Manuel Gago

Frente a la intromisión extranjera: ¡firmeza, Dina Boluarte!

Apoyar al Gobierno contra la violencia marxista

Frente a la intromisión extranjera: ¡firmeza, Dina Boluarte!
Manuel Gago
18 de enero del 2023


El maoísmo hace lo que mejor sabe hacer: generar muerte y destrucción. Frente a la actual ola de violencia y reacción tardía del Gobierno, hemos vuelto a la desprotección ciudadana de los años ochenta y principios de los noventa. 

Dina Boluarte no es previsora, no se adelanta a los hechos, no se pone en la mente de los destructores ideologizados, otrora compañeros de campaña electoral que la llevaron a la vicepresidencia de la República. No obstante, esperamos que finalmente lo haga. Con el paso de los días y adversidades, Boluarte tendrá que exhibir talla de estadista para sacar al Perú del atolladero. Por el momento, tendrá que mantenerse firme, sin dejarse amedrentar por el griterío y las muertes ocurridas desde que Castillo intentó romper el orden constitucional.

En este contexto de nueva arremetida maoista, la presidenta tendrá que ofrecerle al país fortaleza humana e inquebrantables decisiones, duras pero necesarias. Por las medias tintas y tibiezas estamos como estamos. Demasiada permisividad ha originado desorden y desentendimiento de las leyes. La sucesión presidencial –amparada en la Constitución– tendrá que ser respetada y protegida. El capricho de minúsculos grupos adoctrinados no puede imponerse sobre la mayoría. Pero sobre todo, en estas circunstancias tan difíciles, similares a las vividas en los ochenta y noventa, las muertes, como resultado de la violencia comunista, deben ser investigadas a profundidad. El discurso maoísta no es otro: culpar a la Policía, Fuerzas Armadas y, por supuesto, al jefe supremo de la defensa nacional. 

Existen videos mostrando a sujetos no identificados que aparecen y desaparecen disparando a vándalos ubicados en su mismo lado. No es necesario ser experto para entender que existe una línea conductora detrás de los ataques. La protesta espontánea no existe. Siempre hay personas dedicadas a articular, movilizar y arengar a sus “bases”; en este caso, lumpen y escoria de la sociedad, capaces de atacar ambulancias. Si esto no se entiende con meridiana claridad, se cometerían los errores de antes: no identificar al enemigo principal, la dimensión de sus planes y capacidad de ejecutarlos. 

En los últimos 20 años ha surgido en las zonas mineras y agroexportadoras una nueva clase media rural, y no obstante el discurso marxista presente en colegios, universidades y medios de comunicación. La avanzada cultural alcanzó la gloria con Susana Villarán, desde la Municipalidad de Lima. Una aparente felicidad, promovida por expertos del marketing consumista, hacía caja en una sociedad embriagada de festejos. Desde el principio las redes sociales contribuyeron a moldear al ciudadano del bicentenario: una herramienta útil y perfecta para diseminar pensamientos contrarios al capital, inversión privada y mercado libre. 

Fue un gran descuido de las dirigencias nacionales. No leyeron o entendieron a los maestros de la administración moderna. Dicen que los empresarios deben responder a los impactos de la sociedad y que los capitales no se multiplican en sociedades enfermas. La reducción de la pobreza –del 60% al 20% de la población– no sirvió para moldear un Perú con ese futuro diferente tan deseado. Una media de 60% de la población que creía ser de clase media, tampoco surtió efecto. Se alejaban esos paradigmas que hicieron de Singapur, Malasia y Vietnam –otrora países de pescadores y agricultores más pobres que los peruanos– sociedades industrializadas, con tecnología propia y niveles educativos ejemplares. Hasta en “las mejores familias” el verbo socialista se repite edulcorado, fino, con copa de vino y carnes a la parrilla. Se ha extendido esa empatía impostada. Y así, horrorizados por las muertes ocurridas, no se atreven a señalar con valentía las verdaderas causas de la tragedia.

Castillo es solo uno de los pretextos de la convulsión. Ante este intento de dominar el Perú y de partir la unidad nacional, Dina Boluarte tendrá que mantenerse firme. No está sola, curiosamente la acompañan quienes no votaron por ella. Cosas del destino, de la política y de amor al país por encima de cualquier tendencia política e interés de grupo.

Manuel Gago
18 de enero del 2023

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