Victor Robles Sosa
La Alianza no hace “click”
¿Por qué no levanta vuelo la candidatura de Alan García?
Alan García viene desplegando una intensa campaña en Lima y en el Interior del país en busca de remontar el difícil escenario electoral que le ha tocado vivir esta vez. Nadie podría discutir la enorme voluntad política y la perseverancia que lo caracterizan y que le permitieron ser elegido presidente de la república, por segunda vez, en el 2006, contra todos los pronósticos.
La pregunta es: ¿le alcanzarán la voluntad y la perseverancia para ganar otra vez? Puede ser, pero para evaluar sus posibilidades de éxito también hay que considerar otras variables: las preferencias de los electores reflejadas en las encuestas, la presencia mayoritaria de un electorado joven que ve la política de una manera distinta y la percepción de los ciudadanos en general respecto a la candidatura del ex presidente.
Una encuesta es la imagen de un momento, pero varias encuestas vistas en perspectiva marcan una tendencia. En el caso de la Alianza Popular lo que vemos es una tendencia clara de retroceso o de estancamiento en la preferencia de los votantes. En otras palabras, la candidatura de Alan García no ha hecho “click” con los ciudadanos a pesar de la gestión aceptable que realizó del 2006 al 2011.
Una explicación probablemente sea, como afirman algunos, que los jóvenes de hoy ya no se impresionan con los grandes discursos porque son hijos de tres décadas de descrédito de aquella vieja forma de hacer política, muchas veces demasiado sectaria e ideologizada. Sino, que lo diga la izquierda marxista en proceso de extinción.
Pero la causa principal del destino incierto de la Alianza Popular tal vez esté en la percepción ciudadana de su origen. La mayoría de los ciudadanos parece creer que el principal objetivo de la coalición Apra-PPC es salvar su inscripción electoral, y no construir un nuevo proyecto político que articule ambas fuerza políticas sobre la base de grandes coincidencias estratégicas. Por si fuera poco, esta percepción parece ser compartida dentro de la propia Alianza.
Por ejemplo, Javier Valle Riestra ha señalado que acata la decisión del Apra de crear la Alianza Popular, pero está en desacuerdo porque considera que “es la unión de la tesis y la antítesis”. Y por el lado del PPC es notoria la ausencia de conocidos tecnócratas pepecistas en los equipos de trabajo de la coalición, en particular el de plan de gobierno.
Uno de los graves errores en la concepción de la coalición parece haber sido el de negociar el acuerdo con Lourdes Flores y Luis Bedoya, dejando de lado a Raúl Castro, lo cual precipitó la crisis del PPC y a la postre resultó determinante para dejar en la gente la percepción de que tras aquella negociación se movían solo intereses partidistas, lo cual no es riguroso.
Contra lo que diga Valle Riestra, el Apra y el PPC tienen hoy grandes coincidencias estratégicas que –grave error- no fueron explicadas a los ciudadanos: la defensa del modelo económico que ha reducido la pobreza de 60% a 23%; la coincidencia en reformar las instituciones del estado que cubren de impunidad a la delincuencia a cambio de coimas, y también de las entidades públicas que traban la inversión; y restaurar el principio de respeto a la autoridad democrática para acabar con el vandalismo y los sabotajes abiertos a las inversiones, entre otros.
Si la Alianza Popular hubiese empezado por promover en debate sobre sus coincidencias, es probable que hoy estaría en otra situación más cómoda en la campaña.
Por: Víctor Robles Sosa
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