia. Logró salvar 50 hectáreas, insuficientes para un proyecto agrícola de envergadura, por lo que compró gallinas ponedoras e incursionó en el negocio de los huevos. Eran tiempos de terrorismo y secuestros. Sufrió atentados y amenazas contra su vida que no lo amilanaron. Desde ese negocio inició una innovación en métodos de crianza y alimentación que hoy permiten contar con siete millones de gallinas ponedoras, reciclar los nutrientes del guano de sus propias aves y convertirlos en insumos para su alimentación. Logró integrar todo el negocio. Paralelamente fue pionero del riego por goteo, aprovechó al máximo la escasez de agua y convirtió cerros áridos en extensas plantaciones de mandarinas, manzanas y cochinilla. Con los años compró más de 4,500 hectáreas que hoy permiten exportaciones superiores a cien millones de dólares.

Me quedaría corto en una semblanza de Tayo si no mencionara su espíritu solidario y humanista. Él se definía como un hombre trabajador, ni intelectual ni académico. Su personalidad era campechana y sencilla, capaz de codearse tanto con las élites peruanas como con sus humildes trabajadores. Cuando a inicios de los ochenta incursioné en el ciclismo, este deporte era popular. Mis compañeros eran provincianos, vivían en los conos, gente humilde. Tayo nos invitaba a su casa, a ejercitarnos en su gimnasio y a disfrutar de suculentos desayunos. Todos éramos iguales. Ese espíritu lo llevó junto a Beatriz a formar la Fundación La Calera, que construyó más de quinientas casas para sus trabajadores tras el terremoto de Pisco y que ha desarrollado proyectos de capacitación, salud, educación y apoyo legal en el saneamiento de propiedades de miles de campesinos, además de programas de alimentación que brindan desayunos y almuerzos diarios a más de dos mil niños. Busquen la Fundación La Calera y verán que hacen el trabajo de cinco ministerios.

El legado de Tayo trasciende lo social y lo empresarial. Capitanes como él o como Lucho Banchero representan lo que significa el empresario en el desarrollo del Perú. Su visión y creatividad permitieron a Lucho Banchero convertir el mar peruano en fuente de riqueza y empleo bien remunerado, siendo líderes mundiales en exportación de harina de pescado. Del mismo modo, el legado de Tayo conquistó cerros y desiertos, desarrolló infraestructura, canales de riego, conexiones eléctricas y caminos rurales que mejoraron el bienestar de miles de peruanos pobres. Lo hicieron pese a un Estado burocrático. Cuando en el Perú la política revanchista sataniza al empresario, a la empresa privada y al capitalismo, cuando se propone otra reforma agraria para saquear el esfuerzo ajeno, cuando la mediocridad, la envidia y el parasitismo se presentan como alternativa política, hay que recordar que el desarrollo del Perú está en gente como Banchero o Tayo. Y habría que preguntar a los políticos de izquierda y a su cháchara divisionista cuál es su aporte real al desarrollo del país.

Buen amigo, descansa en paz. Vivirás por siempre.

Guillermo De Vivanco
04 de diciembre del 2025

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