Neptalí Carpio

Estrategias de miedo en la campaña

Unos anuncian mano dura, otros atizan el odio anti empresarial

Estrategias de miedo en la campaña
Neptalí Carpio
28 de enero del 2021


En nuestra tradición de buscar siempre culpables externos y no asumir nuestras propias responsabilidades, una parte de la sociedad se divide, por interés subjetivo o por un primario raciocinio, entre dos juicios, sobre los cuales algunos sectores políticos intentan construir estrategias del miedo para polarizar al electorado.

Algunos adoptan un enfoque estadocéntrico, achacando toda la responsabilidad del crecimiento de la pandemia al Estado ineficiente o a los errores del Gobierno. Otros asumen una visión sociocéntrica, descargando las causas en un sector de irresponsables de la sociedad, aquellos que no respetan las reglas de distanciamiento social, o en el peso de la informalidad sobre la dinámica cotidiana de la sociedad. 

Para el psicoanálisis, la intensificación de estos enfoques se multiplica por varios factores que están en la base de los efectos psicológicos de la pandemia. La pérdida de contacto con la realidad, el confinamiento y el odio a los límites, las modificaciones del espacio tiempo individual, la sobrecarga de ansiedades o la falta de explicación a un fenómeno tan complejo como la pandemia. Se produce así una disrupción en la capacidad de análisis de los ciudadanos y de las propias élites. La tendencia a las interpretaciones o comportamientos extremos es transversal a toda la sociedad. 

Eso explica por qué en un extremo u otro se generan comportamientos fóbicos o se promueven incluso espacios mediáticos que intentan fomentar los bajos instintos o los prejuicios primarios de un sector de la población. El estadocentrismo, en su versión más extrema cree, por ejemplo, que el Estado está de rodillas frente al interés de los grupos de poder que han inventado el Covid-19 para enriquecerse, disminuir la población mundial o asegurar el negocio de las vacunas o medicamentos. Son los que hacen abierta campaña contra las vacunas o se disfrazan de un inusitado discurso anti empresarial, más radical y recalcitrante, incluso, que la extrema izquierda.

Por otro lado, el socio centrismo llega a creer, o nos quiere hacer creer, que será inevitable el exterminio de aquel sector irresponsable de la sociedad que no acata las normas legales del Gobierno o no guarda el debido distanciamiento social. Llegan a creer que la informalidad es algo así como una maldición, casi genética en un sector de la sociedad. Curiosamente, ambos sectores pueden coincidir ahora en que las medidas del Gobierno del presidente Sagasti son absurdas, y han llegado a convocar marchas de protesta, con una evidente orfandad de convocatoria. 

La verdad de las cosas es que existe un binomio causal de la alta letalidad del Covid-19 en la sociedad peruana. Tan cierto es que el Estado ha mostrado ineficiencia o precariedad en los sistemas de salud, añadidas a los errores del Gobierno del ex presidente Vizcarra, como que también es cierto que hay un sector de la sociedad en el que existe un alto comportamiento irresponsable, que propaga el virus. En realidad, se trata de un binomio causal letal, generador de una alta mortalidad en el Perú, especialmente entre los sectores más vulnerables.

Dicho sea de paso, no es solo un fenómeno peruano, sino internacional. Ya hemos visto cómo en países desarrollados sus propios sistemas hospitalarios también colapsan, y hay sectores de la población que no acatan las medidas de distanciamiento social y se oponen a la vacuna, llegando incluso a la convocatoria de masivas protestas contra la cuarentena o el uso de las mascarillas o la vacunas. Una situación que en el Perú aún no ha llegado a ocurrir. En medio de todo ello, las redes sociales funcionan como un gran ecosistema de mensajes tóxicos. 

Afortunadamente, en medio de ambos extremos hay un sector mayoritario que ha llegado a procesar la coexistencia de ambas causas, tal como se expresa en diversas encuestas de opinión. Y es que en todo el proceso pandémico de la primera ola, que medió entre el mes de marzo y agosto del 2020, la gran mayoría de la población respaldaba las medidas de emergencia, pero no por ello ocultó sus críticas al Gobierno, por los errores cometidos. La gran mayoría respaldó la cuarentena, pero fue también implacable en señalar la lentitud o falta de oportunidad de varias acciones. Por esta razón, el discurso catastrofista de ambos extremos analizados nunca llegó a calar en la mayoría de la ciudadanía. 

Ahora, más cerca de las elecciones, diversos actores políticos buscan construir un relato socio político con la intención de posicionarse en el electorado a partir de los efectos de la actual pandemia. Ambos extremos recurren al miedo como estrategia, ahí donde resulta oportuna la aplicación de estrategias basadas en el neuromarketing. Unos anuncian mano dura, otros atizan el discurso anti empresarial. Los de una orilla construyen comportamientos melodramáticos, utilizando el llanto y Dios; mientras los de la otra radicalizan su mensaje por una nueva constitución, como si la norma legal fundamental fuera la causa de todos los males, habidos y por haber. Los resultados del resultado electoral del 11 abril serán también el punto de desembocadura del éxito o fracaso de estos diversos relatos, por ahora en proceso de construcción.

Basándonos en la realidad y los resultados, podemos decir,que las elecciones en Bolivia, EE.UU. y Portugal han mostrado el fracaso de estos intentos de la derecha conservadora para construir un relato en base al miedo, el nacionalismo, el fantasma del comunismo, la utilización de la Biblia y otros factores que intentaron llegar a los reflejos primarios del elector; como aquel que pretendía que la culpa de la pandemia sea de China u otras maldiciones. En estos tres países, con distintas características, la sociedad ha rechazado opciones de extrema derecha; aunque no debe ocultarse el avance de sectores altamente conservadores, como ha ocurrido en Portugal. Y la alta popularidad de Donald Trump en EE.UU., a pesar de su derrota. 

Las próximas elecciones del 11 de abril serán otra oportunidad para ver cuánto de avance tienen las propuestas extremistas. O si la sociedad vuelve a ratificar un comportamiento mayoritariamente moderado.

Neptalí Carpio
28 de enero del 2021

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