Darío Enríquez

En medio de los azares de la aritmética electoral

Pasividad, irreflexión y odio que nos lleva al suicidio social

En medio de los azares de la aritmética electoral
Darío Enríquez
27 de abril del 2021


Nos encontramos frente a una dramática encrucijada. Desde la pasividad, la irreflexión y el odio, durante dos décadas se han permitido infamias y mentiras de todo calibre y en todas las direcciones. No se trata solo de este momento puntual, sino de un complejo proceso que tiene una historia corta de dos décadas y una larga de dos siglos de república fallida, en que las élites económicas y culturales han jugado un papel tan central como nefasto.

A alguien que ha vivido y también participado en uno y otro lado de esta dinámica sociopolítica autodestructiva es quien, por azares de la aritmética electoral y no de la voluntad popular, le toca enfrentar el desafío del estatismo salvaje, cerca de ser instaurado por la izquierda radical: "China corrupta", "Electrocutaste y abandonaste a tu madre", "Narcotraficante investigada por la DEA", "Señora K", y un largo etcétera de insultos y falsedades han dado forma a una lapidación mediática sin precedentes.

¿Se han preguntado por qué la Fiscalía especializada en el caso Lava Jato dedica 90% de su tiempo y esfuerzo para investigar a quien nunca fue gobierno? ¿Por qué no lo cuestionaron siendo algo tan evidente? Los poderes fácticos como cabecillas de tanta manipulación política y mediática tienen mucho que responder por sus felonías. Como aprendices de brujo, han desatado fuerzas frente a las que han perdido todo control, y están a punto de ser devorados por ellas.

Pasividad, irreflexión y odio. Mientras tanto, los perpetradores y sus medios controlados robaban US$ 80,000 millones al Perú. Los países sufren "sociopatías" y a veces se suicidan. Tenemos el desafío de vencer al estatismo salvaje y la izquierda radical. No solo se trata de hacerlo, sino de reconocer cómo así permitimos llegar a este momento tan crítico.

Ahora muchos hasta exigen a Keiko Fujimori "lo que debe hacer". ¡Ya pues! Muy poco tiempo para revertir 20 años de estercolero mediático. Es cierto que hay una larguísima lista de errores y despropósitos perpetrados por ella y su grupo político. ¿Pero qué hacemos con las infamias, las mentiras y las medias verdades proferidas y difundidas por los medios masivos en contra de ella? Entre muchas otras, tenemos la falsa historia del teléfono con el que Vladimiro supuestamente se comunicaba con Keiko; el falso informante asegurando que la DEA le investigaba por narcotráfico; truculentas historias que retorcían hechos sobre la separación de sus padres: "Dejó que la electrocutaran y abandonó a su madre", aseguran muchos sin inmutarse. Un largo e infame etcétera se agrega a estos penosos hechos.

No solo Keiko, sino muchos otros han sido víctimas. Lo peor de todo es que como sociedad lo permitimos y hasta lo aplaudimos. "Te destruyo", esa frase cruda que Guzmán lanzó como amenaza contra el periodista Beto Ortiz, es muy reveladora de cómo hay quienes se sienten con poder suficiente (ilegítimo y gangsteril) para destruir a opositores políticos ¿Quién explica que se trató de un vasto y sostenido proceso de demolición de honras? ¿Quién se atreve a develar la verdad de las mentiras en la política peruana de los últimos decenios?

Pasividad, irreflexión y odio. Seguramente Keiko Fujimori tiene muchos hechos políticos, civiles y hasta penales por los cuales rendir explicaciones. La demolición fue inmisericorde y a la vez celebrada por muchos en nombre del "todo vale" que da un perfil primitivo a nuestra cultura política. Paradójicamente, buena parte de esos muchos exigen que ella haga un mea-culpa. Entiendo que ya lo ha hecho por ciertas acciones y decisiones, en especial para la pésima gestión política 2016-2019 en el Parlamento. Tal vez no incluya todo, pero, ¿cómo hacer mea-culpa por infamias y mentiras mediáticas montadas por sus enemigos? Tienen la palabra más bien quienes diseñaron tales montajes, cuyas pruebas se ofrecieron y nunca se presentaron.

Haga usted, amigo lector, su propio mea-culpa: ¿Pasividad, irreflexión u odio? ¿Algo de cada uno? ¿Todo junto y revuelto? ¿Nada de nada? Haga una cita con su conciencia. Yo ya hice la mía.

Darío Enríquez
27 de abril del 2021

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