Giovanna Priale

Inclusión financiera: una aproximación social

Educación financiera para una adecuada movilidad social

Inclusión financiera: una aproximación social
Giovanna Priale
07 de mayo del 2020


Siguiendo las aproximaciones desarrolladas por Zelizer (2011), el dinero y el uso de los productos y servicios financieros son el resultado, además de los ingresos y de los conocimientos, de las costumbres de cada comunidad. En materia de costumbres, los descendientes de las primeras generaciones de las culturas andinas y altoandinas, que se ubicaron en las principales ciudades y dieron lugar a las nuevas clases mestizas, presentan fuertes aspiraciones de emergencia social, explicadas principalmente por “ideales de ascenso social (a través de) la acumulación de bienes materiales y (mediante) la inserción en el mercado”(Ludwig, H y Lamas, L.). 

El que logró salir adelante busca que sus hijos se eduquen. Y la educación es vista como un mecanismo de desarrollo y bienestar, porque esos sectores piensan que, de esa manera, sus hijos no repetirán el camino que ellos recorrieron. Las segundas y terceras generaciones de migrantes aspiran a que los hijos y nietos administren el negocio (Ludwig, H y Lamas, L. 2017, pp. 6-8). 

Este proceso se confirma con los resultados de la Encuesta Nacional de Demanda de Servicios Financieros y Nivel de Cultura Financiera en el Perú, que señalan –entre sus conclusiones– que “a medida que la población mejora su nivel de vida, el uso de los mecanismos de ahorro distintos a los servicios financieros (fuera del sistema financiero formal) va disminuyendo… y el principal motivo es… cubrir gastos inesperados”(SBS y SECO, 2016). 

No obstante, resulta importante medir el nivel de competencias financieras pues, en opinión de Lusardi, “la ausencia de competencia financiera está asociada con malas decisiones financieras personales, tales como una conducta inadecuada de ahorro, deudas personales excesivas, inversiones fantasiosas o impulsivas, ingenuidad en las transacciones y una incorrecta decisión sobre los fondos para retiro” (2014). 

Siguiendo a Lusardi, en la Encuesta de Cultura Financiera (Enfin) del 2011, tomada en el Perú, uno de los hallazgos importantes es “que un bajo nivel de cultura financiera ocasiona que las personas tomen malas decisiones financieras o que menos personas utilicen el sistema financiero” (SBS y Universidad del Pacífico, 2011).

Es por ello que resulta oportuno revisar los resultados de la prueba PISA financiera del 2015 sobre conocimientos financieros (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, 2015), en la que por primera vez participó el Perú y ocupó el penúltimo lugar, antes de Brasil y después de Chile. La información por nivel socioeconómico y zona de residencia de dicha prueba corrobora las conclusiones de los estudios de demanda de servicios financieros (SBS y Universidad del Pacífico, 2011, p.23). 

Con respecto al nivel socioeconómico, mientras los alumnos de colegios estatales que participaron en la evaluación obtuvieron 385 puntos (nivel 1, por debajo de la línea de base mínima); los de los colegios privados alcanzaron 454 puntos (por encima del nivel 2, indicativo de aprobatorio). 

Con relación al lugar de residencia, los resultaron mostraron que mientras los pobladores de las zonas rurales obtuvieron 307 puntos (nivel 1), los de las áreas urbanas alcanzaron 413 puntos (nivel 2). De esta forma, "se puede notar que los estudiantes con mayor nivel socioeconómico tienen mejor conocimiento sobre el sistema financiero (en comparación con) los jóvenes de estratos económicos bajos”. (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2015).

Invertir en educación financiera resulta fundamental para mejorar la capacidad de los individuos para usar el dinero que reciben, producto de sus remuneraciones y de las inversiones que realizan. Mientras mejor acceso tenga la población vulnerable a educación y a competencias financieras, más viable será una adecuada movilidad social y una inclusión financiera que le genere mejores condiciones de vida, de manera sostenible.

Giovanna Priale
07 de mayo del 2020

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