Victor Robles Sosa

El 2% de Urresti

El 2% de Urresti
Victor Robles Sosa
23 de febrero del 2016

El nacionalismo paga factura política por inseguridad e incapacidad

El 2% de Daniel Urresti en las encuestas se explica principalmente por el fracaso del nacionalismo en la lucha contra la inseguridad ciudadana. En cinco años, este gobierno ha hecho poco por resolver un problema que sigue creciendo en vez de retroceder, tal como acabamos de comprobarlo con el asesinato de un empresario cambista a plena luz del día, en la Vía Expresa, por citar solo un ejemplo.

El presidente Ollanta Humala tiene la responsabilidad política del fracaso, pero sería injusto achacarle además la incompetencia de sus funcionarios de gobierno. Su peor error fue delegarle la tarea a sus aliados de izquierda, como Wilfredo Pedraza, el “súper-ministro del Interior”, con los resultados desastrosos que vemos hoy.

La izquierda tiene mucho que responderle al país sobre el rebrote de la delincuencia en el Perú registrado a partir del 2000, cuando cometió una serie de despropósitos legales con el pretexto de “adecuar al Perú” a “nuevos estándares internacionales de derechos humanos” que nadie sabe dónde existen y se cumplen.

Con ese pretexto eliminó el tipo penal de “terrorismo agravado”, que había permitido condenar a cadena perpetua a los miembros de las más feroces bandas de secuestradores y asaltantes de los 90’. También debe responder por haber cerrado durante años los penales de máxima seguridad de Challapalca y Yanamayo, con el mismo pretexto. Ambos han sido reabiertos, pero por decisión de la izquierda solo pueden recibir delincuentes comunes, NO terroristas.

Con la misma irresponsabilidad y cálculo político -para que su jefe sea elegido juez de la Corte Interamericana de DDHH-, esa misma izquierda promovió la eliminación de la ley contra el pandillaje juvenil pernicioso, que había erradicado las pandillas juveniles destructivas que vemos hoy en las barras bravas del fútbol, al fijar en 16 años la edad mínima de responsabilidad penal de los jóvenes.

Ahora que la crisis de la inseguridad se ha desbordado, esa izquierda dice que quiere restaurar lo que eliminó antes por interés político, pero no puede hacerlo porque tiene acuerdos políticos con sus amigos de las redes internacionales de ONG de DDHH. Su recurso más reciente es ofrecer recompensas por los cabecillas de bandas, pero ya sabemos que eso tampoco se concretará.

Recordemos que en el período 2006-2011 la delincuencia ya se había desbordado con la irrupción del sicariato, y que el 2011 la mayoría votó por Ollanta Humala creyendo que éste, siendo militar, aplicaría mano dura contra el crimen. Es decir, la mayoría votó por una percepción errada que tenía del candidato Humala, sin imaginarse que resultaría un improvisado carente de liderazgo y de carácter para enfrentarse a la delincuencia. Fue un grave error que no debemos repetir en las elecciones de este año.

Elegir improvisados le ha costado muy caro al país en estos cinco años que se terminan: más delincuencia, corrupción en las más altas esferas de gobierno y una virtual parálisis de la economía que amenaza con regresar a la pobreza a millones de peruanos. Y no es retórica decir que tanta incapacidad e improvisación nos ha costado en muchos casos la propia vida o la de alguno de nuestros seres queridos.


Por Víctor Robles Sosa

 
Victor Robles Sosa
23 de febrero del 2016

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