Aldo Llanos

Ideologías y cristianismo

Empezando una lectura crítica

Ideologías y cristianismo
Aldo Llanos
23 de septiembre del 2022


Vivimos tiempos interesantes, sin duda. Pero no lo digo a manera coloquial sino en el original sentido de la maldición china: "Ojalá te toque vivir tiempos interesantes", con la que los antiguos chinos asociaban los tiempos turbulentos con no tener paz, a diferencia de los tiempos felices asociados a la lentitud y la monotonía. Y en gran medida, los tiempos interesantes que vivimos se deben al rol de las ideologías hegemónicas polarizadoras. 

Atrás quedaron los tiempos de la Guerra Fría, cuando el choque entre dos ideologías (comunismo y democracia liberal), el más largo en la historia de la humanidad, nos invitaba a tomar posturas políticas en disyuntiva: o eres de derecha o de izquierda. Hoy no. Con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la desintegración de la URSS en 1991, muchos creyeron ver el triunfo conclusivo del liberalismo secularizador. Sin embargo, todo esto se pone en tela de juicio desde el 11 de septiembre del 2001, cuando hace su irrupción visible el fundamentalismo religioso yihadista que ya había dado su primer grito de vida en 1979 con la crisis de los rehenes en Irán. 

Además, el nacionalismo y los populismos avanzan como respuesta a un liberalismo enfermo de muerte, donde la primacía del individuo con responsabilidades, ha devenido en un individualismo al servicio del turbo-capitalismo al punto de pensar que “ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose” (Byung-Chul Han, 2018). Como vemos, las ideologías están más vivas que nunca catalizadas por un posmodernismo al servicio del liberalismo y poco crítico de este, haciendo posible la aparición de nuevas ideologías que se han agrupado bajo el rótulo del identitarismo (de clase, de género, de raza o de preferencias sexuales).

Entonces, ¿qué es una ideología según este contexto desde el cristianismo? Un sistema de ideas, las cuales, tienden a simplificar la realidad para intentar darle un sentido a esta conllevando la promesa de un futuro mejor en su implantación y hegemonía socio-cultural. Para el cristianismo desde el Antiguo Testamento, esta definición tiene un sinónimo: idolatría, porque en el fondo sostienen que la redención humana es posible, por la vía política y no por un Dios redentor, por lo que estas ideologías en el fondo no serían más que religiones travestidas.

Pero alguien espabilado, al leer esto, podría espetarme: ¿pero no sería también el cristianismo una ideología? No, porque los cristianos no seguimos a una idea ni a unos ideales. No somos racionalistas. Seguimos a una persona concreta, viva, que es Cristo, por lo que la esencia del cristianismo, no es un orden social ni una doctrina, sino un Dios que apuesta y da la vida por cada uno de nosotros, aunque a nosotros no nos interese. Este Dios, capaz de asumir y amar mis propias miserias, es el Camino, la Verdad y la Vida, y, a partir del encuentro con Él, transformamos la sociedad al ver el deseo de Dios en cada una de las personas que nos rodean, las cuales, dejan de ser camaradas, ciudadanos, militantes o partidarios, para pasar a ser reconocidos como mis hermanos, hijos de un mismo Padre. 

Aldo Llanos
23 de septiembre del 2022

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