Aldo Llanos

¿Es Imane Khelif un hombre o una mujer? Una mirada cristiana

Cuando la ciencia y la prudencia van (como debe ser) de la mano

¿Es Imane Khelif un hombre o una mujer? Una mirada cristiana
Aldo Llanos
08 de agosto del 2024


Las redes sociales no habían dejado de arder desde la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas París 2024 (a raíz de la evocativa representación
drag queen de “La última cena”), cuando la pelea de boxeo femenino peso welter entre la italiana Ángela Carini y la argelina Imane Khelif, puso a esta última en el centro de una nueva controversia. La pelea, que fue resuelta a favor de Khelif en tan solo 46 segundos por el retiro de Carini, generó una acusación que se volvió viral: Imane no era mujer, era varón.

Uno de los problemas más comunes al viralizar acusaciones polémicas consiste en que muchas veces se vuelven tendencia afirmaciones que terminológicamente no son precisas y que, por lo tanto, no ayudan a esclarecer el asunto. Y eso fue lo que sucedió. Distintas personalidades conocidas por su cruzada personal en favor de la llamada “batalla cultural”, habían señalado a Khelif como un “transexual”.

No obstante, el término “transexual” es ambiguo y no aporta mucho en la construcción de una respuesta suficiente a la pregunta del título. Por ejemplo, para el diccionario de la RAE, un transexual es una persona que se siente del sexo contrario, adoptando sus atuendos y comportamientos, así como también una persona que, mediante tratamiento hormonal e intervención quirúrgica, adquiere caracteres sexuales del sexo opuesto.

Asimismo, desde un enfoque científico, para el reputado Manual MSD un transexual es una persona con identidad de género o expresiones de género que difieren de las que normalmente se asocian al sexo que se les asignó al nacer. Aunque esta definición es más precisa que la anterior, tampoco ayuda a construir una respuesta suficiente debido a que Khelif sería una persona intersexual.

1. ¿A quiénes se les define como intersexuales?

Una persona intersexual es aquella en la cual la presencia de los cromosomas XX y XY en el par 23, no se corresponde con su expresión fenotípica (sus genitales y apariencia corporal femenina y masculina respectivamente). En la actualidad, los casos de intersexualidad ya han sido ampliamente descritos por la bibliografía científica, como los conocidos síndromes de Klinefelter (XXY), de Turner (X), o de la hiperplasia suprarrenal congénita (HSC), aunque la explicación sobre las causas de tal realidad aún esté muy lejos de estar concluida.

Sin embargo, hay algo que no está claro de entrada: ¿cuál es el diagnóstico exacto de Khelif? Hasta el momento, no hay nada contrastado. Por un lado, sólo tenemos las declaraciones del portavoz del Comité Olímpico Internacional (COI), el británico Mark Adams, así como los comunicados emitidos por el Comité Olímpico de Argelia, en donde se afirma que Khelif es mujer; y, por el otro, las declaraciones del presidente de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), el ruso Umar Kremlev, del expresidente de su comité médico, el obstetra griego Ioannis Filippatos, y del secretario, el inglés Chris Roberts, para quienes Khelif no lo es.

2. ¿Y cómo determinaron en el COI y en el comité olímpico argelino que Khelif es una mujer?

Mediante los llamados “criterios de elegibilidad”. Estos criterios, son una ponderación de aspectos biológicos y legales, en base a los cuales se toma una decisión. Si el COI y el IBA son discordantes al respecto, es porque le han estado dado distintos pesos a dichos criterios.

Por ejemplo, para los del IBA, los criterios biológicos tienen un mayor peso que los legales, razón por la cual descalificaron a Khelif y a la taiwanesa Lin Yu-ting del campeonato mundial de boxeo del año pasado, aun teniendo ambas pasaportes donde se les registra como mujeres. Según ellos, a ambas se les detectaron cromosomas de varón (XY) y elevados niveles de hormonas masculinas (andrógenos) en sus análisis de sangre. No obstante, hasta el momento no han publicado los informes de los exámenes realizados, argumentando que los comités olímpicos de Argelia y Taiwán así lo habían solicitado, además de tratarse de información confidencial.

Por otro lado, para los del COI, los criterios legales tienen un mayor peso que los biológicos, dado que, sería más relevante la documentación expedida por el país de origen (como lo constituyen la partida de nacimiento y el pasaporte), dejando a la autonomía de los comités olímpicos nacionales, la determinación del tipo de pruebas biológicas destinadas para la elegibilidad.

3. El contexto de confrontación

Pero hay más, los del COI afirman que las pruebas biológicas efectuadas por el IBA a Khelif y Yu-ting, fueron “tan defectuosos, que es imposible tomarlos en cuenta”, en palabras del portavoz Mark Adams. Sin embargo, al igual que los del IBA, los del COI también se han negado a mostrar sus informes a partir de las pruebas reportadas por los del IBA, bajo el argumento del respeto a la confidencialidad.

Pero hay un hecho que está pasando desapercibido y que puede dar luces al respecto: la guerra en la que se han enfrascado el COI y el IBA desde el 2019, año en el que el COI le retiró provisionalmente el reconocimiento a la IBA, cosa que terminó de sancionarse el año pasado.

Si la IBA ya estaba cuestionada por su falta de transparencia económica desde que era presidida por el taiwanés Ching-Kuo Wu, hasta el 2020, con la llegada a la presidencia ese año del ruso Umar Kremlev la cosa no varió y hasta aumentaron las críticas por dudosas decisiones arbitrales y por el establecimiento de una mayor dependencia financiera de la empresa Gazprom, la cual es controlada por el estado ruso.

En ese sentido, tampoco es descabellado pensar que la confrontación entre ambas instituciones tiene un tenor más político que deportivo, dado que, a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, los rusos están impedidos de participar en las Olimpiadas como país, como parte de las sanciones internacionales impuestas. No obstante, es llamativo notar que la retirada del reconocimiento del COI al IBA fue efectuada por votación, en la cual, hubo 69 votos a favor, uno en contra y diez abstenciones.

Tan adversa se ha puesto la situación para la actual dirigencia del IBA, al punto que el COI está haciendo un llamado para generar un nuevo IBA. De momento, ya existe una organización paralela con sede en Ginebra (Suiza), la World Boxing, que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos.

Mientras tanto, ya pueden leerse entre líneas las acusaciones implícitas en el fuego cruzado: el COI acusando al IBA de haberse convertido en un aparato de propaganda rusa en respuesta a su sanción deportiva; y el IBA, acusando al COI de convertirse en una institución al servicio del nuevo orden mundial.

4. ¿Y Khelif es una mujer o no?

Ante la falta de evidencia por las razones expuestas, sólo nos queda hacer inferencias a partir de lo esgrimido por las partes, a la luz de los estudios científicos y de una antropología filosófica de enfoque realista.

Si asumimos que el IBA ha comprobado que, cromosómicamente Khelif es XY, podríamos estar hablando de que se trataría de él y no de ella. Sin embargo, también podría tratarse de un caso de disgenesia gonadal completa 46,XY, también llamado Síndrome de Swyer.

Independientemente de que en la mayoría de la literatura especializada sobre el tema se catalogue a este síndrome como anomalía, alteración, trastorno o hasta como enfermedad, (debido al mayor riesgo que tienen sus portadores de desarrollar tumores abdominales (Orphanet), la disgenesia gonadal completa (DGC), se caracteriza por la presencia de genitales externos e internos aparentemente femeninos en personas con cromosomas XY. Esto quiere decir que sus portadores tienen los cromosomas de un varón, pero desarrollan una vagina, un útero y trompas de Falopio rudimentarios, debido a fallos en el desarrollo testicular.

A la luz de los hechos, esto pareciera ser lo más creíble al ver las fotos de la infancia de Khelif que medios argelinos están circulando por internet.

En efecto. En estas, se puede ver cómo desde temprana edad, sus padres la vestían como una niña en consonancia con el nombre femenino dado. Esto es creíble porque muy difícilmente en un país como Argelia y con la precaria situación económica de su familia, pudieron haber detectado esta anomalía genética de modo prenatal o a temprana edad, dado que el Síndrome de Swyer recién se hace patente a simple vista, a partir de la pubertad.

En ese sentido, es muy comprensible que, tanto los médicos que atendieron el embarazo y parto de Khelif como su familia, hayan determinado desde un primer momento que era una mujer al observar genitales femeninos y no masculinos.

5. Pero, ¿cómo podemos determinar su sexo después de haber detectado el Síndrome de Swyer?

Aquí la cuestión es parte de un amplio (e interesantísimo) debate en torno al establecimiento del sexo en los seres humanos.

Por mucho tiempo se ha establecido la idea de que el sexo humano es binario, al tratarse sólo de dos posibilidades sexuadas: varón y mujer. Esta idea, presente en nuestra cultura desde tiempos muy remotos (sólo recordemos el libro del Génesis y los principales mitos sobre el origen de la humanidad), se funda desde las primeras observaciones de nuestra biología reproductiva, asentándose con el tiempo, con el desarrollo de la biología celular y la genética al descubrir el par cromosómico 23: XY para los varones y XX para las mujeres.

El cromosoma Y, mucho más pequeño que el X al punto de poseer sólo 78 genes en comparación con los aproximadamente dos mil genes del cromosoma X, tiene un gen muy específico llamado sry (acróstico en inglés para Sex determining Region Y que en castellano significa “Región de Y que determina el sexo”) Este gen, se encarga de activar otros genes implicados en el desarrollo de los testículos desde el periodo embrionario, los cuales, a su vez, se encargarán de producir hormonas (los andrógenos, como la testosterona y sus derivados) que llevarán a cabo la diferenciación sexual “visible” que distingue a varones de mujeres (el fenotipo).

Cuando hay fallos o ausencia del gen sry, se activan otros genes que se encargan de desarrollar ovarios que, a su vez, producirán hormonas propias de las mujeres (los estrógenos), llevando a cabo la feminización del fenotipo. Pero, una vez ocurrido esto, surgen una serie de interrogantes tales como: ¿qué determina entonces el sexo?, ¿el genotipo (XX y XY) o el fenotipo (presencia de genitales masculinos como unos testículos y un pene o femeninos como unos ovarios, un útero y una vagina)?

Si la respuesta es el genotipo, ¿en qué sexo se encuentran los que poseen anomalías genéticas? Y si la respuesta es el fenotipo, ¿en qué sexo se encuentran los que poseen Disgenesia gonadal completa 46,XY y Disgenesia ovárica hipergonadotrópica 46,XX si en ambos casos se poseen genitales que no se corresponden al genotipo?

Esto ha llevado a plantear dos perspectivas de interpretación de los hechos.

6. Las perspectivas de interpretación.

La primera, es la que señala que el sexo es binario y que las anomalías no tienen porque ser catalogadas como un sexo distinto. En ese sentido, los intersexuales serían excepciones que confirman la regla binaria, al ser en su gran mayoría infértiles. Claro, siendo la reproducción la única o la principal finalidad del sexo, al menos desde un enfoque puramente biológico.

Aunque a la fecha la literatura científica empieza a arrojar nueva evidencia que señala el rol de otros genes dentro y fuera de los cromosomas del par 23, e incluso de la influencia del medio ambiente sobre el desarrollo sexual (la epigenética), eso no contradice el hecho de que la inmensa mayoría de seres humanos encuentran una correlación entre el genotipo sexual y el desarrollo fenotípico sexuado por lo que sería un error argumentar que, por el descubrimiento de nuevos roles genéticos e influencias ambientales, ya debería descartarse de plano el entendimiento binario del sexo. Podríamos afirmar que, los nuevos roles y las influencias ambientales descubiertas, siguen operando para la mayoría de personas del mismo modo.

Esto da pie a la segunda perspectiva. Esta, en líneas generales, se decanta en dos variantes. La primera, sostiene la idea de que los intersexuales se constituirían en una especie de “tercer sexo” al no poder determinarse si propiamente son varones o mujeres; y, la segunda, sostiene la idea de que el sexo es indeterminable desde la sola biología. Ambas variantes parten de la idea de que los cromosomas del par 23 no serían los únicos (ni los más relevantes) en dirigir el desarrollo sexual de los seres humanos, dada la creciente evidencia de que también intervienen, en distinta medida, otros genes como hormonas e influencia ambiental.

Ambas variantes pueden resumirse en las siguientes proposiciones:

  1. El desarrollo sexual no está dirigido exclusivamente por los cromosomas del par 23 como lo está demostrando la evidencia científica. (Lo cual es verdadero)
  2. Por lo tanto, no se puede establecer el sexo a partir de los cromosomas del par 23.
  3. Dado esto, una persona con cromosomas XX en el par 23 pueden ser mujeres o pueden ser varones, así como una persona con cromosomas XY en el par 23, pueden ser varones o mujeres.

Pero llegando a esta instancia debemos volver a preguntar: ¿entonces qué lo determina?

Las respuestas, aunque suelen ser muy variadas, en esencia confluyen en lo siguiente: en la autopercepción, dado que es muy difícil determinarlo biológicamente, por la complejidad citogenética y bioquímica del asunto.

No obstante, dicha respuesta no toma en cuenta un hecho de gran relieve, aun asumiendo toda la complejidad que arroja la evidencia: en la gran mayoría de seres humanos, se constata una correlación entre el rol director del gen sry y de los genes presentes en los cromosomas del par 23, con el desarrollo sexual.

En dicha mayoría, las personas que tienen cromosomas XY, desarrollan genitales y un cuerpo con características masculinas y las personas que tienen cromosomas XX desarrollan genitales y un cuerpo con características femeninas. A partir de este hecho, podemos afirmar que un buen punto de partida sería determinar el sexo a partir de los cromosomas del par 23 sin temor al error, al menos, hasta que se determine con suficiente evidencia lo contrario. En esa línea, autores como el biólogo evolutivo norteamericano Jerry A. Coyne o el filósofo de la mente australiano Alex Byrne, construyen sus argumentos.

7. ¿Y dónde queda Imane Khelif?

Consideremos responder esto como lo más importante. Para las personas intersexuales, la vida no es fácil, y más aún, si Imane es alguien que ha crecido en un país musulmán donde el entendimiento binario del sexo está fuertemente arraigado por cuestiones religiosas con acentos fundamentalistas.

A la luz del cristianismo, Imane Khelif es una persona amada y querida desde toda la eternidad por el mismo Dios al punto que Jesucristo ha derramado su sangre para su salvación. Por lo tanto, desde una mirada cristiana, Imane posee una dignidad “infinita”, no en virtud de su autodeterminación sino, en virtud de su ser creado que nos debe mover a compadecernos con sus sufrimientos.

En efecto. Está bien documentado el sufrimiento que padecen a nivel psicológico las personas intersexuales, al descubrir que en ellos hay discordancias de índole biológica. La aceptación del cuerpo como parte de la aceptación de su género, a diferencia de la mayoría de nosotros, es casi siempre doloroso para los intersexuales. Incluso hay suficiente evidencia que desaconseja la asignación sexual quirúrgica ya que, a menudo, eso ha conllevado a la aparición de graves problemas psicológicos en el largo plazo. Está claro que su situación es difícil.

Por ello, lo fundamental es tratarlos con muchísimo respeto y cariño, como lo haríamos con cualquiera, porque ese es el mandato del amor cristiano. En ese sentido, debemos deplorar el uso superficial de la noticia, para utilizarlo como arma arrojadiza tal y como lo están haciendo algunos progresistas y conservadores para quienes pareciera importarles más su batalla ideológica que las personas intersexuales en sí. 

Y aunque no tenga todas las respuestas a todas las preguntas que pueden formularse a raíz de este caso y que no he podido abordar en este artículo por las limitaciones de la extensión y de mis capacidades, vale la pena traer a colación una frase que nos dejó San Josemaría Escrivá:

“Resulta muy fácil, muy a la moda, afirmar con la boca que se ama a todas las criaturas, creyentes y no creyentes. Pero si el que habla así maltrata a los hermanos en la fe, dudo de que en su conducta exista algo distinto de una palabrería hipócrita. En cambio, cuando amamos en el Corazón de Cristo a los que somos hijos de un mismo Padre, estamos asociados en una misma fe y somos herederos de una misma esperanza, nuestra alma se engrandece y arde con el afán de que todos se acerquen a Nuestro Señor”

Amigos de Dios

 

Artículo dedicado al padre Jesús Alfaro Peñafiel, sacerdote del Opus Dei, quien acaba de cumplir el 4 de agosto pasado, 50 años de vida sacerdotal. Gracias don Jesús por empujarme a buscar siempre la verdad con pasión y caridad.

Aldo Llanos
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